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15 de noviembre de 2012

Curso

ARTE HISPANOAMERICANO EN NAVARRA

Un arte "de valor" y singularidad: la platería hispanoamericana

Dña. Cristina Esteras.
Universidad Complutense

Bajo este título deseamos resaltar la importancia de la platería hispanoamericana y mostrar a través de una selección de ejemplos que es un arte de gran “valor” no solo por los materiales que se utilizan en su ejecución (el oro y la plata, además de las piedras preciosas, y en especial las esmeraldas colombianas), sino por la alta cualificación que encierra su trabajo; en este sentido, la custodia bogotana conocida como “La Lechuga” puede servirnos de paradigma, al igual que la del convento de Santa Teresa de Arequipa o la del convento de San Francisco de Quito. 

Este arte de la platería resulta en sí mismo cargado de singularidades, ya que es diferente (y por tanto original) respecto de la producción hispánica peninsular, por introducir en las piezas nuevas técnicas y significados de enorme carga simbólica (como se hizo en el siglo XVI con la plumaria de los amantecas en México y de la que el cáliz del Condado de los Ángeles resulta un buen ejemplo); así como incluir nuevos repertorios ornamentales de la flora y fauna autóctona (las llamas, las vizcachas, las tarucas u otros animales del altiplano del Perú, muchos de éstos reunidos en la espléndida fuente potosina de la iglesia evangelista de Sigen, Westfalia). Además, resulta original por aportar nuevas tipologías en el XVIII: como los mates con sus bombillas, las “hierbateras” y “coqueras”, las “pavas-hornillo” (calentadores de agua) o los pebeteros con formas animalísticas que se dieron en la zona del altiplano del Perú; con todas éstas y otras obras del ámbito civil y religioso se buscaba el satisfacer las demandas de una sociedad diversa y plural que estaba sujeta a las variables regionales marcadas por la costa, el altiplano o la selva. 

Tanto en el caso de México como en la Sierra del Perú se dio en siglo XVI una forma especial de lenguaje formado por signos y símbolos prehispánicos que encerraban mensajes asimilables a los dos grupos (españoles e indígenas), los que se hacían necesarios cuanto más complejo y hermético era el mensaje, ejemplificado de forma magistral en la cruz de altar de la catedral de Palencia; y para la sierra peruana el empleo de los “tocapus” en los vasos ceremoniales incas (aquillas) del periodo pre-colonial y virreinal; estos signos son grafemas de escritura inca en forma de diseños geométricos abstractos con función mnemotécnica, para a través de estos dibujos ayudar a mantener viva la memoria histórica.

La platería del período virreinal nació prácticamente en paralelo a la fundación de la ciudades, así que como las más importantes datan de los años centrales del sigo XVI es en estos años cuando queda fijado el inicio de la historia de este arte, para encontrar su ocaso a raíz de la Independencia. En América hubo muchos centros artísticos repartidos por su amplio territorio, pero sin duda los más notables e importantes se dieron en aquellos lugares de mayor poder (en las capitales de los dos Virreinatos más importantes: en México y en Lima) y también en torno a las circunscripciones mineras. 
 

Sahumador de colección particular

Sahumador de colección particular 
Fue labrada en época ya republicana (siglo XIX) como indica el escudo de Perú que lleva sobrepuesto 
La pieza imita a la perfeccion la forma de un armadillo

Fuente conservada en la iglesia evangélica de Sigen (Westfalia)

Fuente conservada en la iglesia evangélica de Sigen (Westfalia) y donada por el Príncipe Mauricio de Nassau en 1658 
Fue realizada en Potosí hacia 1586

Cáliz del Museo del Condado de Los Ángeles (California)

Cáliz del Museo del Condado de Los Ángeles (California), mexicano de hacia 1575