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26 de octubre de 2011

Conferencia

Un recorrido por la escultura mariana medieval: las Vírgenes del Museo Diocesano de Pamplona

Dª Clara Fernández-Ladreda Aguadé.
Universidad de Navarra

Como el título indica, se trata de hacer un recorrido por la imaginería medieval mariana de la Catedral y Museo Diocesano, aprovechando para dar una breve caracterización de la estatuaria medieval mariana en general.

La titular catedralicia, Santa María la Real, quizás la más antigua talla de la Virgen en Navarra, nos interesa por varias razones. En primer lugar, porque constituye un ejemplo claro de un procedimiento creativo muy frecuente -aunque no exclusivo- del Viejo Reino: el uso de esculturas pertenecientes a instituciones relevantes o que gozaban de gran devoción como prototipos para las del territorio vecino; concretamente servirá de modelo para las de Echalaz, Berriozar y Aldaba. En segundo lugar, por los materiales empleados en su realización, concretamente la cubierta metálica de plata, que de nuevo supone no un caso único –tenemos otros en Irache, Ujue, Estella, Sangüesa y Roncesvalles-, pero si una excepción. Finalmente, por la multiplicidad de sus funciones: imagen de culto, receptáculo de reliquias, virgen procesional y juradera. 

Las tallas de Yarnoz, Eristain, Celigüeta, Cataláin y Uli Alto nos permiten analizar los rasgos típicos de la imaginería románica: posturas frontales y rígidas, y vestiduras ceñidas al cuerpo con pliegues antinaturalistas. Las tres primeras constituyen otras tantas versiones del más genuino tipo de Virgen románica, la Sedes Sapientiae, caracterizada por su total deshumanización, pues María está tratada como un trono –sede- y Jesús como la Segunda Persona de la Santísima Trinidad –Sabiduría-, que se refleja en su nombre. Las de Catalain y Uli Alto ejemplifican la segunda tipología de la estatuaria románica, definida por una mayor humanización, patente en el hecho de que María esta tratada como un ser humano, pues sujeta al Niño o lo protege de alguna manera. En el caso de la de Catalain hay que reseñar el empleo del pellote, que nos permite datarla en el XIII, aunque conserve las características formales del románico.

En todas ellas podemos apreciar tanto el empleo del material más usado en el románico y muy frecuente también en el gótico, la madera policromada, como las técnicas de trabajo. El cuerpo de la Virgen –incluida la cabeza- se labra en un tronco, cuyo núcleo se elimina para evitar el agrietado y aligerar el peso, pero con frecuencia esto se disimula colocando una tapa en el dorso. Los elementos restantes -manos de María, figura de Jesús y atributos de ambos- se hacen en piezas independientes, que se unen al cuerpo de la Virgen mediante espigas; de ahí que en ocasiones hayan se hayan perdido –Niño de Uli Alto-. Para realizar la policromía primero se aplica una tela encolada sobre la madera, luego una capa de yeso muy fina y, finalmente, el color. En ocasiones a través de la policromía las iglesias con menos recursos tratan de imitar las cubiertas metálicas, áureas -Yarnoz y Eristain- o argénteas –Uli Alto-. 

Las tallas de Meoz, Bezquiz, Urricelqui y Zariquieta nos ofrecen -en mayor o menor grado- las características de la imaginería gótica, que nos permiten diferenciarla de la románica: figuras en actitudes más libre y naturales –Jesús es ya un ser humano e incluso un niño- y tratamiento naturalista de vestiduras y pliegues. La de Meoz destaca porque el asiento se enriquece con una escena religiosa pintada en el dorso –la Crucifixión-, procedimiento raro en la estatuaria de madera, que puede estar tomado de las imágenes con cubierta metálica, en las que resulta más habitual que el trono este decorado con figuras y escenas –Villatuerta, Roncesvalles-. En las de Bezquiz y Urricelqui habría que señalar su carácter de derivados de la titular de Santa María de Sangüesa.

Finalmente la talla que preside la capilla Barbazana ejemplifica una tipología desconocida en el románico y que aparece en el gótico: la Virgen erguida. En España está formula será minoritaria, en contraste con lo que sucede en Francia, y con frecuencia irá unida al empleo de un material asimismo minoritario, la piedra. Su carácter exótico se pone de manifiesto en el hecho de que la mayoría de las pocas muestras existentes en Navarra son obras importadas o realizadas por artífices foráneos.

En el caso concreto de la estatua de la Barbazana es obligado mencionar su original peana, decorada con una pareja de leones resucitando a su cachorro, que aluden a la Resurrección. Se trata de un tema tomado de la tomado de la miniatura, de los Bestiarios, pero del que no hemos encontrado otros ejemplos en escultura.


Virgen románica de Catalain

Virgen románica de Catalain