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16 de marzo de 2011

Curso 

LA CATEDRAL DE PAMPLONA. UNA MIRADA DESDE EL SIGLO XXI

La Escultura funeraria. Obispos, reyes y nobles

Dª Clara Fernández-Ladreda Aguadé.
Universidad de Navarra

Contamos con tres monumentos notables: la tumba del rey Carlos III de Navarra y su esposa, la del obispo de Pamplona Sancho Sánchez de Oteiza y la del caballero Leonel de Garro y su mujer. Los tres adscritas a Jehan de Lome y su círculo.

La tumba regia es una obra clave de la época no solo a nivel navarro o español sino incluso europeo. Cuenta con abundante información escrita, por la que sabemos que se ejecutó entre los últimos meses de 1413 y julio de 1419, en dos fases, la primera terminada en junio de 1414 –muy breve- y la segunda iniciada en febrero de 1416 –mucho más larga-.

La dirección, el plan de conjunto y las partes más relevantes se deben a Jehan de Lome, escultor originario de los Países Bajos meridionales –actual Bélgica-, bien de Tournai bien de Lomme –suburbio de Lieja-, que fue contratado ex-profeso por el rey. Con él colaboraron durante todo el proceso Anequin de Sora y Michel de Reims, procedentes respectivamente de los Países Bajos meridionales y de Francia. En la primera etapa intervinieron además Johan de Lisla –Lille-, Vicent Huyard y Johan de Borgoña. En la segunda Colin de Reims, Johan de la Gardia de Picardia y Johanto de Tolosa.

De cama sepulcral exenta, con los yacentes sobre la tapa y el cortejo fúnebre de los plorantes desplegándose por los laterales. Se usó piedra caliza policromada en color oscuro para la cama y alabastro para las esculturas y sus complementos –peanas y doseles-.

Los yacentes son obra personal de Lome y dan la pauta de su estilo. Los plorantes, pertenecientes a dos categorías –eclesiásticos y laicos- y agrupables por parejas, formalmente dividirse en dos grupos más un ejemplar aislado. El primero constituido por los eclesiásticos, muy relacionados entre si y con los yacentes, por lo que cabe adjudicarlos a colaboradores de Lome, que siguen muy de cerca a su maestro e, incluso, al propio artista. Un segundo integrado por los laicos, diferentes tanto del grupo anterior como de los yacentes, pero estrechamente emparentados entre si, por lo que cabe atribuirlos a colaboradores de Lome que hacen gala de cierta independencia estilística con respecto su maestro. Por último, tendríamos un plorante cuyo estilo difiere de los dos grupos y puede considerarse genuinamente borgoñón y sluteriano. 

En cuanto a los modelos, pensamos –en contra de lo que se ha afirmado en ocasiones- que Lome conoció y tuvo en cuenta la tumba de Felipe el Atrevido, duque de Borgoña, obra de Claus Sluter y Claus de Werve, pero también el sepulcro de Carlos V de Francia y su esposa para San Denis de André Beauneveu y Jean de Liège..

La tumba de Sancho Sánchez de Oteiza, debió hacerse posiblemente entre 1419 y 1422. Presenta una tipología de arcosolio con el yacente sobre la tapa circundado por el cortejo fúnebre, basada probablemente en el sepulcro del obispo Asiain –en origen estaría además pintada y policromada como ésta-, pero la fórmula concreta parece inspirada en la ventana de la camara luenga del castillo de Olite, obra de Lome y su taller. 

El yacente se parece mucho al de Carlos III –realizado por Lome- y a algunos plorantes eclesiásticos del mismo sepulcro –debidos a colaboradores muy próximo -, por lo que cabría atribuirlo al propio artista. El cortejo es de inferior calidad y sería obra de discípulos.

El sepulcro Garro concluido para 1422, ofrece la misma tipología, pero ha conservado parcialmente la pintura y la policromía.
Estilísticamente los yacentes se vinculan a realizaciones de Lome y sus cercanos colaboradores –yacentes de Carlos III y Teresa Palomeque, y estatua de Doña Blanca-, pudiendo adjudicarse al propio Lome. Las restantes esculturas -Calvario, santos y Dios Padre- son muy distintas y se relacionan estrechamente con la escultura borgoñona, con precedentes o paralelos entre las obras de Marville, Sluter y Werve.


Detalle del Sepulcro de Carlos III el Noble. Plorante sluteriano

Detalle del Sepulcro de Carlos III el Noble. Plorante sluteriano
Foto: Carlos Martínez Álava