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26 de abril de 2005

Ciclo de conferencias

CINCO LÍNEAS DE INVESTIGACIÓN SOBRE ARTE NAVARRO

El arte del siglo XIX: historicismo y monumento público

Dr. Javier Azanza López
Organizado por la Cátedra de Arte Navarro y el Ateneo Navarro.

 

El arte del siglo XIX: historicismo y monumento público


El profesor Javier Azanza López dedicó la primera parte de su intervención a glosar el estado de la cuestión sobre los estudios de arte navarro del siglo XIX. Junto a los de arquitectura, escultura y pintura incluyó trabajos que abordan materias tales como las leyes desamortizadoras y sus efectos sobre el patrimonio mueble e inmueble navarro, la labor de protección del patrimonio desarrollada por la Comisión de Monumentos Históricos y Artísticos de Navarra, o la enseñanza de disciplina artística en la Escuela Pública de Dibujo en Pamplona, creada en 1828.

Centró a continuación su interés en la plasmación del historicismo que define la segunda mitad del siglo XIX en las diferentes disciplinas artísticas. En el caso de la arquitectura, historicismo y eclecticismo vuelven su mirada al pasado en el que buscan sus fuentes de inspiración, dando lugar a edificios monumentales que en el caso de Navarra adquieren pleno significado en el Primer Ensanche pamplonés, cuya ejecución corrió a cargo de los arquitectos más prestigiosos de la ciudad.

Por su parte, significó que el historicismo entendido como pintura de Historia tiene en Navarra ejemplos aislados a cargo de pintores como Miguel Sanz y Benito, Salustiano Asenjo o Inocencio García Asarta, si bien su máximo exponente se encuentra en el programa decorativo del Salón del Trono del Palacio de Navarra realizado entre 1861 y 1865, verdadera exaltación histórica del Reino de Navarra con clara intencionalidad política. Para concluir, manifestó que el historicismo pictórico tiene su equivalente escultórico en el monumento conmemorativo, terreno en el que destacó el Monumento a los Fueros de Pamplona finalizado en 1903 y la labor de escultores de renombre como Fructuoso Orduna y Ramón Arcaya, que acabaron otorgando al género una personalidad propia.