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24 de febrero de 2010

Curso

EL CAMINO DE SANTIAGO Y LAS RAÍCES DE OCCIDENTE

Los espacios urbanos del camino navarro a Compostela

D. Juan Carrasco.
Universidad Pública de Navarra

No me voy a referir a Pamplona, capital del reino, ciudad celeste en el imaginario de monarcas, clérigos, burgueses y otras gentes de este pequeña y vieja entidad política que llamados Navarra; no lo hago no sólo porque nuestra ciudad es de fundación romana, sino porque su singular conurbación, a la luz de los nuevos vestigios arqueológicos encontrados en diversas obras, requeriría un tratamiento más sosegado y minucioso. Asimismo, no he seguido un criterio cronológico, sino espacial. Unos espacios urbanos, siete en total, contemplados en su contexto histórico, requisito esencial, al menos así lo creo, tenido como clave explicativa del urbanismo medieval navarro.

1º. Lo que he llamado los espacios urbanos de las fronteras políticas:
a) San Juan de Pie de Puerto, al norte: espacios de soberanías compartidas; la castellanía tiene a su cargo, entre otras misiones, la salvaguarda y defensa de los peregrinos. Y a ellos, a buen seguro, les evocaba las gestas heroicas de la epopeya franca de Rolando, al tiempo que la proximidad a Roncesvalles era el mejor acicate para escalar el puerto de Ibañeta, donde serían recompensados sus esfuerzos con la visión de la Cruz de Carlos.
b) Los Arcos y Viana, al oeste. En los espacios al sur de la cordillera -en sus tramos oriental y occidental-, este proceso de creación de nuevas poblaciones se vio reforzado por una duplicidad de impulsos y actuaciones, encaminados a favorecer la llegada de numerosos contingentes de pobladores e inmigrados francos o ultramontanos: de una parte, los atractivos y oportunidades ofrecidos por la Reconquista, como genuina expresión del espíritu de Cruzada, en sus cuantiosas ganancias de tierras; de otra, el espectacular incremento de las peregrinaciones al sepulcro del apóstol Santiago en Galicia exige la dotación y equipamiento de centros de atención al viajero. Viana es una de las creaciones urbanísticas más notables del reino de Navarra. La política de atracción de nuevos pobladores tuvo una de sus plasmaciones más definidas en el trazado parcelario de la villa. La disposición regular y las calles dispuestas en cordel que se aprecian asimismo en Sangüesa y Puente la Reina aparecen reproducidas aquí.

2º- Burgos y juderías: Sangüesas y Estella. Son las únicas cabeceras de merindad auténticamente peregrinas. Su origen y posterior desarrollo estuvieron condicionados por su emplazamiento junto a la ruta compostelana y la gestación de "burgos", en su principales etapas, pudo alcanzar formas similares y casi coetáneas.

3º. Las etapas de Monreal y Puente la Reina. En el eje transversal de la Navarra media, entre la citada Sangüesa y Puente la Reina, los peregrinos disponen de la etapa de Monreal. Esta villa, situada al piedemonte de la Higa -máxima altitud de la Sierra de Alaiz-, bascula entre la capital del reino, Pamplona, y la cabecera de la merindad, Sangüesa. La existencia de pobladores "francos, libres e ingenuos" junto al puente del río Arga, cabría asimilarla en su cronología y en sus formas de acogida de población ultrapirenaica, aunque de inferior fortuna y alientos, con el primitivo burgo de Estella. Su rápido crecimiento, a partir del último cuarto del siglo XI, estuvo ligado al auge de la peregrinación; aquí convergen los itinerarios recorridos por los "romei" que, a través de las grandes rutas continentales, han penetrado en tierras hispánicas por los pasos del Somport y Roncesvalles. En su interior se distinguen dos ejes transversales de calles, que seccionaban la rúa Mayor o de los Peregrinos, y una serie de callejuelas muy estrechas que reciben el nombre de benelas. En los distintos tramos (riojano, burgalés, etc.) del discurrir hacia el Occidente gallego existen rasgos comunes referidos a la presencia y al papel desempeñado por las colonias francígenas instaladas en sus recintos.

urbanos, así como a cierta continuidad en las políticas de los nuevos monarcas con respecto a sus antecesores navarros. Sin embargo, en el segmento navarro del Camino a Compostela, la acción de poblar y aforar sería mucho más determinante.