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Sin periodismo no hay democracia

02/10/2025

Published in

Diario de Navarra

Mercedes Medina |

Catedrática de Periodismo, Universidad de Navarra

El Día Internacional de la Democracia fue declarado por la Asamblea General de la ONU en 2007 con el fin de recordar que la democracia no es solo un sistema electoral, sino un proceso vivo de participación, derechos y responsabilidades compartidas. En la mayoría de los países europeos el sistema democrático se consolida después de la II Guerra Mundial (1950); países como España, Portugal y Grecia la ven venir tras la caída de las dictaduras a mediados de 1970, y  tras la caída del muro de Berlín se suman a la democracia países de Europa del este. Sin embargo, creo que no me equivoco si recojo el sentir de la mayoría de la ciudadanía sobre la democracia hoy en día: desencanto. 

El descontento en España, tras casi 50 años de democracia, viene dado por la falta de líderes políticos que se preocupen por el bien común, por el interés general, porque los servicios funcionen; por las administraciones públicas que carecen de control sobre el uso y destino del dinero que no es suyo, sino de los ciudadanos; por los discursos políticos llenos de insultos y descalificaciones, y carentes de propuestas; por las comparecencias públicas donde se silencian los micrófonos por miedo a ser cuestionados; por una ciudadanía y unos gobernantes que se esconden en el anonimato y defienden emocionalmente causas de las que desconocen su origen y su razón de ser. Pero sobre todo me refiero a medios de comunicación y periodistas acosados por la presión del poder político y amenazados por falta de recursos. Cuando en el discurso público aparece más veces la palabra "reajuste" que reducción, “desjudicialización del conflicto” en lugar de amnistía, “alivio penal” en vez de condonar gratuitamente delitos, “crecimiento negativo” en vez de recesión económica, la temperatura por la debilidad de la democracia es muy alta y por tanto, está muy enferma.

¿Y cómo puede el ciudadano reaccionar y superar este desencanto? Con un periodismo fuerte y resiliente. 

La Media Freedom Act acaba de entrar en vigor en Europa. Con esta ley se pretende proteger la integridad e independencia de los periodistas  frente a los poderes políticos y económicos. Es un paso necesario, aunque insuficiente ya que la mejor garantía de libertad no está en la norma, sino en una ciudadanía que defiende medios valientes y profesionales capaces de vigilar al poder.

Desde el proyecto de investigación ReMeD (Resilient Media For Democracy), financiado por la Comisión Europea, animamos a exigir unos medios de comunicación libres, independientes y valientes; a sostener servicios informativos que no estén contaminados; a aplaudir acciones periodísticas comprometidas con el bien de la sociedad y no con intereses partidistas; a votar y apoyar a aquellos políticos que respondan con honestidad y que no se excusen con pretextos sin fundamento.

En el contexto del proyecto ReMeD hemos entrevistado a más de noventa actores implicados en el ecosistema mediático, incluyendo periodistas, creadores de contenidos, ciudadanos, fact checkers y directivos de medios de ocho países europeos. Al preguntar sobre la legislación, es curioso observar un sentir común entre países tan dispares como Reino Unido, Noruega, Austria, Chequia, España, Bélgica, Alemania e Irlanda. Aunque consideran acertadas las medidas y responden al buen hacer profesional, en general, los entrevistados  piensan que la mejor ley de prensa es la que no existe. Coincido con este parecer,ya que los gobiernos nacionales tienen que implementar estas medidas en sus países y desarrollar mecanismos para controlar y sancionar. En este punto se abre la puerta a la arbitrariedad de los gobiernos y a la tentación del control que amenaza a la administración pública. Si la añorada democracia existiera y los medios cumplieran con libertad y profesionalidad su función no harían falta ni registros de medios, ni leyes de prensa. 

Cuando la información deja de estar al servicio de la ciudadanía, se convierte en un arma peligrosa que amenaza las libertades conquistadas y erosiona la base de cualquier democracia. Los ciudadanos tenemos una tarea decisiva: exigir y apoyar un periodismo libre, independiente y comprometido con el bien común. Recordémoslo en este Día de la Democracia: sin medios libres, la democracia enferma.

Saboreando todavía la victoria de Alcaraz en el último US Open, hago mías estas palabras de Gregorio Marañón e insto a las autoridades públicas y responsables de medios a meditarlas con frecuencia: “Sólo pueden progresar los pueblos bajo la libertad, pero para que esa libertad exista, es necesario administrarla con la misma severa disciplina, con el mismo rigor de cada día y de cada hora, con que los atletas compran su fuerza y su salud.”