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Las "raíces cristianas" de Europa en el fallido proyecto de Constitución Europea

Ensayo divulgativo

22 | 09 | 2021

Instituto Cultura y Sociedad

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FotoPixabay.com

La reflexión en torno a las “raíces cristianas” de Europa continúa siendo un asunto recurrente, que con cierta asiduidad ocupa un lugar de relevancia en el discurso de opinión pública y especialistas.

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"LA APROXIMACIÓN AL CRISTIANISMO SURGE COMO UN NECESARIO FUNDAMENTO PARA COMPRENDER EL ORIGEN DE LA IDENTIDAD COMÚN EUROPEA"

El reconocimiento de los valores cristianos en la construcción de la Europa contemporánea ha encontrado oposición. Para calibrar este fenómeno, una piedra de toque relativamente cercana en el tiempo radica en el fallido proyecto de Constitución Europea. Surge en dicho momento una encendida disputa a propósito de la posible alusión en el texto constitucional a la tradición cristiana como uno de los elementos configuradores de Europa.

La mención a la “herencia cristiana” de Europa, un empeño personal, en buena medida, del papa Juan Pablo II, se convirtió en una materia controvertida y colisionó con la feroz oposición de algunos miembros de la comisión constitucional.

La constitución no debe ser una carta otorgada que se conceda a una sociedad desde una instancia superior, sino que ha de partir de los ciudadanos y ser reflejo de unos valores y principios compartidos. Es aquí donde la aproximación al cristianismo surge como un necesario fundamento para comprender el origen de la identidad común europea, quizá no en los términos actuales, donde crece un pluralismo religioso y de creencias, pero sí como un primer referente en la percepción de una serie de valores comunes por parte de los pueblos europeos, que aún hoy puede ser particularmente estimable. 

Parece un hecho cierto que la discusión sobre la cuestión identitaria de Europa persistirá en los años venideros, pero no es menos cierto que la Unión, si quiere remediar el creciente desapego de la ciudadanía hacia las instituciones y representantes comunitarios, necesita abandonar el relativismo moral y la ambigüedad de su proyecto para abordar una necesaria reflexión acerca de los principios y valores comunes de Europa, no como una posesión exclusiva del Viejo Continente, sino a través de la aceptación de sí misma y de una serie de valores que reafirmen la identidad europea. En este punto, el cristianismo puede tener un importante papel que desempeñar.