Hay razones para afirmar que nuestro espacio social atraviesa un período de transformación. Más que como un espacio neutral y homogéneo, se nos aparece conformado cada vez más por una pluralidad de espacios heterogéneos, articulados en torno a una amplia variedad de prácticas profesionales, políticas y culturales, con un peso creciente de las prácticas de ocio y artísticas. Estas últimas se muestran particularmente significativas por su potencial generador de lenguajes que han ido penetrando otros niveles de la vida social, configurando una densa red de relaciones y vínculos sociales, relativamente extraños a las categorías y los discursos que todavía monopolizan el debate político.

Simultáneamente, advertimos una progresiva emocionalización del espacio público, que en parte responde a la proliferación de demandas identitarias de reconocimiento, pero que, puede interpretarse también como síntoma de un deseo generalizado de ampliar las formas de la racionalidad pública más allá de la racionalidad positiva e instrumental que domina en el ámbito de la estructura. Según esto, aquella emocionalización sería expresiva de las demandas de sentido que emergen de la subjetividad social, trastornando el régimen emocional moderno, i.e., la configuración moderna de lo público, lo privado y lo íntimo.

Asumiendo la diferenciación entre lo público, lo privado y lo íntimo, como un rasgo derivado de la existencia humana en cuanto marcada por la socialidad, susceptible de adoptar diversas  formas culturales, el proyecto plantea la pertinencia de atender a las transformaciones operadas en prácticas profesionales, de ocio y artísticas, que evidencian intersecciones entre lo privado y lo público, particularmente significativas de un cambio de paradigma en nuestra comprensión del espacio público.

El objetivo general de este proyecto consiste en identificar y desarrollar los conceptos desde los que pensar el espacio público contemporáneo, en un contexto marcado por su progresiva diversificación y emocionalización.