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Luces y sombras en el estudio de la evolución humana

Autor: Carlos A. Marmelada
Publicado en: Aceprensa; Servicio 27/02
Fecha de publicación: 27.II.02

Ampliación del artículo Progresos e incógnitas en evolución humana, publicado en Aceprensa; Servicio 27/02 del 27.II.02

En libros escolares o divulgativos, y en museos o exposiciones públicas, se suele presentar esquemas de la evolución humana que muestran el paso de una especie a otra. Empiezan por un ser peludo y de largos brazos, que camina encorvado, y las figuras se van irguiendo hasta adoptar nuestra forma. En realidad, esas representaciones son altamente hipotéticas, pues las certezas de la ciencia sobre la filogenia de Homo sapiens (en contra de lo que muchos puedan pensar) están plagadas de claro-oscuros, teniendo que recurrir en muchas ocasiones a suposiciones más o menos razonables para rellenar los numerosos huecos en nuestras narraciones interpretativas de la apasionante historia evolutiva humana. Un repaso de los principales progresos que se han producido últimamente en paleoantropología, así como de las incógnitas que se han ido acumulando, nos permitirá tener una síntesis del actual estado de nuestro conocimiento científico sobre el origen y la evolución del ser humano.

El primer antepasado común de todos los homínidos

El siglo XXI se ha iniciado de la forma más espectacular que jamás pudieran haber imaginado los científicos que investigan el origen de los seres humanos. Hasta finales de los años noventa el supuesto homínido más antiguo conocido (Ardipithecus ramidus ramidus) contaba con una antigüedad de 4,4 millones de años (a partir de ahora ma.). Este dato se consideraba de una antigüedad extraordinaria y, aunque no se descartaba encontrar homínidos de edad anterior pensar en la posibilidad de hallarlos era casi soñar. De ahí que el mundo de la paleontología humana se sorprendiera enormemente cuando Martín Pickford y Brigitte Senut anunciaron a primeros de diciembre del año 2000 que habían descubierto en las Colinas de Tugen, en la región keniata de Baringo, restos de un homínido bípedo de ¡seis millones de años de antigüedad!.

Restos de Orrorin tugensis 

 

Restos de Orrorin tugensis hallados por el equipo de Pickford y Senut en otoño del año 2000 en Tuguen Hills, Kenia. Fuente: http://www.modernhumanorigins.com/lukeino.html

El espécimen en cuestión fue conocido inicialmente como Millenium man. Sin embargo, cuando en febrero del año siguiente sus descubridores hicieron la presentación oficial de sus estudios *(1) le asignaron el nombre técnico de Orrorin tugenensis. Para sus descubridores Orrorin sería el primer antepasado común de todos los homínidos. A través de los denominados Preanthropus (un nuevo género de homínidos compuesto por especimenes hasta ahora mal catalogados)Orrorin habría dado lugar al género humano. Según Pickford y Senut, Ardipithecus ramidus, por su parte, sería el antepasado común de los Australopithecus, pero no de los humanos.

Los descubridores de Ardipithecus rechazan esta interpretación cuestionando incluso el estatus de homínido de Orrorin, alegando que incluso podría tratarse del último antepasado común del género Pan (que incluye las dos especies de chimpancés actualmente reconocidas: Pan troglodites, conocido también como "chimpancé común"; y Pan paniscus, el mal llamado "chimpancé pigmeo", que no es otro que el bonobo). Además, en julio de 2001, han aportado nuevos fósiles, asignados a Ardipithecus ramidus kadabba*(2), con una antigüedad de casi 5,8 ma., insistiendo en la idea de que se trata del primer miembro de la familia homínida.

Lejos de quedar aquí la polémica, en el verano del 2002, el paloantropólogo francés Michel Brunet anunciaba *(3) el descubrimiento de un cráneo, popularmente conocido como "Toumaï", asignado a un nuevo género y una nueva especie de homínido: Sahelanthropus tchadensis, y datado en una antigüedad que rozaba los siete millones de años. Algo realmente espectacular. Para Brunet, Sahelanthropus sería el primer representante de la familia homínida.

 

Toumaï, un cráneo muy fragmentado de Sahelanthropus tchadensis, el supuesto primer homínido con siete millones de años antigüedad. Fuente:http://images.tvnz.co.nz/news/africa/toumai_skull.jpg.

Sin embargo algunos científicos no han aceptado pasivamente esta propuesta. Pickford, Senut y Wolpoff han negado queSahelanthropus sea un homínido *(4). Algo que Brunet ha rechazado de plano*(5) . Por su parte los descubridores deArdipithecus sostienen que Sahelanthropus podría ser un ardipitecino arcaico.

Como puede comprobarse, aún no está nada claro cuál fue el primer homínido. Es más, algunos autores incluso dudan que, por definición, pueda descubrirse algún día, ya que, consideran, sería imposible distinguirlo del último antepasado común de homínidos y chimpancés, o del primer antepasado común de todos los chimpancés.

Los australopitecinos

¿Cuál es la especie de homínido que da lugar a los Australopithecus? Hoy por hoy no lo sabemos. Lo que sí se puede afirmar es que el Australopithecus anamensis, es el primer espécimen del cual se tiene certeza que ya era un homínido. Descubierto por el equipo de Meave Leakey y Alan Walker en Kanapoi y Allia Bay, a orillas del Lago Turkana (precisamente anam significa lago en lengua turkana), tiene una antigüedad de 4,2 ma. y ya era un ser bípedo *(6).

Un poco más reciente es el Australopithecus afarensis, especie a la que pertenece el famoso esqueleto parcial de Lucy*(7), un ejemplar hallado por el equipo de Donald Johanson y Maurice Tieb en Hadar, Etiopía, en 1974. Con una antigüedad comprendida entre 2,9 y casi 4 ma. estos seres también eran unos bípedos bastantes eficaces. En el yacimiento tanzano de Laetoli el equipo de Mary Leakey halló en 1979 huellas de 3,6 ma. de antigüedad. No se sabe a qué especie pertenecían los individuos que las produjeron, y quizás nunca llegue a averiguarse, pero los individuos que dejaron impresas sus pisadas ya poseían una adaptación muy eficaz a la marcha bípeda.

Otra especie de Australopithecus es el africanus. Fue la primera especie de australopitecino conocida y a ella pertenece el célebre cráneo del niño de Taung descrito por Raimond Dart en 1924. Recientemente se anunció el descubrimiento de un esqueleto de africanus que tendría entre 3,2 ma. y 3,5 ma. La antigüedad de los miembros de esta especie se comprende aproximadamente entre los 3,5 ma. y los 2,3 ma.

En 1995 Michel Brunet descubría a Abel, un resto de mandíbula que atribuía a una nueva especie de australopitecino:Australopithecus bahrelghazali. Este descubrimiento es muy importante, ya que "Los fósiles de bahrelghazali echan abajo una hipótesis sobre la evolución humana, defendida por Yves Coppens, según la cual la formación del Valle del Rift dividió la única especie antigua, aislando a los antecesores de los homínidos en el lado este, de los antecesores de los antropomorfos en el lado oeste... Pero los nuevos fósiles de Chad muestran que al oeste del Valle del Rift vivieron homínidos antiguos" *(8). Esto ha llevado a Craig Feibel (colaborador de Meave Leakey) ha plantearse una pregunta clave: "¿Hasta ahora hemos encontrado fósiles sólo al Este del Valle del Rift porque es ahí donde vivieron los antepasados del hombre o porque no hemos buscado en otra parte?" *(9).

Otra especie de australopiteco, también hallada en 1995 por el equipo de Tim D. White en Bouri, Etiopía, aunque dada a conocer un poco más tarde: Australopithecus garhi, es considerado por sus descubridores, para sorpresa (y esto es lo que, precisamente, significa su nombre) de casi toda la comunidad científica, como el posible autor de unas herramientas halladas no muy lejos de sus restos fósiles.

Con relación a los Australopithecus desconocemos cuáles fueron las relaciones filogenéticas entre ellos, es decir: ignoramos cuál es el parentesco ascendente descendente que puedan guardar. Cómo ya hemos dicho tampoco sabemos de qué especie y de qué género de homínido proceden. Cada descubridor de un supuesto homínido primitivo considera que su espécimen descubierto es el que da lugar a los Australopithecus, pero, como ya hemos podido comprobar, el panorama no está nada claro en este punto. Lo mismo sucede a la hora de afirmar cuál fue el desenlace evolutivo de cada una de las especie de australopitecino aludidas. Para cada uno de sus descubridores su especie es la que da lugar al género humano. Pero lo cierto es que nadie ha logrado demostrar que el género humano proceda de tal o cual especie de australopiteco. Es más, incluso hay quienes sostienen que nuestro género no precede de ningún australopiteco. Entonces ¿de qué especie y género procedemos los humanos?

Intentar responder a esa pregunta nos sitúa nuevamente ante un tema extremadamente polémico, donde las opiniones se multiplican y las disputas se hacen especialmente exacerbadas. Tradicionalmente se ha venido afirmando que el género humano se originó a partir de una especie de australopiteco grácil. ¿Pero cuál? Para Meave Leakey y Alan Walker, se trata del Australopithecus anamensis, especie descubierta por ellos en Kanapoi (Kenia). Según Donald Johanson, es el A. afarensis, que él y otros descubrieron en Hadar (Etiopía). En opinión de Phillip Tobias, Ron Clarke y Peter Lee Berger, es A. africanus, especie con la que trabajan en Sudáfrica. El parecer de Tim White, en cambio, es que fue A. garhi, especie hallada por él en Bouri (Etiopía), el que dio lugar a la humanidad. Y Michael Brunet se declara a favor de A. bahrelghazali, que él desenterró en Chad en 1995.

Como puede observarse, las opiniones se multiplican y solo coinciden en dos puntos: uno, que no procedemos de un australopiteco robusto *(10) ; y otro, que para cada investigador citado su fósil es el precursor del género humano. Para más inri algunos autores (Louis, Mary y Richard Leakey) defienden que no procedemos de ningún australopiteco, sino de una especie de homínidos aún no descubierta. Según otros (Pickford y Senut), lo que sucede es que hemos considerado australopitecos a fósiles que no lo son y que ellos engloban dentro de un nuevo género: los Praeanthropus, que afirman deriva de Orrorin y que da lugar a la humanidad.

El género humano

Como pude apreciarse no sabemos de dónde procede el género humano. Pero la cosa es mucho más complicada, porque ni siquiera tenemos todavía claro cuáles fueron los primeros humanos. La tradición académica más ortodoxa atribuye este primado a Homo habilis (2,4-1,8 ma.). Pero otros autores opinan que la especie humana más antigua es H. rudolfensis (2,5-1,8 ma.). Hay quienes afirman que habilis y rudolfensis pertenecen, en realidad, a la misma especie, solo que había un fuerte dimorfismo sexual, de modo que los fósiles más robustos pertenecen a rudolfensis y los más gráciles a habilis.

Empero, todo esto es puesto en cuestión por otros especialistas. Así, Bernard Wood defiende que H. habilis no solo no es la primera especie humana, sino que ni siquiera pertenece al género Homo; según el científico británico, resultaría más propio encuadrarla entre los australopitecinos. Meave Leakey y Allan Walker, descubridores del género Kenyanthropus*(11)H. rudolfensis es el que no es humano, ya que, según ellos, sería una de las especies pertenecientes al géneroKenyanthropus, al que también pertenecería la especie K. platyops (literalmente: "hombre keniata de cara plana").

La primera especie cuya anatomía es aceptada por todo el mundo como humana es H. erectus. Pero también aquí nos topamos con serios interrogantes. ¿Todos los fósiles de entre 1,2 y 1,8 ma., encontrados en Asia y África, pertenecen a la especie erectus? Según algunos autores, sería así si aceptamos un acusado dimorfismo sexual. Para otros, en cambio, son dos especies distintas. A erectus le corresponderían los fósiles más gráciles y jóvenes, y a H. ergaster los más robustos y antiguos.

Tampoco hay unanimidad sobre quiénes fueron los primeros fabricantes de herramientas. Louis y Mary Leakey, descubridores del H. habilis, lo denominaron así por considerar que fue el primero en realizar tal actividad. Pero ya se empiezan a oír voces afirmando que algunos australopitecos, garhi en concreto, pudieron haber desarrollado industrias líticas. La polémica está servida; aunque, de momento, los indicios a favor de garhi no son demasiado sólidos.

La colonización del mundo a partir de África

Hace 1,8 ma. ya había humanos que habían abandonado África, como prueban los restos hallados en el yacimiento de Dmanisi, situado en el Cáucaso georgiano. Estos humanos, atribuidos originalmente a H. ergaster pero asignados a hora a una nueva especie humana: Homo georgicus*(12), son los más antiguos, de los conocidos hasta la fecha, que se acercaron a Europa. Pero no sabemos cuándo penetró el hombre en el continente europeo. Los restos humanos más remotos hallados en suelo europeo y cuya datación está fuera de controversia son los pertenecientes al nivel TD 6 del yacimiento de la Gran Dolina en Atapuerca (Burgos), encuadrados en una nueva especie: H. antecessor. Tienen una antigüedad de casi 800.000 años, un millón de años menos que los de Dmanisi.

Los siguientes restos hallados en Europa son los de Ceprano (Italia), de unos 600.000 años. Aunque inicialmente eran de asignación específica dudosa ahora se atribuyen a Homo antecessor. Les siguen en el tiempo los fósiles de Boxgrove, con 500.000 años de antigüedad, que pertenecen a H. heidelbergensis. ¿Dio lugar antecessor a heidelbergensis? Según los actuales directores de las excavaciones en Atapuerca, sí; pero en opinión de otros autores, no sería necesario suponer esta filogenia, ya que heidelbergensis podría descender directamente de los ergaster africanos.

Por lo que respecta al H. sapiens, parece que su salida de África fue muy posterior. Según estudios de genética molecular, nuestros ancestros pertenecían a una población residente en algún lugar de África que vivió hace unos 150.000 ó 200.000 años, quizá algo más *(13) . Ahora bien, el comportamiento humano moderno, que incluye elementos como el pensamiento abstracto y el simbolismo, parece tener una antigüedad de, al menos, unos 70.000 años, tal como indican los restos hallados en el yacimiento de Blombos Cave (Sudáfrica), que parecen ser los testimonios más antiguos de conducta simbólica.

¿Cuál es el origen de Neandertales y Sapiens?

De momento somos incapaces de responder a esa pregunta. Para algunos, la especie de la que surgimos debió de ser H. rodhesiensis, sobre el que se discute si es una "especie buena" o si en realidad no es más que el heidelbergensisafricano. Lo que sí sabemos es que muy probablemente el heidelbergensis dio origen al neanderthalensis; al menos así lo indica la similitud anatómica entre uno y otro, si bien los neandertales eran menos corpulentos. Pero la gran cuestión es saber si los neandertales eran una especie diferente de la nuestra (H. neanderthalensis), tal como opinan la mayoría de los investigadores; o si, por el contrario, ellos y nosotros formábamos dos subespecies de una misma especie: los H. sapiens neanderthalensis y los H. sapiens sapiens. Estudios genéticos recientes avalan la tesis de que pertenecen a especies distintas.

En cualquier caso, hace 28.000 años, y después de haber convivido en Europa durante poco más de 10.000 años con nuestros antepasados, los neandertales desaparecen totalmente del registro fósil.

¿fPor qué se extinguieron los neandertales? Esta sigue siendo una de las muchas cuestiones que continúan sin resolverse en paleontología humana. Algunos han opinado que nosotros acabamos con ellos por la fuerza, pero no hay pruebas concluyentes que lo avalen. Otros creen que les contagiamos enfermedades que diezmaron su población. Es una hipótesis razonable, pero tampoco tenemos pruebas de ella. Imposible suponer que la causa fue la inadaptación a un recrudecimiento del clima, como han propuesto algunos; no hay que olvidar que los neandertales llevaban más de 200.000 años de existencia sobre sus espaldas en una Europa que había pasado por diversos episodios de climas fríos, incluso glaciares; en todo caso, los que lo teníamos peor éramos nosotros, pues se supone que los primeros H. sapiensque poblaron Europa procedían de regiones templadas de África.

Algunos autores sugieren que en realidad los neandertales no se extinguieron, sino que se cruzaron con los hombres anatómicamente modernos que llegaron a Europa, y ambas especies mezclaron sus acervos genéticos para dar lugar a los actuales europeos. Es una hipótesis románticamente atractiva, pero los estudios genéticos realizados hasta la fecha no solo no la avalan sino que la contradicen.

Sin embargo, Erik Trinkaus sostiene que un esqueleto de 24.000 años, llamado el Lapedo do Lagar Velho, encontrado cerca de la ciudad portuguesa de Leiria, es un híbrido de neanderthalensis y sapiens, ya que, junto a caracteres anatómicamente modernos, se insinúan algunos rasgos propios de la morfología neandertal. Pero muchos científicos no aceptan que o menino de Lapedo sea verdaderamente un híbrido. Alegan que se trata del fósil de un niño muerto a los cuatro años, de modo que su corta edad impide apreciar nítidamente los rasgos morfológicos que realmente especifican a un individuo adulto.

El evolucionismo no contradice la creación

En ocasiones los datos científicos aportados por las ciencias encargadas de estudiar la evolución humana son utilizados con fines ideológicos para descalificar el discurso religioso y metafísico. Sin embargo, son muchas las voces de científicos que consideran que no existe incompatibilidad entre la visión científica de la evolución humana, la religión y la antropología filosófica.

Así, Giovanni Carrada sostiene que: "La revelación bíblica nos aclara el por qué de la aparición del hombre y de paso nos sitúa ante nuestra dignidad de criaturas de Dios. Las dos explicaciones (la científica y la religiosa) son compatibles; es más, ninguna de las dos por separado es suficiente para llenar el deseo del hombre de conocer sus orígenes y el sentido de su vida" *(14) . En esta misma línea Antonio Fernández-Rañada se pregunta: "¿Por qué no puede ser la evolución el medio elegido por Dios para crear el mundo en un proceso continuado?" *(15). Para añadir más adelante que: "La doctrina cristiana no implica la creación separada de las especies, sino que su idea central, la verdaderamente importante, es que todo debe su existencia a un Dios trascendente al orden natural, y esto no se ve afectado por la teoría de Darwin. Al fin y al cabo, ¿por qué no puede ser la evolución la forma elegida por Dios para crear el mundo?" *(16).

Incluso un físico como James S. Trefil sostiene que: "El hecho de que los seres humanos hayan evolucionado a partir de formas de vida inferiores no daña los principios fundamentales de las creencias religiosas de nadie. Si tomamos el cristianismo como ejemplo, la evolución es simplemente irrelevante para la doctrina de la salvación a través de la fe o para cualquier otra enseñanza importante" *(17) .

Anexos

Descubierto un nuevo género de homínidos: Kenyanthropus Platyops

En los últimos años se han descubierto varias especies nuevas de homínidos convirtiendo lo que antaño era un austero tronco invernal en un floreciente arbusto al que cada día se le añaden más ramas. Uno de los episodios más llamativos se protagonizaba el 22 de marzo de 2001 cuando Meave Leakey presentaba a los medios de comunicación a:Kenyanthropus platyops ("Humano de Kenia de cara plana") *(18). El nombre es un tanto equívoco porque no se trata de una especie humana. Es más, Fred Spoor (coautor de la investigación) ha declarado que todavía no se sabe si K. platyops está incluido o no en la línea evolutiva que conduce directamente hasta nuestra especie, aunque –según el equipo de investigación- lo más probable sea que no.

Sus descubridores proponen la constitución de un nuevo género de homínidos, los Kenyanthropus, que se añadiría a los otros cuatro hasta ahora propuestos: Ardipithecus, Australopithecus, Paranthropus y Homo. Y si se confirma que Orrorin tugenensis (el controvertido y célebre "Millenium Man") también es un homínido, tal y como proponen sus descubridores (Martin Pickford y Brigitte Senut) aún se debería añadir otro género y otra especie a la lista, que debería de incrementarse si se confirma el estatus de homínido de Sahelanthropus tchadensis.

Entre 1998 y 1999 el equipo de Meave Leakey encontró numerosos fósiles en la zona del Lago Turkana. Destaca un cráneo (conocido como KNM-WT 4000) hallado por Justus Erus cerca del río Lomerkwi. El cráneo presentaba características muy llamativas. En efecto, la anatomía del oído, por ejemplo, es arcaica y recuerda a la de losAustralopithecus más antiguos e incluso a la de los chimpancés. En cambio, los pómulos altos y las mejillas planas son rasgos sorprendentemente modernos. Su antigüedad está datada entre los 3.2 y los 3.5 millones de años, por lo tanto, se trata de una especie coetánea a la de la célebre Lucy. Según Meave Leakey, el descubrimiento de platyops confirma que el árbol genealógico de los homínidos está muy diversificado y que varias especies diferentes de homínidos coexistieron en el tiempo e incluso compartieron espacios y hábitats *(19) .

Pero esto no es todo, los descubridores de platyops proponen que Homo rudolfensis, hasta ahora considerado por algunos como el primer ser humano, debería abandonar el género Homo para incluirse dentro del géneroKenyanthropus. Propuesta que, sin lugar a dudas dará que hablar.

Propuesta una nueva especie humana

El excepcional yacimiento georgiano de Dmanisi (85 Km. al sudoeste de Tiblisi, la capital de la República de Georgia), en el Cáucaso, no deja de sorprender a la comunidad científica. En la última década se han hallado diversos restos humanos que hasta ahora se encuadraban dentro de la especie Homo ergaster. Pero estudios recientes indican que podían pertenecer a una nueva especie humana: Homo georgicus.

En 1991 cuando se estaban realizando unas excavaciones arqueológicas en la ciudad medieval de Dmanisi, fue entonces cuando, de una forma totalmente casual se descubrió in situ (y no en los cajones de un museo, como se ha escrito en alguna ocasión) una mandíbula humana muy bien conservada. Desde un primer momento el fósil despertó el interés de la comunidad científica por tratarse de un resto humano que podía dar pistas sobre le poblamiento de Europa. En aquellos momentos el paradigma vigente postulaba que dicha ocupación había sucedido antes del medio millón de años. El fósil descubierto en Dmanisi tenía, según sus descubridores, cerca de ¡un millón ochocientos mil años! (c. 1,8 ma.). Pero era justamente este dato el que provocaba más recelos, de modo que, como sucede en estos casos, el descubrimiento fue acogido por la comunidad científica con escepticismo y desconfianza. Aún así se estimaba que su edad no debía ser inferior al millón doscientos mil años, 700 mil más que el fósil europeo más antiguo conocido hasta ese momento: la mandíbula de Mauer, perteneciente a un Homo heidelbergensis y datada en 500 k. (500.000 años de antigüedad).

En mayo y julio de 1999 se descubrieron en ese mismo yacimiento dos cráneos humanos*(20). Para entonces la incredulidad de la comunidad científica respecto a la antigüedad de los fósiles humanos de Dmanisi iba dando paso a la perplejidad, puesto que todos los estudios que realizaban diversos equipos independientes confirmaban la cifra de casi 1,8 ma. La antigüedad de dichos restos y su estructura hizo que, en un primer momento, se asignaron a Homo ergaster; pero el volumen de dichos cráneos*(21) desconcertó a los investigadores. David Lordkipanidze, uno de sus descubridores, ya entonces declaró que este dato permitía suponer que los cráneos podrían pertenecer a una especie humana nueva.

Dos años más tarde se encontró un nuevo cráneo (en muchos aspectos más pequeño incluso que los anteriores) asociado a una mandíbula. Aunque los científicos lo catalogaron inicialmente entre los Homo erectus/ergaster, advertían que podría pertenecer a un Homo habilis *(22) . Sin embargo, a primeros de octubre de este año, científicos tan eminentes como Marie-Antoinette de Lumley (del Instituto de Paleontología humana de París), David Lordkipanidze (del Museo Nacional de Georgia) y Abesalom Vekua (de la Academia de Ciencias de Georgia), publicaban en Les Comptes Rendus de l'Académie des Sciences un artículo en el que afirman que la totalidad de restos hallados en el yacimiento georgiano de Dmanisi deben de ser asignados a una nueva especie humana: Homo georgicus.

En principio se trataría de los primeros seres humanos que abandonaron África, haciéndolo 300.000 años antes de lo que se suponía hasta ahora. Sorprende el reducido tamaño de su volumen cerebral. Además la tecnología hallada hasta el momento en el citado yacimiento es muy simple (Modo técnico I), algo que contradice las hipótesis clásicas, según las cuales los primeros hombres que abandonaron África debían de tener un índice de encefalización alto y una tecnología relativamente desarrollada *(23) .

En un principio cabe suponer que Homo georgicus podría ser un descendiente de Homo rudolfensis/habilis y un antecesor del Homo erectus asiático. Ahora su relación con Homo ergaster, especie a la que eran atribuidos los restos degeorgicus hasta el momento, resulta más complicada de establecer. Tampoco está clara cuál es su relación con los fósiles humanos más antiguos hallados en el interior del continente europeo, que son los de Homo antecessor, encontrados en la burgalesa Sierra de Atapuerca. Sus anatomías son diferentes, de modo que habrá que esperar que se descubran nuevos fósiles humanos en Europa para tener más información y saber si Homo georgicus se expandió o no por el oeste de Europa.

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Notas

  1. Brigitte Senutt, Martin Pickford et alt.: First hominid from the Miocen (Lukeino Formation, Kenya); C. R. Acad. Sci. Paris 332, pp. 137-144, 2001.

  2. Y. Haile-Selassié: Late Miocene hominids from the Middle Awash, Ethiopia; Nature, Vol. 412, pp. 178-181, 2001.

  3. Cf. Michel Brunet, David Pilbeam, Yves Coppens et alt.: A new hominid from the Upper Miocene of Chad, Central Africa; Nature, 418, pp. 145-151, 11-VII-2002. Cf. también Patrick Vignaud et alt.: Geology and paleontology of the Upper Miocene Toros-Menalla hominid locality, Chad; Nature, 418, pp. 152-155, 11-VII-2002.

  4. Milford H. Wolpoff, Brigitte Senut, Martin Pickford, John Hawks: Paleoanthropology (communication arising): Sahelanthropus or 'Sahelpithecus'?; Nature, 419, pp. 581-582, 10.X.02.

  5. M. Brunet: Paleoanthropology (communication arising): Sahelanthropus or 'Sahelpithecus'?; Nature, 419, p. 582, 10.X.02.

  6. El bipedismo todavía no se ha demostrado de forma concluyente en Ardipithecus, es cuestionado en Orrorin, y es supuesto en Sahelanthropus, aunque, en rigor, aún no se ha demostrado de forma irrefutable en ninguno de estos tres ejemplares.

  7. Para un estudio detallado de su esqueleto Cf. Tim White: Los australopitecinos. Mundo Científico; nº 21; pp. 18-31; 1983.

  8. Cf. Meave Leakey y Alan Walker: "Antiguos fósiles de homínidos en África"; Investigación y Ciencia, Agosto de 1997; p. 75.

  9. Revista Conocer; nº 175; agosto 1997; p. 56.

  10. Los Paranthropus, literalmente: al margen del hombre, a veces son considerados como un género independiente de homínidos, mientras que en otras ocasiones se los considera simplemente como Australopithecus de tipo robusto, frente a los de tipo grácil, que serían las especies citadas hasta el momento. La diferencia entre gráciles y robustos no haría referencia al esqueleto postcraneal, sino tan sólo a las diferencia anatómicas craneales derivadas del tipo de alimentación, que en el caso de los robustos al ser de carácter abrasivo requeriría un aparato masticador mucho más potente y "robusto". Las especies de Paranthropus identificadas hasta la fecha son: P. Aethiopicus (entre 2,6 y 2 ma.), P. Boisei (entre 2,6 y 1 ma.) y P. Robustus (entre 2 y 1,2 ma.). Las fechas son siempre aproximadas.

  11. Sobre este género de homínidos no hemos comentado nada en el texto, pero el lector interesado en más información sobre el mismo puede consultar el anexo correspondiente a Kenyanthropus platyops, al final de este artículo.

  12. Cf. el anexo: Propuesta una nueva especie humana.

  13. Cf. Aceprensa, servicio 177/01.

  14. Giovanni Carrada: La evolución del ser humano, Editex, Madrid, 1999, p. 8.

  15. Antonio Fernández-Rañada: Los científicos y Dios, Ediciones Nobel, Oviedo, 1994, p. 131; ver Aceprensa, servicio 86/01.

  16. I bidem, p. 127.

  17. James S. Trefil: En el momento de la creación. Del Big Bang hasta el universo actual; Salvat, Barcelona, 1986, p. 274. Cf. Aceprensa, servicio S6/87.

  18. Cf. Meave Leakey & alter: "New hominin genus from eastern Africa shows diverse middle Pliocene lineages".Nature; 410; 433-440; 22.03.2001. Cf. También Daniel E. Lieberman: "Another face in our family tree". Ibidem, pp. 419-420. Cf. También Lisa Krause: "New face added to humankind's family tree". National Geographic; 21.03.01.

  19. Con el paso del tiempo esta tesis va ganando un mayor número de adeptos. Cf. Ian Tattersall: Homínidos contemporáneos. Investigación y Ciencia; nº 282; pp. 14-20; marzo 2000. Según este autor Paranthropus Boisei, Homo Rudolfensis, Homo Habilis y Homo Ergaster coincidieron en torno al Lago Turkana (Kenia noroccidental) hace 1.8 ma.

  20. Cf. Leo Gabunia, Abesalom Vekua, David Lordkipanidze, Carl C. Swisher, Marie- Antoinette de Lumley, et alt.:Earliest Pleistocene Hominid Cranial Remains from Dmanisi, Republic of Georgia: Taxonomy, Geological Setting, and Age. Science 2000 May 12; 288: 1019-1025.

  21. El más pequeño tiene 600 cc., menos de la mitad del promedio actual de nuestra especie, mientras que el mayor tiene unos 760 cc., un volumen ligeramente inferior al del Homo ergaster y notoriamente por debajo del de Homo erectus.

  22. Cf. Abesalom Vekua, David Lordkipanidze, Jordi Agustí, Marcia Ponce de Leon, Christoph Zollikofer, et alt.: A new skull of early Homo from Dmanisi, Georgia. Science 2002 July 5; 297: 85-89.

  23. Cf. Valéry Zeitoun: Los primeros hombres que salieron de África; Mundo Científico, nº 218, diciembre de 2000, pp. 37-41.