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Muchos universitarios esperan ansiosos al verano para poder salir del ambiente de aula y poder realizar todo aquello que no hacen durante el curso. Y es por ello que este verano pasado, con la intención de darle un plus a mis vacaciones, me animé a apuntarme a dos actividades que ofrece la Universidad de Navarra en el extranjero para alumnos de la Facultad de Medicina

La primera se trataba de un Summer Course, el cual se celebra cada verano para alumnos tanto de primero como de segundo curso pertenecientes al International Program in Medicine. Este año pasado se organizó en el Imperial College London y en él se impartió una asignatura de Clinical Neurology. Durante esta experiencia tuve la oportunidad de aprender y reforzar conocimientos de cursos pasados al mismo tiempo que compartir buenos momentos con mis compañeros de curso, todo ello en una ciudad con tantas alternativas como Londres. Las clases eran por la mañana con descansos para comer. En ellas, aprendíamos tanto conceptos teóricos como también cuestiones prácticas que son de una inmensa utilidad para un profesional sanitario. No faltaron tampoco los consejos provenientes de charlas experienciales de los profesores que nos contaban sus propias vivencias y animaban a seguir sus pasos. Fue tras la charla de una investigadora invitada por la universidad cuando aproveché para preguntarle en relación a mi próximo viaje, que coincide con mi segunda experiencia de intercambio en mi verano. De todo lo que me llevé de Londres destacaría, independientemente de todo lo bueno aprendido, la oportunidad de poder haber conocido con más profundidad a mis compañeros de carrera, pues el vínculo que se crea no es ni de lejos comparable al de durante el curso.

Mi segunda experiencia en el extranjero del verano pasado viene también de la mano de la universidad que, cada verano organiza unas estancias de investigación y rotaciones clínicas a una gran variedad de lugares y programas. Yo estuve durante un mes en un laboratorio de la Universidad de Kansas, involucrado en un proyecto que trataba de buscar una cura para la ELA. A lo largo de los primeros días me dediqué a seguir al investigador del proyecto e intentar aprender todo sobre esta terapia para poder ponerme al día y poco a poco ser capaz de asumir tareas por mi cuenta. Durante mi estancia, desde mi laboratorio se me animó a tomar el curso de entrenamiento de animales que ofrecía la Universidad de Kansas. Con este curso de formación pude acceder a la instalación de animales y hacer valoraciones neurológicas de los ratones para hacer el seguimiento del tratamiento. Mi estancia en Kansas fue una experiencia muy enriquecedora, no sólo en el aspecto académico sino también en el personal. Durante este tiempo, aprendí muchas técnicas nuevas, adquirí una gran cantidad de conocimientos y experiencia práctica y tuve la oportunidad de hacerlo rodeado de profesionales muy experimentados que siempre se mostraron cercanos para resolver cualquiera de mis dudas.

Finalmente, creo que hasta que uno no sale y pone en práctica todo lo que aprende en el aula, no sabe de lo que es capaz. Durante el verano descubrí que mi carrera va más allá y que viajar al extranjero para conocer cosas nuevas me ha hecho darme cuenta de lo grande que puede llegar a ser mi profesión.

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