Este mes, Claudia López de la Fuente, ganadora de la XIX edición de Excelencia Literaria, reflexiona sobre dos cuestiones de gran actualidad: globalidad y alteridad. Claudia opina sobre el impacto de estos procesos mundiales a nivel cultural e intenta dar respuesta a esta cuestión tan debatida: ¿La globalidad y la alteridad suponen un enriquecimiento o una pérdida?

“La globalidad y la alteridad son conceptos extraños, a simple vista parecen contradecirse. En lo referente al terreno de las relaciones interculturales, podríamos decir que la globalidad es lo que todos los países tienen en común, mientras que la alteridad se refiere a todas sus diferencias. Esto permite entender que son opuestos, ¿no? Por lo que las preguntas que pueden surgir son: ¿Nos aportan algo? ¿Son un enriquecimiento o una pérdida? En mi caso, considero que es un enriquecimiento porque nos une, nos distingue y nos permite avanzar.

En primer lugar, nos une. La alteridad nos recuerda quiénes somos desde muchos puntos de vista. Por decirlo de otra manera, nos recuerda el papel que jugamos en un grupo, cuál es nuestra función y por qué somos necesarios. Llevándolo al terreno mundial, podemos decir que son las pequeñas culturas las que constituyen el mundo. Todas son igual de importantes, ya que si una de ellas no existiese el mundo sería distinto. Además, la globalidad sostiene que ningún país puede vivir al margen de los demás, por ello, nos convertimos en un grupo, nos unimos.

En segundo lugar, nos distingue. Si hablamos de cultura, la globalidad resalta la alteridad; es decir, aquellos aspectos culturales que son diferentes. Así nos identificamos dentro del mundo, con nuestras peculiaridades y tradiciones. Tanto la globalidad como la alteridad promueven la diversidad, lo que nos hace aprender de otros países, tener un rango más amplio de puntos de vista y sentirnos útiles en las relaciones interplanetarias.

Por último, nos permite avanzar. Sabiendo lo que es común y lo que es distinto podemos juntar las semejanzas y diferencias para progresar. Los nuevos tratamientos médicos, el avance de las comunicaciones, la invención de nuevos métodos de transporte… Todas esas mejoras han sido llevadas a cabo por la cooperación de muchos países del mundo que han dejado su huella. Gracias a las relaciones, podemos hablar con amigos que están a miles de kilómetros de distancia, curarnos de enfermedades cuyo tratamiento está desarrollado en otros países o viajar a velocidades que nos parecían impensables hace tan sólo unos años.

En realidad, los conceptos de globalidad y alteridad no son opuestos, sino que se complementan. Entonces, ante la pregunta de si son un enriquecimiento o una pérdida, opino que son beneficiosos para el mundo, ya que nos enriquecen como ciudadanos. Hemos hablado de unión, nos hace interdependientes y útiles; de distinción, valora nuestras particularidades y nos permite aprender de las de los demás; y por último, de avance, nos permite vivir en un mundo que progresa.

La globalización y la alteridad son procesos innegables e inevitables, si se quiere. Podría decirse que son asuntos inabarcables por lo contundentes que son; sin embargo, mediante pequeñas reflexiones como la propuesta por Claudia López se puede llegar a formular una opinión que recoja otras y que, poco a poco, se acerque más a la realidad que es la globalidad. Y tú, ¿crees que estos conceptos han supuesto y suponen un enriquecimiento o una pérdida? Nos gustaría escuchar tu opinión al respecto.

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