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Los contragestativos, la resistencia civil y el boicot profesional (sobre la RU-486)

Gonzalo Herranz. Departamento de Bioética, Universidad de Navarra
Conferencia en la Jornada sobre Activismo profesional en favor de la vida
Pamplona, sábado 22 de junio de 1991

Índice

Introducción

I. Aspectos médicos

La RU-486 como agente abortivo

La RU-486, ¿podría ser usada como contraceptivo?

Aspectos psicológicos y sociales de la RU-486

Otras aplicaciones

La situación internacional

II. Aspectos éticos

La confusión deliberada de la terminología

La banalización del aborto

III. La resistencia civil de los pro-vida

Introducción

Todos sabemos ya muchas cosas sobre el compuesto RU-486, sobre el aborto farmacológico, y sobre la fuerte, irreconciliable, división de opiniones que se ha producido en torno a los problemas que este fármaco suscita.

Quien quiera enterarse de lo que anima a los promotores de la RU, puede hacer una cosa muy sencilla: informarse directamente de ellos. A finales del 89, se concedió a Etienne Emile Baulieu el Premio y la Medalla Lasker, una distinción norteamericana muy apreciada, con la que se premian los grandes méritos científicos. Como era de rigor, Baulieu tuvo que pronunciar, en el acto de entrega del Premio, una conferencia, que está publicada en el JAMA y en Science, en la que, junto a los aspectos bioquímicos y clínicos de la RU-486, habló de los proyectos éticos y sociales que se alcanzarán por medio de la contragestación. Señalo esto, pues esas conferencias de Baulieu contienen buena parte de la información que sobre el particular voy a transmitir (Baulieu EE. RU-486 as an antiprogesterone steroid. From receptor to contragestion and beyond. JAMA 1989;262:1808-14. Baulieu EE. Contragestion and other clinical applications of RU-486, an antiprogesterone at the receptor site. Science 1989;245:1351-7).

Pero igual que ha recibido aplausos por parte de las grandes instancias del neomalthusianismo internacional, la RU-486 ha sido objeto de vivas críticas por parte de los defensores de la vida humana prenatal.

Voy primero a resumir la información médica sobre la RU-486, para tratar después de sus aspectos éticos. Por último, tendré que hablar de cómo fundamentar y poner en práctica esa forma tan especial de resistencia civil que es el boicot profesional.

I. Aspectos médicos

1. El compuesto RU-486 es la primera “píldora abortiva”. Su uso plantea problemas muy serios, tanto morales y sociales, como médicos y científicos. El producto ha sido desarrollado en los laboratorios de la firma francesa Roussel Uclaf (de ahí su nombre RU). La designación científica de la molécula es mifepristona. Y, en Francia, se dispensa bajo la designación comercial de Mifégyne.

2. La RU-486 es un esteroide sintético dotado de propiedades anti-hormonales (antiprogestínicas) muy singulares. Se liga con gran afinidad al receptor para la progesterona presente en los tejidos sobre los que ésta actúa, incluido el endometrio, con lo que anula las acciones de aquella. Como su nombre indica, la progesterona es necesaria para la gestación. La acción continuada de la progesterona -producida, en las primeras semanas del embarazo, por el ovario y, después y en grandes cantidades, por la placenta- es necesaria para el mantenimiento de la gestación, particularmente en el curso del primer trimestre. Si su acción es anulada mediante la administración de RU-486 en cantidad adecuada, se provoca el aborto precoz. Esta es la acción más estudiada y conocida de la RU-486, pero no la única.

3. La RU-486 tiene otros efectos. Administrada de acuerdo con ciertas pautas, puede actuar como contraceptivo. Tiene también, empleada a dosis grandes, un efecto anti-glucocorticoide, lo que le confiere cierta potencialidad, todavía no plenamente confirmada, en el tratamiento de ciertas enfermedades. Estas aplicaciones médicas de la RU-486, diferentes del aborto precoz, están siendo ahora objeto de estudios muy intensos, sobre los cuales nos interesaremos más adelante.

La RU-486 como agente abortivo

4. El uso principal que se ha hecho hasta ahora de la RU-486, y su efecto más estudiado, es el de inductor del aborto precoz. Cuando se administra sola la RU-486, la tasa de éxitos no es demasiado buena, porque los abortos son incompletos en el 15% de las mujeres, cuando se la administra dentro de las 5 semanas de amenorrea. La tasa de fracasos sube a más del 60 % cuando el aborto se induce a las 9 semanas de amenorrea.

5. Pero esa dificultad se puede superar hasta cierto punto combinando la RU-486 con otros fármacos. La RU-486 provoca un aumento de la sensibilidad del útero para otros agentes inductores del aborto: ciertas prostaglandinas. Cuando se usan combinadamente la RU-486 y una prostaglandina adecuada, la eficacia crece de modo marcado: una dosis única de 600 mg de RU-486, seguida día y medio o dos días después de una inyección de 0,25 mg de sulprostona o de un supositorio vaginal de 1 mg de gemeprost, consigue el aborto completo en casi todas las mujeres. Pero este tratamiento se acompaña de efectos colaterales de diferente importancia: dolor, que exige analgesia, durante la expulsión del feto; hemorragia, que por término medio es de 80 ml y de una a dos semanas de duración. Están en estudio y en fase de ensayo clínico nuevas combinaciones de RU-486 con prostaglandinas, a fin de atenuar estos efectos indeseados.

6. En Francia (datos de mayo 1990), los abortos inducidos con la combinación de RU-486 y prostaglandina alcanzaban la cifra de 45.000. En 1990, se realizan unos 1000 por semana, lo que significa que esta técnica se aplica en uno de cada tres o cuatro abortos. Sólo se aceptan casos en los que la gestación sea de menos de 7 semanas. Se exige a las mujeres que den su consentimiento a someterse a un aborto quirúrgico en caso de que fracase el tratamiento o se produzcan hemorragias importantes. El aborto con RU-486 está sometido a una regulación administrativa y epidemiológica bastante rigurosa. Recientemente, a raíz de la muerte de una mujer a consecuencia de un aborto farmacológico, el Ministerio de Sanidad de Francia ha ordenado que se excluyan de este tipo de aborto a las mujeres fumadoras y mayores de 35 años. Es una decisión de dudoso fundamento científico, que se ha tomado para tranquilizar a la opinión pública.

7. No es fácil hacer una evaluación ponderada de los datos relativos a las complicaciones asociadas al aborto mediado por la RU-486, pues esos datos se presentan con cierta parcialidad. No podemos olvidar que existe entre los ginecólogos una fuerte polarización de opiniones y un vivo debate que enfrenta a los promotores del aborto farmacológico y los defensores del aborto quirúrgico. Hace algo más de un año, los primeros decían que sólo se habían presentado 2 casos de complicaciones graves entre 30.000 abortos inducidos por la RU-486; otros tasan las complicaciones graves en 5 por 1000 casos. Aparece hemorragia importante en el 10 % de las mujeres tratadas, de las que una de cada cien necesita transfusión. Entre el 5 y el 20 % de los casos presentan retención del feto, lo cual hace necesaria la evacuación quirúrgica.

8. La experiencia alcanzada en los ensayos realizados hasta el presente exige que el aborto precoz con RU-486 se haga siempre bajo control del médico, ya que es necesario atender las frecuentes complicaciones. Éstas han impedido de momento la libre comercialización de la RU-486 y, con ella, la posibilidad del ‘aborto casero’. Las mismas complicaciones, la necesidad de un control ecográfico después de la intervención para comprobar que el aborto ha sido completo, son causa de que la RU-486 no pueda ser empleada en países de escasos recursos humanos médicos, en contra de los deseos de algunos que veían en ella el método ideal para el aborto del tercer mundo.

9. Como ya se ha indicado arriba, en 7, hay un enfrentamiento entre los partidarios del aborto quirúrgico y los del farmacológico, que no se refiere en exclusiva a ofrecer “un mejor servicio” a las mujeres que quieren abortar, sino que tiene que ver con la lucha por la supremacía en la industria del aborto. Los que propugnan el aborto quirúrgico han dicho que la RU-486 representa un avance técnico dudoso en un área en el que no hacía ninguna falta. Las complicaciones del aborto por RU-486 son causa de que las mujeres pierdan jornadas laborales y deban acudir al hospital. Desde el punto de vista económico, aun descontado el costo de la RU-486, el aborto farmacológico no parece tener ventajas sobre el aborto quirúrgico.

10. Curiosamente, un proyecto internacional multicéntrico, patrocinado por la Organización Mundial de la Salud, ha llegado a una solución ecléctica. Ha estudiado el modo de combinar la RU-486 con el aborto quirúrgico y ha demostrado que la RU-486 proporciona una buena preparación del cuello uterino para la práctica del aborto por aspiración. Por otro lado, el pretratamiento con RU-486 facilita el aborto de segundo trimestre inducido por la infusión extraamniótica de prostaglandinas, de modo que se consigue una reducción marcada tanto del intervalo entre inducción y aborto como de la cantidad total de prostaglandina empleada.

La RU-486, ¿podría ser usada como contraceptivo?

11. De momento, el uso de la RU-486 como contraceptivo permanece en el campo de la especulación. No se han llevado a cabo todavía los experimentos clínicos necesarios para comprobar y evaluar comparativamente su posible capacidad como contraceptivo.

12. Parece que ha de descartarse, por mostrar a priori una eficacia teórica insuficiente (4 % de fallos calculados), el uso sistemático de la RU-486 como “contraceptivo postcoital”, o, de acuerdo con la designación menos traumática, como “inductor de la regla” o “contraceptivo mensual de dosis única (píldora del mes siguiente)”. En realidad, el mecanismo de acción de la RU-486, que se tomaría en los cuatro últimos días del ciclo, sería, en estas circunstancias, no contraceptivo, sino antiimplantatorio o abortifaciente muy precoz. Para actuar como una eficiente píldora contraceptiva (abortiva) mensual, habría que asociar la RU-486 con una anti-hormona liberadora de la gonadotropina o una prostaglandina oral.

13. Sería posible inducir una contracepción luteínica mediante la administración de RU-486 durante la fase postovulatoria del ciclo. La alteración de la actividad secretora y de los cambios vasculares del endometrio provocada por la RU-486 haría imposible la anidación del embrión.

14. Una aplicación, en la que los promotores de la RU-486 depositan muchas esperanzas, sería el uso de dosis bajas (de 10 a 25 mg) de RU-486 en los días de la fase folicular, preovulatoria, tardía, para provocar la supresión de la ovulación. Al parecer, la progesterona juega un papel importante en la determinación del momento y la intensidad del pico de la hormona luteinizante, decisivo para la inducción de la ovulación en el ciclo normal, papel que podría ser anulado por la RU-486. En tal situación, la RU-486 actuaría, a diferencia de las situaciones anteriores, como un contraceptivo anovulatorio.

Aspectos psicológicos y sociales de la RU-486

15. A algunos aspectos psicológicos que comporta el empleo de la RU-486 se aluden más adelante, al tratar sobre cuestiones de nomenclatura y definición. Aquí se hace mención de algunos otros.

16. El anuncio de la ‘píldora abortiva’ ha sido recibido con júbilo por los movimientos pro-abortistas, por las agencias internacionales de control de la natalidad y por los movimientos feministas. Se ve en ella la solución, o al menos una promesa de solución, de muchos problemas psicológicos y sociales.

17. Para los grupos pro-abortistas de los países avanzados, donde el aborto quirúrgico es seguro, barato y rápido, la RU-486 garantizaría una mayor capacidad de escoger. Esos grupos aseguraban, con excesivo e infundado optimismo, que la RU-486, o los fármacos que la sigan, ofrecería la oportunidad de procurarse el aborto en la intimidad. Postulan esos grupos que, si el aborto farmacológico llegara al desiderátum de un 100 por ciento de eficacia y de un 0 por ciento de complicaciones, se convertiría en la forma dominante de aborto, pues está dotado de sustanciales ventajas: privado, doméstico, no medicalizado, y económico.

18. Con argumentos, puramente voluntaristas, las agencias internacionales del control de la población afirman que la ‘píldora abortiva’, hará más accesible y seguro el aborto en países en vías de desarrollo, y, por lo tanto, mucho más solicitado. Contribuiría así a frenar selectivamente en ellos el crecimiento demográfico, a la vez que evitaría gran parte de las supuestas 100.000 a 200.000 muertes que anualmente pagan esos países al inseguro aborto quirúrgico o clandestino. Pero, de momento, el aborto por la RU-486 necesita tanto o más apoyo médico que el aborto quirúrgico, lo cual hace esfumarse las ilusiones de la RU-486 como medio fácil de control poblacional.

19. Gran parte de los grupos del movimiento feminista ven en la RU-486 el primer paso para que la mujer pueda constituirse de hecho en dueña absoluta de su capacidad reproductiva y anuncian el advenimiento de la verdadera libertad reproductiva. Esta llegará cuando se disponga de una píldora abortiva segura, que los farmacéuticos dispensarán sin receta médica. Idealmente, esa píldora, ingerida como ‘inductor menstrual’ o ‘píldora mensual’, haría desaparecer los sentimientos de culpabilidad ligados al aborto. En efecto, la mujer ya no tendría que preocuparse de si ha concebido o no. Cada mes procedería a limpiar químicamente su útero. El propio Baulieu lo ha dicho así: “Mi propósito es hacer desaparecer la palabra aborto, porque esa palabra es tan traumática como el hecho mismo del aborto”. La libertad reproductiva obtenida gracias al aborto químico es considerada ya como un derecho de la mujer: en noviembre de 1988, el entonces Ministro francés de Sanidad, Claude Evian, al ordenar a Roussel Uclaf que reanudara la distribución de la RU-486, suspendida unos días antes, afirmó nada menos que obraba así “en interés de la salud pública, y para apoyar los derechos de las mujeres”. En esto, Evian no hacía más que transcribir la idea, expresada en un escrito firmado por más de 1000 ginecólogos asistentes a un Congreso en Rio de Janeiro, a los cuales se les había incitado a declarar que la retirada de la RU-486 era “un mazazo descargado sobre los derechos de la mujer”.

20. Es, sin embargo, dudoso que el aborto -incluso el precoz y deliberadamente inadvertido- pueda verse libre de traumas psicológicos. Aunque su impacto emocional pueda ser menos grave que el causado por el aborto quirúrgico, cargado con las servidumbres de acudir a una clínica, someterse a una anestesia y sufrir una intervención invasiva importante, el aborto farmacológico ‘casero’ no está libre de tensiones y ansiedades. El aborto desmedicalizado deja a la mujer abandonada a sí misma y en la incómoda compañía del miedo, el dolor y el temor a la hemorragia. La píldora abortiva favorece la privacidad y el secreto de la mujer, pero la condena a la soledad.

Otras aplicaciones

21. Los interesados en la comercialización de la RU-486 saben que, desde el punto de vista de la psicología social, conviene encontrar para la molécula otras aplicaciones clínicas que la rediman de la ‘mala fama’ inherente a su condición de abortifaciente. Es un problema a la vez simbólico y práctico. Si la RU-486 obtuviera, gracias a esas aplicaciones clínicas, un lugar digno entre los medicamentos, oponerse a su uso en situaciones que nada tienen que ver con el aborto y la contracepción sería una conducta irresponsable y malévola, ya que privaría a muchos pacientes de los beneficios que la RU-486 les puede prestar. Para explorar las posibilidades terapéuticas de la RU-486, se procede en algunos laboratorios de investigación básica a estudiar nuevos aspectos de sus interacciones con diferentes tejidos y funciones.

22. De hecho, se conocen ya ahora algunas aplicaciones clínicas de la RU-486. Se ha constatado su utilidad en algunas enfermedades: en el síndrome de Cushing, en el tratamiento de ciertos casos de cáncer de mama, en el de algunos meningiomas inoperables que contienen receptores progestínicos, como ayuda para el parto en casos de dilatación cervical insuficiente, o como facilitador del aborto quirúrgico durante el segundo y tercer trimestre.

23. Se ha sugerido la posible utilidad de la RU-486 en otras situaciones clínicas, pero sólo sobre bases objetivas tan tenues, que se tiene, a veces, la impresión de que esas sugerencias se basan más que en datos firmes, en deseos voluntaristas. Esta es una lista de las indicaciones potenciales de la RU-486: tratamiento no quirúrgico del embarazo ectópico, tratamiento de la endometriosis, de ciertos tumores, en la modulación de la respuesta biológica a ciertas infecciones por virus, en el tratamiento local (colirio) del glaucoma, y, finalmente, como ya está dicho, como contraceptivo.

La situación internacional

24. Hasta ahora, la aplicación clínica de la píldora RU-486 ha sido autorizada sólo en Francia. El Comité Nacional Consultivo de Ética para las Ciencias de la Vida y de la Salud hizo público, a fines de 1987, un dictamen favorable al uso limitado y estrechamente vigilado de la RU 486, de acuerdo con la ley de aborto vigente en Francia. La Organización Mundial de la Salud (OMS) espera con impaciencia el momento de contar con la RU 486 como medio para controlar los nacimientos. Según la revista Nature, la Roussel Uclaf ha firmado un contrato con la OMS para proporcionarle el producto a precio de coste. Lógicamente, tienen un vivo interés en este asunto los organismos multinacionales del aborto y de la contracepción (la International Planned Parenthood Federation, la United Stated Agency for International Development, las Fundaciones Pathfinder, Ford y Rockefeller). Hay noticias que señalan que, en la República Popular China, que no se ha adherido a las convenciones internacionales sobre patentes, se está usando la RU-486. Hace pocos meses se autorizó en Austria el uso de la RU-486. Se dice que están en fase avanzada los procesos de introducción del producto en Suecia, el Reino Unido, Holanda y otros países escandinavos. En España, la cuestión se discutió en el Congreso de los Diputados, en el otoño de 1990: la propuesta de autorizar el uso de la RU 486 que hizo el grupo de Izquierda Unida fue derrotada por la oposición conjunta de los grupos socialista, popular, catalán y centrista.

Llegamos así a la

II. Aspectos éticos

25. Obviamente, la circunstancia de que el aborto procurado se obtenga por medio de un procedimiento quirúrgico o de un agente químico no modifica sustancialmente la gravedad moral de la acción. En consecuencia, la condena ética y moral del aborto recae, íntegramente y sin atenuantes, sobre el aborto inducido por la RU-486 o por cualquier otro compuesto químico que, dotado de acción abortiva y con apariencia de medicamento, pueda aplicarse en el futuro con la finalidad de provocar el aborto. Pero conviene interrogarse acerca de los efectos que la aceptación y generalización del aborto farmacológico puede tener desde el punto de vista de la ética médica.

La confusión deliberada de la terminología

26. Es bien sabido que la implantación de costumbres o nociones que chocan con la tradición social necesita de una manipulación de las ideas, lo que exige necesariamente uso trucado de las palabras que las designan. La hábil adulteración del lenguaje y de las definiciones permite la introducción de nuevas expresiones atraumáticas que dan apariencia de dignidad, ponen de moda o establecen como necesarios ciertos comportamientos que hasta entonces eran tenidos como repugnantes o inmorales.

27. La entrada y difusión del aborto quirúrgico en la sociedad ha sido posible no sólo gracias a la legislación permisiva, sino también a la tecnología publicitaria de las fórmulas socialmente persuasivas, de sintagmas que lo dignifican, de expresiones que manchan a los que se oponen a él. La naturaleza malvada, pecaminosa, del aborto queda anulada cuando el hecho de destruir una vida humana queda ocultado bajo el velo de expresiones nuevas e inocentes, que son a la vez científicas, progresivas, técnicas y tolerantes, tales como “microaspiración”, “extracción menstrual”, “interrupción voluntaria de la gestación” o simplemente “interrupción”, “regulación menstrual”, “intercepción”, “píldora mensual”, y otras.

28. Baulieu ha acuñado específicamente el término contragestión para sustituir el de aborto inducido por la RU-486. Él justifica así la necesidad del término: “Muchos métodos de control de la fertilidad no son contraceptivos en el sentido común y aceptado del término. Eso sucede en el caso de los dispositivos intrauterinos, la contracepción hormonal a base de gestágenos y la contracepción postcoital. De hecho, la interrupción posterior a la fecundación, que tendría que ser considerada como abortiva, está a la orden del día, es lo ordinario. Además, todas la mujeres prácticamente han tenido o tendrán algún aborto (espontáneo), aunque no se hayan dado cuenta de ello... El concepto de aborto incluye una connotación violenta y controvertida, como si, de modo colectivo, conscientemente o no, sólo nos preocupara si ha habido o no fecundación, y nos olvidáramos de la multitud de etapas que deben sucederse para que se desarrolle un ser humano. Considerado en su globalidad y continuidad el proceso de generar la vida, y los mecanismos naturales de selección que determinan su existencia, el empleo, al tratar del aborto, de términos tales como “asesinato” o “matar” sirve simplemente para oscurecer los términos reales de un problema que sólo tiene que ver con la salud. Por esa razón, hemos propuesto el término “contragestión”, una contracción de “contra-gestación”, para incluir la mayoría de los métodos de control de la fertilidad, término que, es de esperar, sirva para evitar que el debate se salga de madre”.

29. Es patente la intención de amoralizar la transmisión de la vida humana, de reducirla a pura biología, de desconectarla de toda responsabilidad moral. El aborto químico debe quedar desvinculado de toda implicación moral. Ha de someterse, ciertamente, a las leyes civiles que regulan la práctica del aborto, a las normas de buena práctica sanitaria, y a los programas de control de la población. Se ha de condenar como obsesiva la preocupación de los activistas pro-vida por la fecundación, de declarar perversa, o al menos intencionadamente oscurecedora, la utilización de expresiones -asesinato, matar- dotadas de contenido moral. El nuevo término de contragestión, que es contracción “trucada” para robar sentido semiológico a la original contragestación, ya no sólo libera de posibles traumas, sino que sirve también para anestesiar la conciencia moral. No debe ya despertar una asociación de ideas con el proceso de transmitir la vida y con el papel que en ella juega la mujer, sino solamente con la administración general de los asuntos.

30. Merece la pena fijarse un momento en el hecho de la total impermeabilidad a los argumentos que se da en los enfrentamientos éticos con los fautores de la RU-486. Estos no sólo han creado y explotado el campo de la contragestión: reclaman para sí la exclusiva del análisis ético de los problemas conectados con ella. Un ejemplo: cuando alguien reprochó a Baulieu lo risible de su evaluación ética del aborto químico, indicando que el cambio de terminología no cambia la sustancia moral de las acciones, que es abusivo llamar control de la fertilidad a lo que es desalojar del útero a un ser humano, Baulieu, de modo muy típico, reprochó a su oponente el uso de un lenguaje diseñado, por medio de una manipulación semántica profundamente acientífica, para provocar un rechazo a priori de los hechos y las ideas implicados en la idea de contragestión. Creo que la situación está muy bien descrita en el refrán español: “Dijo la sartén al cazo: apártate que me manchas”. Todo comentario está de más.

La banalización del aborto

31. Hace algunos años ya, describí así la amenaza de banalización del aborto que puede traer consigo el uso de la RU-486. “La significación de este tipo de aborto es sumamente importante: establecer como un hecho socialmente admitido la noción de que el embrión humano es un simple producto de desecho. No sólo se cosifica al embrión, despojándole de su valor humano: se le reduce a la condición negativa de una excreta. Lo mismo que un laxante es capaz de exonerar de su contenido fecal al colon perezoso, la nueva píldora permitir liberar al útero gestante del embrión que crece en él. Desconectado de la madre mediante un preciso mecanismo de competitividad molecular entre antihormonas y hormonas, y catapultado hacia la red de alcantarillado por la acción de los estimuladores específicos del miocito uterino, el embrión termina su existencia sin pena ni gloria. La transmisión de la vida humana, la suprema capacidad del hombre de concrear hombres, esa participación en el poder creador de Dios, queda convertida así en una función del mismo rango fisiológico, psicológico y moral que la micción o la defecación”.

III. La resistencia civil de los pro-vida

32. Toda tentativa de iluminar, según una perspectiva de respeto a la vida, la conciencia del público, de aclarar las características, farmacológicas y morales, de la RU, de su modo de acción, o de denunciar la manipulación subyacente al lenguaje contragestativo, será violenta, elegantemente, rechazada por el “establishment” científico y por las poderosísimas organizaciones de control poblacional. Quien se pronuncia públicamente contra la RU, corre el riesgo de ser desacreditado y reducido al silencio. En la prensa científica, ya sea en las páginas de noticias y comentarios, ya en el interior de los artículos de investigación, es rechazada toda crítica moral a la RU, crítica que es calificada como “amenaza agresora, manifestación de fanatismo, resultado de una mentalidad retrógrada que quiere intimidar a los investigadores para que no investiguen la miríada de usos potenciales que la RU tiene como medicamento”. Se dice que grupos que se oponen a la RU utilizan la calumnia y las amenazas anónimas para destrozar la vida familiar de los empleados de la compañía Roussel Uclaf, actitud que fue calificada de escandalosa y vil por el ministro Evian. Se pone a pan a los que establecieron un plan de boicot profesional contra la Roussel Uclaf y la superpoderosa Hoechst para que dejen de producir la RU, mientras que se destaca como un maravilloso acto de coraje moral la amenaza que mil ginecólogos, reunidos en un Congreso en Río de Janeiro, hacen de boicotear a la Roussel Uclaf si deja de fabricar la píldora abortiva.

33. Para los profesionales de la salud que respetan la vida humana, el uso de la RU con fines abortivos es un mal moral extraordinario, del que no sólo ellos deben abstenerse, sino que han de procurar que ningún otro pueda usarlo. Se dan aquí los elementos específicos para la resistencia civil, es decir, para la aplicación de acciones de las que se echa mano sólo en casos extraordinarios. De ordinario, los profesionales de la salud no deben practicar políticas discriminatorias contra ningún proveedor de materiales o servicios, si sus prestaciones, consideradas todas las demás circunstancias, son de calidad y precio semejantes a las que ofrecen los otros competidores. Por ello, no está justificado moralmente discriminar a un laboratorio que produce fármacos eficaces y conforme a las normas de la buena práctica, en especial si ofrecen algunas ventajas (de acceso, económicas, de calidad) sobre otros productos similares: los pacientes tienen derecho a esas ventajas. Los profesionales de la salud que están a favor de la vida deben estar también a favor de la justicia, deben llevar una vida pacífica, saben que nunca un fin bueno puede justificar la aplicación de medios moralmente malos y están convencidos de que la violencia puede llegar a ser tan monstruosa como el mal que quieren combatir.

34. Una acción de boicot contra un laboratorio farmacéutico busca el cambio de política de este laboratorio sobre la base de que el perjuicio económico causado por la decisión de muchos de no prescribir sus medicamentos resultará mucho más gravoso que el resultante de suspender la fabricación o comercialización del producto que provocó el boicot. Los elementos del boicot son muy sencillos: aunque en él puedan participar otras personas (pacientes, periodistas, otros activistas pro-vida), la acción va fundamentalmente dirigida a los profesionales de la salud que quieran colaborar (médicos, farmacéuticos, centrales de distribución farmacéutica, enfermeras). Se les ha de proporcionar una tarjeta, que es puesta en circulación por el o, mejor, los grupos profesionales pro-vida que promocionan el boicot, con indicación de su dirección y teléfono. En una de las caras de la tarjeta va escrita una concisa explicación de las razones del boicot y una invitación a colaborar personalmente y a invitar a otros colegas a adherirse al boicot. Se da la razón de éste y se describe cuáles son las acciones coordinadas que convendría poner en práctica: escribir al laboratorio pidiendo la retirada de esos productos, abstenerse de prescribir o dispensar los otros medicamentos que el laboratorio produce. Con tal fin, en la otra cara de la tarjeta se detalla una lista de productos equivalentes, en la que se señalan las marcas comerciales o los productos genéricos que pueden sustituir a los distintos medicamentos de la casa boicoteada. Es muy fácil, con un buen vademécum de medicamentos o con la Guía de Prescripción del año en curso, hacer esa tabla de equivalencias.

35. Conviene tener presente que la acción boicoteadora se inscribe en un modo de vivir muy amplio: el de cambiar a favor de la vida la opinión de muchos indiferentes, haciéndoles ver que no se trata de una erupción pasajera, sino de un movimiento profundo y permanente. Conviene que no haya “un” promotor, sino que sean muchos, muchísimos los que difunden el mensaje. Y han de hacerlo de modo positivo, alegre, alentador, moderno, gente ordinaria. No es acertada ni siquiera la apariencia de conexión del boicot con grupos políticos, culturales o religiosos: han de tener un carácter profesional abierto. A veces, un gesto desacertado puede ser utilizado por los periodistas para desacreditar toda la acción ante la opinión pública. Es esencial que, en todo momento, los activistas pro-vida sean corteses, amables; que se vea que, aunque sufren, no están amargados; que confían en que terminarán por parecer razonables y nobles sus propósitos; que, aunque son combativos, no son agresivos ni violentos. Si se manifiestan en público, lo harán pacíficamente, con humor, llevando un mensaje amable y positivo. Si escriben cartas, o hacen una campaña de llamadas telefónicas al laboratorio central o a sus representantes locales, han de dar su nombre, su título profesional, y comunicar con sencillez y de modos muy diferentes el mensaje que, en esencia, consiste en manifestar su dolor por ver que un laboratorio que produce medicamentos de alta calidad y que uno ha estado prescribiendo o dispensando mucho tiempo, o de cuyas investigaciones uno se sentía orgulloso, haya desviado su acción en favor de la salud y de la vida hacia la destrucción de seres humanos inocentes. Añadir que uno boicoteará, mientras dure la situación anómala, sus productos, pero que espera que eso dure poco, pues espera una reacción razonable.

En un hospital se puede abrir una lista de firmas para pedir la retirada del producto. Se puede obtener de los anuarios correspondientes, las listas de los accionistas y directivos, a los que se debe escribir de modo cortés pero claro.

Corresponde a los promotores trabajar seriamente en la preparación del boicot y de las acciones satélites, para que en el momento de lanzar la operación todos los colaboradores inmediatos puedan estar suficientemente dotados de razones morales, de capacidad de captar nuevas adhesiones, de desarrollar iniciativas, de acceder a los medios de opinión. Una operación boicot dura poco, pero debe ser muy intensa.

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