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Política en Tiempos dePolítica en Tiempos de Twitter

Iván Sánchez Marañón

Iván Sánchez Marañón, alumno de primer año del grado
de Philosophy, Politics and Economics (PPE) de la
Facultad de Filosofía y Letras, nos trae una valiosa reflexión
acerca de la irrupción de las redes sociales en el discurso político.
Un texto fundamental para estos tiempos turbulentos.
 

Política en Tiempos de Twitter

Las redes sociales se han convertido en la piedra angular de nuestro tiempo de ocio. Las nuevas generaciones, aquellas que nacieron durante el “boom digital”, apenas leen los periódicos, ven la televisión o escuchan la radio. Es un hecho que los medios tradicionales de comunicación llevan años perdiendo fuerza y su final se siente cada vez más cerca

Como consecuencia, el mundo se ha ido adaptando al ritmo apresurado de las redes sociales y el contenido que antes se consumía por los viejos medios lucha por hacerse un hueco en la vorágine de Internet. Tal es el caso de la política que, bajo los focos del mundo online, pocos son capaces de reconocerla.

La llegada de las redes sociales ha hecho mutar enormemente a la política, al punto de que estas se han convertido en el centro neurálgico de su actividad. Actualmente, son el medio de expresión por excelencia de los políticos (les reto a pensar en uno sin cuenta de Twitter) que, a golpes de tuit, han ejercido una enorme influencia en los acontecimientos electorales del último lustro. 

Basta con recordar el juicio a Facebook y Cambridge Analytics, acusados de ser factores determinantes en la victoria de Donald Trump y en el referéndum del Brexit. El controvertido uso de datos personales por parte de estas empresas ha marcado un antes y un después en la polarización del escenario político mundial. 


Política 2.0

Política en Tiempos de TwitterEs evidente que el desarrollo de las redes sociales ha supuesto una serie de beneficios en el campo de la política. Gracias a estas los individuos pueden expresar sus ideas políticas con mayor facilidad, encontrar mayor información acerca de otras ideologías, debatir sobre cualquier tema, enterarse de las alternativas políticas y estar al corriente de la situación política actual, tanto de su país como de otros.

Sin embargo, las redes sociales pueden enturbiar enormemente el buen desarrollo de la política e incluso suponer un retroceso. La inmediatez que tanto caracteriza a Internet, mezclada con la ancestral costumbre política de buscar el voto fácil, trae como consecuencia tanto el empleo de fake news y otras formas de difamación, como una considerable simplificación del mensaje. 

Dicha simplificación del mensaje puede no parecer, a primera vista, algo negativo si se entiende que busca llegar al máximo número de electores. Pero se convierte en algo nocivo cuando los emisores del mensaje simplifican los contenidos en exceso hasta el punto de que dejan de emplear argumentos racionales y se centran en conseguir hacer más ruido.

En consecuencia, el discurso político está sufriendo un proceso de decadencia. Este ya no trata de convencer al público acerca de porqué su postura es la correcta aportando razones. Todo lo contrario, ahora el discurso político se ha transformado en un espectáculo de mal gusto y trata de persuadir a los posibles votantes mediante el empleo de retórica llamativa pero vacía, emocional y llena de falacias. 

En lugar de proponer ideas, los políticos buscan la destrucción y humillación de su oponente. Parte de los consumidores de noticias a través de redes sociales recuerdan el último zasca que vieron por Twitter, Facebook o Instagram, pero es poco probable que recuerden el último discurso bien razonado y argumentado llevado a cabo por un político. 

Política en Tiempos de Twitter

Además, el hecho de que los discursos políticos se centren cada vez más en las emociones y que se busque difamar al adversario a través de bulos y ataques personales trae como consecuencia dos enfermedades políticas: el dogmatismo y la crispación

Si la primera es negativa porque hace que las partes enfrentadas en un debate no estén dispuestas a dialogar, la segunda es realmente peligrosa porque hace que dichas discusiones sean muy propensas a acabar en violencia (por ejemplo, la cuestión de la independencia catalana).

Política en Tiempos de Twitter

Soluciones 2.0 

Ante este penoso retroceso de la política causado por las redes sociales cabe preguntarse cuáles son las posibles soluciones. Si bien esto no es trabajo sencillo, la respuesta pasa por una serie de acciones y actitudes que deberemos adoptar si queremos que la política vuelva a las formas y recupere el contenido. 

En primer lugar, el discurso político debe respetar ciertas normas de conducta. Por más obvio que pueda parecer, recordemos que hasta en el Congreso nuestros políticos destilan un repertorio de insultos recubiertos de demagogia. 

En segundo lugar, hemos de ser muy cautelosos en verificar que la información que nos llega no solo es veraz sino que no está sacada de contexto. Y en tercer lugar, hemos de ser críticos, no podemos caer en la trampa de los argumentos vagos, las falacias y los discursos emocionales.

Si de verdad queremos que la política sirva para mejorar nuestras vidas, no podemos dejarla en manos de demagogos y populistas que utilizan herramientas como twitter para hacer declaraciones. Para ello debemos combatirlos, solo si somos capaces de no caer ni comprar su juego y enfrentarnos a ellos exponiendo sus trampas y sus tretas podremos lograr un cambio. Sin duda será una batalla difícil, pero es una batalla que vale la pena luchar.

Política en Tiempos de Twitter

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