Investidura de doctores 2024-25
María Iraburu: “Sois más necesarios que nunca. Si la mejora de la sociedad siempre ha dependido de esa apuesta por el conocimiento, estamos en un momento en que esto es una necesidad urgente”
Birretes, mucetas y puñetas de colores recorrieron los pasillos del edificio Central durante el acto de investidura de nuevos doctores, que tuvo lugar el pasado viernes 6 de junio en el Aula Magna.
Procedentes de 33 países, cada uno de los 181 nuevos doctores que han defendido su tesis durante el último curso han desarrollado su investigación en ámbitos tan diversos como el biosanitario, humanístico, ciencias sociales, ingeniería, economía, derecho, educación o eclesiásticas. Incontables horas de estudio, investigación, lecturas, redacción de artículos científicos y conversaciones con colegas que se han traducido en miles de páginas convertidas en tesis doctorales.
“El trabajo de estos años quedará grabado con una fuerza especial, aunque con el paso del tiempo no sea el más reconocido o citado”, afirmó la rectora, María Iraburu, en su discurso. Haciendo una referencia, además, a la necesidad tan urgente de una apuesta por el conocimiento, se refirió a cómo el estudio implica a todas las dimensiones de una persona. “Sois más necesarios que nunca. Si la mejora de la sociedad siempre ha dependido de esa apuesta por el conocimiento, estamos en un momento en que esto es una necesidad urgente… Esto es, ante todo, una invitación a reflexionar sobre lo específicamente humano”.
Carmen Sanmartín, profesora de la Facultad de Farmacia y Nutrición y madrina de la promoción, felicitó a los doctores haber alcanzado el “grado académico más alto que la universidad otorga”.
En su discurso, incidió en que los logros no se consiguen de forma individual, y animó a los doctores a agradecer a sus familiares, directores de tesis y, también, a la generosidad de la Asociación de Amigos. Además, les aconsejó no considerar el trabajo como la única dimensión en sus vidas: “No se debe renunciar al descanso, a la familia y a cuidar de los amigos”, señaló Carmen. Por ello, reconoció que el éxito humano es deseable, pero “sin dejarse seducir por él”.
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En la misma línea, Carmen Basanta, doctora por la Facultad de Educación y Psicología y encargada de dedicar unas palabras a todos los presentes en nombre de toda la promoción, compartió con todos los presentes que la fecundidad en la investigación, como la entendía el profesor José María Albareda, rector de la Universidad entre 1960 y 1966, “no busca reconocimiento ni rendimiento inmediato”, sino que es una fecundidad “silenciosa, tranquila, que se ofrece como un servicio amoroso al mundo”.
También definió el proceso de la tesis doctoral como “un acto de fe”: “A lo largo de estos tres, cuatro, o incluso cinco años de doctorado, lo que ha
sucedido en nuestra vida han sido continuos y pequeños actos de fe”.