El sistema ruso de navegación satelital Glonass extiende sus estaciones por Latinoamérica

El sistema ruso de navegación satelital Glonass extiende sus estaciones por Latinoamérica

ARTÍCULO

14 | 04 | 2023

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Con instalaciones ya en Brasil y Nicaragua, Rusia ha cerrado acuerdos para poner sus antenas en Venezuela, México y Argentina

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Sello conmemorativo del sistema Glonass [Pochta Rossii]

Informe SEGURIDAD REGIONAL AMERICANA, SRA 2023 / Versión del artículo en PDF

 

° Gestionado por el Ministerio de Defensa ruso, es presentado por Moscú como cooperación militar o técnico-militar, lo que en medio de la guerra de Ucrania puede crear incomodidad.

° El gobierno de López Obrador ha debido aclarar a Washington que el acuerdo se firmó antes de la invasión y que el propósito no es espiar desde su territorio a Estados Unidos.

° Buenos Aires ya permitió hace diez años la instalación de una controvertida estación espacial terrestre de China en la Patagonia y ahora abre la puerta a la presencia rusa.

 

Rusia ha encontrado en Latinoamérica un espacio en el que esponjarse en medio de la presión que recibe de Estados Unidos, Europa y otros aliados occidentales por la guerra de Ucrania. Aunque en las votaciones realizadas en la ONU la mayoría de los países latinoamericanos ha condenado la invasión (la resolución del pasado 23 de febrero solo tuvo el rechazo de Nicaragua y la abstención de Bolivia, Cuba y El Salvador, además de registrarse la ausencia de Venezuela), en este año de guerra los gobiernos de Argentina, Brasil y México con frecuencia han tendido la mano al presidente ruso, Vladimir Putin, alegando una equidistancia que en realidad beneficia la posición del Kremlin.

Un terreno en el que en el último año se ha estrechado la relación de Rusia con varios de esos países es el relativo al Sistema Global de Navegación por Satélite ruso, conocido como Glonass por las siglas de ‘Globalnaya Navigatsionnaya Sputnikovaya Sistema’. Al igual que su semejante estadounidense (GPS) y europeo (Galileo), necesita situar estaciones terrestres en diversos emplazamientos del globo para su correcto funcionamiento.

El GPS es propiedad de la Fuerza Espacial de Estados Unidos y cuenta con ciertos protocolos de trasparencia en la gestión de sus antenas terrestres en los distintos países; Glonass, dirigido por las fuerzas de Defensa aeroespaciales rusas, presenta en cambio una mayor opacidad en algunas de sus estaciones. En cualquier caso, esa dependencia militar hace que el compromiso de algunos países latinoamericanos con el sistema ruso puede ser visto como un abrazo de los intereses del Kremlin en medio de una guerra de agresión, condenada por Naciones Unidas.

El propio ministro de Defensa ruso, Serguéi Shoigú, ha situado la deseada cooperación con sus socios latinoamericanos precisamente en el terreno militar. Al criticar que Washington quiera poner a sus vecinos hemisféricos en contra de Moscú, declaró: “El objetivo de esta política es llevar a la región a una confrontación con Rusia y China, destruir los lazos tradicionales y bloquear nuevas formas de cooperación en las esferas militar y técnico-militar”. Glonass es fundamental en el posicionamiento de navegación para las fuerzas naval y aérea y para la geolocalización en el lanzamiento de misiles.

Fuera de las fronteras rusas, Glonass dispone hasta la fecha de nueve estaciones terrestres que se comunican con la red de satélites del sistema: cuatro en Brasil, tres en la Antártida, una en Nicaragua y otra en Sudáfrica. La primera de ellas fue instalada en Brasilia en 2013; la de Managua es de 2017. Rusia ha establecido acuerdos para tener también estaciones en Venezuela, Argentina y México, e igualmente cuenta con situar otra en Cuba.

Nicaragua y Venezuela

A diferencia de la trasparencia con que se estableció la primera de esas estaciones, en el campus de la Universidad de Brasilia, el secretismo con que se construyó y se opera la estación de la capital nicaragüense ha dado lugar a sospechas sobre un uso primordial de espionaje que supera la dimensión civil que el gobierno de Daniel Ortega oficialmente le ha atribuido, queriendo situar su supuesto beneficio para Nicaragua en los datos que la estación puede aportar en materia de prevención de catástrofes naturales o incluso en el combate del narcotráfico.

La referencia a la instalación de Nicaragua, situada cerca de la embajada de Estados Unidos, ha sido habitual en el señalamiento por parte de Washington de la actividad que lleva a cabo Rusia en Latinoamérica. Pero en el último año, el Comando Sur estadounidense ha seguido de cerca los acuerdos relacionados con Glonass establecidos por el Kremlin con otros países de la región y que han sido destacados en la publicación que impulsa esa división del Pentágono para la relación con el hemisferio.

Uno de ellos es el acuerdo entre la agencia espacial rusa, Roscosmos, y el gobierno de Nicolás Maduro, anunciado en diciembre de 2022, para instalación este año de una estación de Glonass en Venezuela. Oficialmente se presentó como un medio para que los venezolanos puedan mejorar el transporte terrestre, marítimo y aéreo, e introducir avances en los sectores agrícola e industrial. Esta cooperación se inserta en un marco de colaboración entre los dos países para la exploración espacial, aprobado en noviembre de 2021 por la Asamblea Nacional venezolana y en abril de 2022 por la Duma rusa. Este convenio tiene vigencia de cinco años y se prolongará por otros cinco automáticamente si ninguno de los firmantes expresa lo contrario.

México y Argentina

Si Nicaragua y Venezuela ya son percibidas desde hace tiempo como estrechas aliadas de Moscú, el caso del acuerdo entre México y Rusia es probablemente el más notorio desde el punto de vista geopolítico. Es cierto que México desea liderar la proyección espacial de Latinoamérica, y es el principal promotor de la creación de la Agencia Latinoamericana y Caribeña del Espacio (ALCE), sin embargo la aceptación de estaciones que controlará Rusia y presumiblemente las autoridades mexicanas no podrán someter a un conveniente escrutinio contribuirá a roces con Estados Unidos. Estando más cerca de la frontera estadunidense que Nicaragua, México puede ser una interesante plataforma para el Kremlin en cualquier posible tarea de interceptación de comunicaciones.

El acuerdo ruso-mexicano, firmado en septiembre de 2021 y en el que participa la Agencia Espacial Mexicana (AEM), prevé la “cooperación en la exploración y utilización del espacio ultraterrestre con fines pacíficos” y la instalación de estaciones para Glonass en México. El presidente Andrés Manuel López Obrador quiso desmentir que esa colaboración pueda llevar a actividades sospechosas. “Lo cierto es que estos acuerdos se firman con todos los países y no tienen el propósito de espiar a nadie, ni de afectar la soberanía de ninguna nación”, declaró. De todos modos, el canciller Marcelo Ebrard ha tenido luego que aclarar a Washington que la firma del convenio con Rusia se llevó a cabo antes de la invasión de Ucrania, ante la inquietud levantada en Estados Unidos por un acercamiento de México a Putin.

En el caso de Argentina, la creciente relación estratégica con las potencias rivales de Estados Unidos ya se había dado con China –Washington señala el sospechoso funcionamiento de una estación espacial terrestre en la Patagonia acordada en 2012 entre Buenos Aires y Pekín y gestionada por el Ejército chino–, y luego se extendió también a Rusia: en 2019 ambos países firmaron un protocolo de cooperación espacial, en el que participa la Comisión Nacional de Actividades Espaciales argentina (CONAE). En enero de 2021 se dio a conocer un acuerdo para la instalación de una estación de Glonass en el país.