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La pérdida de confianza en las noticias no encuentra suelo en España

Sólo un 31% de los encuestados se fía habitualmente de las noticias frente al 40% que desconfía. Es la mayor brecha de credibilidad en toda la serie histórica de los informes (2014)

  • El 38% de los españoles declara tener poco interés y escasa credibilidad en las noticias, trece puntos más que en 2021

  • Apenas un 20% de los menores de 24 años considera que se puede confiar en la mayoría de las noticias, frente al 52%, que expresa abiertamente su desconfianza

La pérdida de la confianza de los españoles en las noticias sigue sin dar respiro. En 2025 tan solo un 31% de los encuestados mantiene esta confianza, mientras que el porcentaje de quienes desconfían abiertamente ha alcanzado un preocupante 40%. Se trata de las peores cifras desde el inicio de la serie histórica de los informes Digital News Report España. La perspectiva muestra que el escepticismo en los medios de comunicación se viene consolidando desde 2020, aunque la pérdida de confianza se remonta a años atrás. Muy alejado queda el año 2017, en el que más de la mitad de los encuestados españoles (51%) declaraba fiarse frente al 24% que no lo hacía. Desde entonces, la caída ha sido constante.


Al igual que en ediciones anteriores, los datos indican que el panorama de la confianza en las noticias no es homogéneo, sino que revela profundas diferencias cuando se analiza a través del prisma de la edad: cuanto más joven es el ciudadano, mayor es su escepticismo hacia las noticias, mientras que la credibilidad tiende a aumentar progresivamente con la edad.

La desconfianza es notablemente elevada en el extremo más joven del espectro, el grupo de 18 a 24 años. Apenas un 20% de estos jóvenes considera que se puede confiar en la mayoría de las noticias frente al 52%, que expresa abiertamente su desconfianza. Estas cifras describen una actitud marcadamente crítica o distante de la credibilidad que atribuyen a los medios tradicionales o al panorama informativo en su conjunto. Este escepticismo puede estar quizá influido por su mayor exposición a una diversidad de fuentes digitales, la prevalencia de la desinformación en plataformas digitales y, quizás, una menor afinidad con las narrativas mediáticas establecidas.

A medida que avanzamos en edad, la balanza comienza a inclinarse, aunque la desconfianza sigue siendo la posición más extendida en la mayoría de los grupos etarios y casi la mitad de la población adulta joven y de mediana edad temprana no se fía de la información que recibe de forma general. Es en el segmento de 55 a 64 años donde la confianza supera por primera vez a la desconfianza de manera significativa: un 39% de este grupo confía en las noticias, frente a un 33% que desconfía. Esta tendencia se consolida aún más en el grupo de los mayores de 65 años. Aquí, la confianza alcanza su punto más alto entre todas las franjas etarias, con un 40% de individuos que creen en la fiabilidad de las noticias. En este mismo grupo, la desconfianza se sitúa en su nivel más bajo, con un 30%.


 

Esta correlación directa entre edad y confianza sugiere que las experiencias vitales, los hábitos de consumo de medios consolidados a lo largo del tiempo y, posiblemente, una menor exposición o una diferente gestión de la sobrecarga informativa digital podrían influir en esta percepción más favorable entre los mayores. Por el contrario, las generaciones más jóvenes, nativas digitales o que han madurado en un entorno mediático fragmentado y a menudo polarizado, parecen haber desarrollado un mayor filtro crítico, o incluso un cierto cinismo, hacia la información generalista.

Más confianza en mis noticias

Al igual que en ediciones anteriores, no solo se preguntó por la confianza en las noticias en general sino por la confianza en aquellas que el encuestado consume habitualmente. Y al igual que en años previos, existen diferencias significativas: frente al 31% de españoles que cree que se puede confiar en las noticias en general, un 38% confía en sus noticias, es decir, en aquellas que selecciona personalmente. Esta brecha es sostenida a lo largo del tiempo. Así, los datos del período 2021-2025 muestran consistentemente que los españoles depositan una mayor credibilidad en las fuentes y contenidos que seleccionan activamente, en comparación con la percepción que tienen de las noticias en general.

Esta confianza selectiva revela en primer lugar la existencia del efecto primera persona, el que los usuarios se sienten inmunes en su consumo de noticias frente al panorama general. En segundo lugar, este fenómeno podría interpretarse como un reflejo de mayor capacidad crítica por parte de los ciudadanos para discernir y elegir contenidos de calidad en un entorno saturado. Pero por otro lado, también podría señalar una tendencia hacia la creación de cámaras de eco, donde los individuos consumen predominantemente aquellas noticias que confirman sus propias visiones del mundo, lo que naturalmente llevaría a una mayor confianza en aquellos medios o periodistas que sienten más afines


 

Sigue creciendo el grupo de los ninis informativos: ni se interesan ni se fían de las noticias

La combinación de interés en las noticias y credibilidad permite clasificar a los encuestados en cuatro grandes grupos. El tipo que más ha crecido en los últimos cinco años es de los denominados ninis informativos, aquellos que declaran tener poco interés y escasa credibilidad en las noticias. En 2025 suponen el 38% del total de los españoles, trece puntos más que en 2021, lo que evidencia una continúa y creciente desconexión de un grupo numeroso de ciudadanos.


 

En paralelo, desciende de forma constante el grupo más comprometido: los ciudadanos con alta confianza y alto interés en las noticias. Este segmento ha caído nueve puntos, al pasar del 29% en 2021 al 20% en 2025, lo que refleja un preocupante repliegue de las audiencias más implicadas y mejor informadas. El dato refleja no solo una crisis de confianza, sino también una posible saturación o desgaste ante la oferta informativa actual.

Por su parte, el grupo de usuarios que mantienen un alto interés, pero baja confianza —es decir, quienes siguen informándose, pero lo hacen con escepticismo— permanece relativamente estable en torno al 30% de la población. Este perfil parece dar cuenta de una ciudadanía activa pero crítica, que consume información a pesar de sus dudas sobre la fiabilidad del sistema mediático.

Finalmente, el grupo con alta confianza, pero bajo interés representa una minoría que se ha mantenido estable en torno al 11%. Este segmento puede incluir a personas que, aunque no sigan habitualmente las noticias, no desconfían del sistema informativo cuando lo hacen, lo que sugiere una relación menos emocional o ideológica con la actualidad.

Si se comparan estos datos con el promedio internacional del resto de países analizados, se observa una tendencia similar, aunque con matices. El grupo de ninis informativos también crece de manera sostenida y alcanza el 37% en 2025, un punto menos que en España. Al mismo tiempo, el perfil de alta confianza y alto interés se mantiene ligeramente por encima del dato español (24% frente al 20%). En términos generales, la comparación internacional muestra cómo España ha seguido una senda particular. Donde otros países han visto estabilizarse ciertos indicadores, aquí la caída de los más comprometidos y el ascenso de los desconectados han sido más marcados.

La creciente desconexión informativa, combinada con la erosión de la credibilidad periodística, crea un caldo de cultivo donde prosperan la desinformación y el alejamiento de los asuntos públicos. Los datos sugieren que, de continuar esta tendencia, España podría encontrarse pronto con una sociedad dividida entre una minoría informada y una mayoría cada vez más ajena al debate público. La pregunta que queda flotando es si este proceso ha tocado fondo o si, por el contrario, estamos ante una transformación más profunda y duradera en cómo los ciudadanos se relacionan con la información. Lo que los números muestran con claridad es que el modelo tradicional está en crisis, y que el futuro del periodismo dependerá de su capacidad para reconectar con una audiencia cada vez más escéptica y selectiva.

Comparativa internacional

El promedio mundial de confianza en las noticias se sitúa en el 40%. Esta cifra actúa como línea base para comprender qué países y regiones se sitúan por encima o por debajo del umbral de equilibrio entre escepticismo e implicación informativa. La posición de España en este escenario resulta preocupante. Con solo un 31% de confianza, se encuentra en el tercio inferior del ranking global, por debajo de países vecinos, de muchos latinoamericanos e incluso de democracias jóvenes de Asia o África.


 

Por regiones, África lidera el ranking de confianza informativa. Nigeria (68%) y Kenia (65%) ocupan las dos primeras posiciones a nivel mundial, seguidas por Sudáfrica (55%).

En Asia-Pacífico, el panorama es más matizado. Tailandia (55%) y Hong Kong (52%) figuran entre los países con mayores niveles de confianza, mientras que otras naciones como Corea del Sur (31%) o Taiwán (30%) se sitúan en el extremo opuesto. Incluso potencias como Japón (39%) o India (43%) muestran resultados dispares, lo que refleja una región diversa en estructuras mediáticas y en niveles de pluralismo o libertad de prensa.

Europa del Norte constituye otro núcleo de confianza elevada. Finlandia, con un 67%, encabeza la lista europea. Le siguen Dinamarca (56%), Noruega (54%) y Suecia (53%), con Irlanda (51%) completando un bloque de alta credibilidad en la información. Este patrón responde a sistemas mediáticos estables, financiación pública transparente y una larga tradición de independencia editorial. En Europa Occidental, el equilibrio también es favorable: Países Bajos (50%), Suiza (46%) y Alemania (45%) presentan datos sólidos. Bélgica (43 %) y Austria (40 %) se sitúan justo en la media, pero Francia cae hasta el 29%.

En contraste, Europa del Sur aparece como una de las regiones más desconfiadas. Solo Portugal (54%) destaca positivamente. Grecia (22%) y Bulgaria (26%) cierran este bloque, y reflejan un clima de desafección informativa que ha sido reiterado en informes anteriores. Europa del Este también muestra cifras bajas, con excepción de Polonia (47%), que se aleja del resto. Croacia (36%) y República Checa (33%) mantienen cifras moderadas, mientras que países como Hungría (22%) o Eslovaquia (23%) muestran niveles muy reducidos de confianza.

En América Latina, la percepción también es fragmentada. Brasil (42%) y Perú (40%) están en línea o por encima del promedio global, mientras que Argentina y Colombia (ambas con 32%) se sitúan más cerca del escepticismo. México y Chile (36%) reflejan posiciones intermedias.

Por último, Canadá alcanza un 39%, prácticamente igual al promedio global, mientras que Estados Unidos apenas llega al 30%. Este último dato confirma una tendencia prolongada de erosión de la confianza en los medios en EE. UU., intensificada por la polarización política y la creciente segmentación informativa.

Confianza neta

Un indicador que permite diferenciar a los países con mayor grado de credibilidad en las noticias de aquellos más escépticos es la confianza neta o diferencia entre el porcentaje de encuestados que se fían y el porcentaje de los que no se fían. En la siguiente gráfica se puede observar como Grecia (-18%), Hungría (-15%) y Eslovaquia (-14%) lideran negativamente ese ranking. En el otro extremo, Suecia (31%), Países Bajos y Singapur (30%) son los países con un balance más positivo. España no solo está por debajo de la media global en confianza absoluta (31% frente a 40%), sino que su balance es negativo (–9%). Frente a regiones donde la confianza supera por mucho a la desconfianza, nuestro país se sitúa en el grupo de naciones con un déficit de credibilidad, un desafío que exige mayor transparencia, pluralidad y calidad informativa para reconquistar la confianza ciudadana.


 

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