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La mayoría (68%) no paga actualmente por ningún tipo de noticias, ni impresas ni digitales. Sólo un 10% declara haber pagado por información digital el año pasado
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La mayoría de los españoles no responde a los incentivos del pago conjunto, el complemento de servicios adicionales o las modalidades de pago más flexibles
La disposición a pagar por noticias digitales en España sigue siendo relativamente baja a nivel general, y apenas alrededor del 10% de los adultos declara haber comprado noticias digitales en 2025. No obstante, existen segmentos específicos, como los adultos jóvenes (25-34 años), los usuarios altamente interesados en política y noticias locales, así como aquellos con mayor alfabetismo mediático, que muestran mayor disposición al pago. La aparición y popularización de formatos emergentes como los pódcasts y las tecnologías avanzadas como la inteligencia artificial sugieren también una oportunidad clave para desarrollar estrategias informativas que puedan aumentar la proporción de usuarios que pagan por noticias digitales en el futuro.

Por edades, se observan diferencias notables y tendencias contrastantes. En el año 2020, los jóvenes adultos (18-24 años) lideraban claramente en pagos por noticias digitales, con un 21%, muy por encima del promedio general (12%). Sin embargo, en 2025, esta cifra ha disminuido hasta el 11%, lo que indica posiblemente un cambio en las prioridades o una resistencia creciente al pago digital en esta generación. Por otra parte, el grupo de 25-34 años muestra una evolución distinta, y ha crecido dos puntos hasta el 20% en 2025, convirtiéndose así en el grupo más dispuesto a pagar.

Otros grupos de edad presentan cifras más estables o ligeramente decrecientes. El grupo de 35-44 años pasó del 15% en 2020 al 11% en 2025, mientras que los mayores de 45 años se mantuvieron consistentemente por debajo del promedio general.
El análisis más detallado de los perfiles de los encuestados que declararon haber pagado por noticias digitales evidencia que aquellos usuarios con alto interés en noticias (15%) y en política (18%) muestran una mayor predisposición a pagar por contenidos digitales en comparación con aquellos con intereses más bajos (5% y 4%, respectivamente). Del mismo modo, los usuarios con alto interés en noticias locales (14%) y aquellos que otorgan mucha relevancia política al periodismo (20%) presentan tasas superiores de pago digital. Esto indica que el pago por noticias digitales está estrechamente vinculado con el grado de interés y la percepción del valor añadido que tiene la información política o local para estos usuarios.

Además, resulta especialmente significativo el hecho de que los usuarios que poseen un mayor alfabetismo mediático pagan con más frecuencia (27%), en comparación con los menos alfabetizados (7%), lo que sugiere que la educación en medios y la capacidad crítica para evaluar información pueden impulsar considerablemente la disposición a financiar contenido informativo digital.
En términos de fuentes informativas preferidas, los usuarios que pagan por contenidos digitales utilizan principalmente fuentes digitales especializadas o nativas (16%) y las ediciones digitales de marcas periodísticas consolidadas (14%). También destaca particularmente el pago entre aquellos que se informan a través de nuevos formatos como el podcast (29%) o los chatbots con inteligencia artificial (24%). Estas cifras son indicativas de que los usuarios más avanzados en su consumo informativo y tecnológico también tienen mayor disposición al pago y buscan calidad, exclusividad o una experiencia de usuario diferenciada.

Es el interés, no la confianza
Los datos sobre el pago por noticias digitales en España según la combinación de confianza e interés informativo ofrecen una visión muy clara de cómo estas variables influyen en la decisión del usuario sobre pagar o no por contenidos digitales. En primer lugar, destaca que los usuarios que combinan una alta confianza y un alto interés en las noticias son claramente los más propensos a pagar por contenidos digitales. En este grupo, el 17% ha realizado pagos digitales. Aunque esta cifra puede parecer modesta, es considerablemente mayor que en cualquier otro segmento analizado. Esto indica que una percepción positiva sobre la calidad de la información, unida a un interés genuino por estar informados, constituye el principal motor del pago digital en España.

En contraste, quienes manifiestan una baja confianza y bajo interés por las noticias presentan una clara resistencia al pago digital. En este grupo, solo el 6% ha pagado por contenidos digitales, mientras que un 91% no lo ha hecho. Este dato es particularmente revelador, puesto que indica que cuando existe simultáneamente una desconexión tanto en términos de interés como de confianza, la disposición a pagar por información digital se reduce drásticamente. La tendencia también es muy marcada entre aquellos usuarios con alta confianza pero bajo interés en las noticias, grupo en el que apenas el 5% declara haber pagado digitalmente por contenido informativo, siendo este el segmento menos dispuesto a pagar entre todos los analizados.
Finalmente, el segmento con baja confianza pero alto interés muestra una proporción de pago algo más elevada (14%). Este grupo presenta una situación particular: a pesar de que no confía plenamente en las noticias, su interés por estar informado es suficientemente fuerte para impulsar cierto nivel de pago. Aquí podría existir una búsqueda activa de fuentes consideradas más creíbles o de mejor calidad, lo cual justifica el pago, aunque persista la desconfianza generalizada en el ecosistema informativo.
Pago por noticias y evasión informativa: una relación ambivalente
Según las cifras, un 21% de las personas que han pagado por noticias en el último año evita las noticias a menudo, frente a solo un 10% de quienes no han pagado. Esta diferencia, que que duplica el porcentaje, plantea una pregunta clave: ¿por qué alguien pagaría por algo que después trata de evitar?
Una posible explicación es que pagar no garantiza satisfacción. Algunas personas podrían suscribirse por un interés puntual o un evento concreto, pero luego sentirse sobrecargadas o decepcionadas con el contenido. En lugar de generar fidelidad, el pago podría incluso aumentar la fatiga informativa. Curiosamente, quienes están muy interesados en la actualidad —tanto que pagan por ella— pueden acabar más expuestos al cansancio informativo y necesitar desconectar.

Por otro lado, quienes no pagan tienden a mantener una relación más intermitente con las noticias. El 38% evita las noticias de forma ocasional y un 27% lo hace a veces. Este patrón sugiere un consumo más flexible, sin la presión de haber invertido económicamente. Se trata de lectores informales que eligen cuándo y cómo exponerse a la información, dependiendo del momento o del canal disponible.
Pago y percepción del rol democrático de los medios
El 47% de los encuestados que reconocen cierta utilidad de los medios en el cumplimiento de su función ha pagado por noticias digitales frente al 56% que no lo ha hecho. Por su parte, casi el 40% de los que consideran que la aportación a la participación democrática es importante ha accedido a contenidos informativos en línea. Para los encuestados que consideran que los medios de comunicación no fomentan el compromiso cívico, el porcentaje de individuos que no pagan por noticias (19%) supera en nueve puntos porcentuales al de aquellos que sí lo hacen (10%).
Pago por noticias y actitud hacia las noticias basadas en inteligencia artificial
Los datos muestran que aquellos con actitudes más favorables hacia las noticias humanas y más recelosos de las noticias automatizadas tienden a pagar más (39%) que aquellos con actitudes más favorables hacia la automatización (26%), lo que demuestra que el componente humano sigue siendo percibido como más valiosos por aquellos que muestran cierta disposición a pagar por noticias.

Evolución del tipo de usuarios según pago (2014 – 2025)
Los datos de este año muestran que casi siete de cada diez españoles (68%) no paga actualmente por ningún tipo de noticias, ni impresas ni digitales. En la última década este grupo ha crecido de forma constante y representa ya la abrumadora mayoría de la población. En el extremo opuesto, solo un 5% de usuarios mantiene el hábito combinado de pagar por ambos formatos, mientras un testimonial 6% lo hace exclusivamente por contenido digital. Pese a haber crecido seis veces desde 2014, su crecimiento no ha logrado compensar el colapso de las ventas exclusivas de diarios impresos, que pasaron del 48% en 2014 al 13% en 2025. Peor aún: tras alcanzar su máximo en 2021 (5%), este segmento muestra signos de estancamiento.

Las suscripciones se mantienen como principal modalidad de pago
En 2025, las suscripciones se mantienen como la principal vía de acceso a contenidos digitales de pago en España. Entre los usuarios que han abonado algún tipo de servicio informativo digital, la suscripción pagada, que incluye tanto la regular como la conjunta con prensa impresa, representa el 60% del total. Dentro de este grupo, el modelo más extendido es la suscripción regular, exclusivamente digital, elegida por el 38% de los pagadores. En segundo lugar aparece la suscripción conjunta —que combina acceso digital e impreso—, con un 22%, una fórmula que si bien fue muy popular en años anteriores, muestra en 2025 una tendencia clara a la baja.

Además de las suscripciones pagadas, una proporción significativa de usuarios accede a contenidos mediante suscripciones regaladas, bien como parte de promociones, bien cedidas por familiares o incluidas en paquetes compartidos. Este grupo alcanza al 18% de los usuarios. Si sumamos todos los modelos de suscripción —pagadas y regaladas—, el 78% de quienes pagan por noticias digitales en 2025 lo hacen mediante alguna forma de suscripción, lo que consolida este modelo como la opción preferida para financiar el acceso a la información en el entorno digital.
Más allá del universo de las suscripciones, hay otros modelos que siguen ocupando un espacio relevante, aunque menor. Uno de ellos es el pago por unidad o ejemplar, una fórmula que permite abonar solo por artículos o ediciones concretas. En 2025, esta modalidad representa el 17% de los pagadores, una cifra prácticamente idéntica a la registrada en 2024, y muy cercana a la de años anteriores. Desde 2020, este formato ha oscilado entre el 17% y el 19%, lo que indica que, aunque no ha crecido, mantiene una base estable de usuarios interesados en un consumo puntual y flexible.
Otro formato es el acceso gratuito a contenidos informativos como parte de la contratación de otros servicios. Esta modalidad —por ejemplo, cuando una suscripción a una plataforma digital incluye el acceso a un medio de comunicación— alcanza al 27% de los usuarios en 2025. Aunque es una cifra considerable, se encuentra por debajo de los niveles de 2020 (36%) y 2021 (31%), lo que sugiere que este tipo de integración está perdiendo peso o ha dejado de ser percibida como una vía de acceso diferencial.
Finalmente, las donaciones, entendidas como una contribución voluntaria a los medios por parte de los usuarios, han experimentado una evolución irregular. En 2020 representaban el 16% de los pagos digitales, bajaron al 9% en 2022, y recuperaron algo de protagonismo en los dos años siguientes (15% en 2023 y 16% en 2024). En 2025, sin embargo, vuelven a descender hasta el 13%. Esta modalidad, aunque minoritaria, refleja el compromiso de una parte del público con modelos de apoyo directo al periodismo independiente, si bien no ha logrado consolidarse como una vía sólida de ingresos.
Escasos incentivos para pagar por noticias
Los datos sobre las posibles motivaciones para pagar por noticias digitales entre quienes actualmente no lo hacen confirman uno de los mayores desafíos del ecosistema informativo en España: la falta de interés en modelos de pago sigue siendo abrumadora. En 2025, el 73% de quienes no han pagado por noticias en el último año declara que ninguna de las opciones planteadas (el pago conjunto, el complemento de servicios adicionales o modalidades de pago más flexibles) les animaría a hacerlo. Se trata de una cifra significativamente superior a la media del conjunto de países analizados (66%), lo que sitúa a España entre los contextos con mayor escepticismo frente a la monetización de contenidos digitales.

Las fórmulas que podrían incentivar el pago obtienen, en todos los casos, un respaldo muy modesto. Solo un 11% de los no pagadores estaría dispuesto a considerar el pago si se ofreciera un acceso conjunto a varios sitios de noticias por un precio razonable, una suerte de tarifa plana informativa que agrupara contenidos de distintos medios (nacionales y locales, o nacionales e internacionales). Esta cifra, además, está por debajo del promedio internacional (15%), lo que indica que, en España, ni siquiera la propuesta de concentración o agregación de medios parece despertar un interés destacado.
El mismo porcentaje (11%) manifiesta que estaría dispuesto a pagar si se ofrecieran servicios adicionales junto con las noticias, como pueden ser videojuegos, recetas de cocina o libros electrónicos. La idea de enriquecer la oferta con productos complementarios, por tanto, tampoco logra generar un atractivo significativo en términos agregados.
Algo menor aún es el porcentaje de quienes se inclinan por modelos de pago más flexibles: solo un 6% se sentiría más motivado si pudiera pagar por una semana de acceso o por un único artículo, en lugar de contratar una suscripción mensual o anual. Este dato es especialmente llamativo, ya que contradice en parte la narrativa habitual sobre la supuesta demanda de modelos más modulares y económicos. La diferencia con la media internacional (-4 puntos) muestra que en España este tipo de estrategia tendría un margen de impacto limitado.
Las diferencias por sexo son leves, aunque consistentes con ciertas pautas previas de consumo: los hombres presentan un poco más de disposición que las mujeres a pagar en caso de que cambien las condiciones. Por ejemplo, el 13% de ellos considera atractivo un pago conjunto de varios medios, frente al 9% de las mujeres. También son ligeramente más receptivos a los servicios adicionales (11% frente al 10%) y al pago flexible (8% frente al 4%). Sin embargo, en ambos casos, la mayoría rechaza cualquier incentivo: el 70% de los hombres y el 75% de las mujeres no se sentirían motivados por ninguna de las opciones propuestas.
Más significativas son las diferencias generacionales. En los tramos de edad más jóvenes, las cifras de apertura al pago son notablemente mayores. Entre los jóvenes de 18 a 24 años, el 25% consideraría pagar si tuviera acceso conjunto a varios medios, el 22% valora positivamente la oferta de servicios adicionales, y el 11% se muestra favorable al pago flexible. La cifra de quienes no se sienten motivados por ninguna opción baja en este grupo hasta el 59%.
En el tramo de 25 a 34 años los porcentajes son similares, con un 20% atraído por servicios adicionales y un 8% por pagos más flexibles. También aquí la negativa frontal al pago es menor (55%). Sin embargo, a partir de los 35 años, la predisposición al pago se reduce drásticamente. En los grupos mayores de 45 años, más del 70 % rechaza todos los incentivos posibles y en el grupo de más edad (mayores de 65 años), el rechazo alcanza el 83% y solo el 6% se muestra mínimamente receptivo al modelo de pago conjunto.
Estos datos trazan una conclusión clara: el problema del pago no reside solo en el precio o en el formato de las ofertas. Es una cuestión más profunda, ligada a la percepción del valor informativo, a la cultura digital del usuario y, sobre todo, al hábito. Entre los más jóvenes, aún existe margen para experimentar con modelos más personalizados, combinados o flexibles. Sin embargo, entre la mayoría de la población, especialmente la de mayor edad, la barrera es estructural: simplemente no consideran que la información digital merezca un desembolso económico, más allá de la gratuidad a la que están acostumbrados.
Comparativa internacional
El análisis comparado del pago por noticias digitales en 2025, a partir de los datos disponibles para 42 países, ofrece una visión clara sobre la desigual implantación de los modelos de monetización informativa en el mundo. A nivel global, la media de usuarios de internet que ha pagado por acceder a contenidos informativos digitales en el último año se sitúa en el 15%. Este dato resume bien el estado de una industria en la que la mayoría de los usuarios sigue accediendo a noticias sin realizar ningún desembolso, pero donde algunos países y regiones destacan como excepciones. Europa del Norte y algunos países de Asia-Pacífico son los únicos espacios en los que el modelo de suscripción digital se ha implantado con fuerza. En el resto del mundo la gran mayoría de los usuarios continúa consumiendo información sin pagar por ella.

En concreto, el país con el índice más elevado de pago es Noruega (42%). Se trata de una sociedad en la que la suscripción digital se ha normalizado como vía de acceso informativo, probablemente gracias a una combinación de medios públicos fuertes, altos niveles de alfabetización mediática y una oferta privada sólida y diversificada. Suecia ocupa el segundo lugar (31%), seguido a cierta distancia por Finlandia (21%), Irlanda (20%) y Dinamarca (19%).
La región Asia-Pacífico también presenta varios países por encima de la media, con cifras destacadas en Hong Kong (22%) y Australia (22%), seguidos por Corea del Sur (19%), Malasia e Indonesia (18%). En esta zona, además, el pago se distribuye de manera bastante homogénea en torno a valores que oscilan entre el 15% y el 22%. Japón, sin embargo, aparece con una tasa de solo un 10%, en línea con países como Filipinas o Taiwán.
En América Latina, los niveles de pago son ligeramente inferiores, aunque muestran una cierta diversidad. Perú (18%) y Brasil (17%) encabezan la región, mientras que México y Colombia se sitúan en el 14%, y Argentina y Chile en el 11% y 10%, respectivamente. En conjunto, el promedio de la región es inferior al global, pero muestra signos de crecimiento.
En Europa occidental, el panorama es más fragmentado. Suiza (22%) y Austria (21%) presentan cifras comparables a los países punteros de Asia-Pacífico. Países Bajos (17%) y Bélgica (16%) también se encuentran por encima del promedio. En cambio, Alemania (13%) y Francia (11%) reflejan una mayor reticencia, similar a lo que ocurre en países del sur de Europa. En Europa del Este, las cifras también son modestas. Países como la República Checa (13%), Polonia (13%) o Eslovaquia (12%) apenas se acercan a la media global, y otros como Hungría (8%), Serbia (7%) o Croacia (6%) quedan significativamente por debajo.
La posición de España en este mapa global es claramente modesta. Solo un 10 % de los usuarios declara haber pagado por noticias digitales en el último año. Esta cifra sitúa a España por debajo del promedio mundial (15%) y en línea con otros países del sur de Europa como Portugal (10%), Italia (9%), Bulgaria (9%) y Grecia (7%). Es decir, en la Europa mediterránea, la disposición a pagar por contenidos digitales informativos sigue siendo baja, incluso dentro del contexto europeo.
Por último, en América del Norte, los datos se sitúan en una posición intermedia. En Estados Unidos, el 20% de los usuarios ha pagado por noticias digitales, lo que está claramente por encima de la media. En Canadá, sin embargo, la cifra baja al 14%
El declive de los medios impresos
La relación de los españoles con el periódico de papel ha cambiado drásticamente en la última década. Lo que antes era un hábito cotidiano para la mayoría, hoy se ha convertido en una práctica minoritaria. Los datos muestran una caída sostenida e imparable en la compra de diarios impresos, con un descenso que ha pasado del 57% en 2014 al 22% en 2025.

Los últimos cinco años han sido particularmente estables y desde 2021, el porcentaje de españoles que declaran haber comprado un periódico impreso la semana previa a la realización de la encuesta se ha estancado sin mostrar señales de recuperación y tres de cada cuatro encuestados (76%) ya no adquiere diarios en formato físico, ni siquiera ocasionalmente.
Los datos sobre los hábitos de compra de periódicos impresos revelan una realidad estratificada por edad y género, donde persisten nichos de consumo tradicional en medio de un declive generalizado.

Los mayores de 65 años emergen como los últimos bastiones de la prensa en papel, con un 25% que adquirió algún ejemplar, seguidos por los adultos de 25-34 años (34%), en un dato sorprendente que sugiere cierto interés puntual. En el extremo opuesto, solo el 15% de los mayores de 55 años y el 24% de los jóvenes menores de 25 compraron periódicos.
El quiosco tradicional sigue siendo el canal principal (13%), especialmente entre hombres (16%) y mayores de 65 años (19%). Sin embargo, los jóvenes menores de 24 años prefieren recibir el periódico en casa (9%) frente al 6% que lo adquiere en el quiosco.
Los hombres (28%) casi doblan a las mujeres (17%) en consumo de prensa pagada, una brecha que se mantiene en todos los grupos de edad. Esta diferencia histórica parece resistir incluso en la fase de declive del formato, y sugieren que los patrones de consumo informativo tradicionales siguen marcados por el género.