La Conferencia de Ministros de Defensa de las Américas

La Conferencia de Ministros de Defensa de las Américas, un foro sin acuerdos pero útil para la diplomacia militar

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20 | 03 | 2024

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El Pentágono alertó en la última reunión acerca de la creciente influencia de China en la región, sin que se llegara a aprobar ninguna resolución al respecto

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El secretario de Defensa de EEUU, Lloyd J. Austin III, en la CMDA de 2022 [Gob. de Brasil]

INFORME SRA 2024 / [versión en PDF]

° La Argentina de Milei será la anfitriona este año de la XVI CMDA, que cubre el periodo 2023-2024, en un entorno más favorable para Washington que el kirchnerista.

° La Conferencia se enfrenta a las divergencias de países muy distintos, la falta de implementación de posibles acuerdos y las limitaciones presupuestarias de sus ejércitos.

° Es el único espacio en que los países americanos tienen la oportunidad de intentar coordinarse frente a retos comunes, como el crimen organizado y el narcotráfico.

La Conferencia de Ministros de Defensa de las Américas (CMDA) congrega a los titulares de las carteras militares de los gobiernos del hemisferio occidental, así como a dirigentes y expertos en el ámbito de la seguridad y defensa de la región. Este foro surgió hace casi treinta años, en un momento de impulso de la globalización y de otras iniciativas supranacionales, como la Cumbre de las Américas o de un acuerdo de libre comercio continental que no llegó a concretarse por las divergencias ideológicas que pronto se plantearon desde el ‘bolivarianismo’. A pesar de la polarización política, la CMDA ha seguido funcionando, gracias a que no formula resoluciones vinculantes y a que, en última instancia, constituye una oportunidad para el intercambio de pareceres sobre problemas comunes.

La conferencia nació precisamente con el propósito de fomentar la cooperación y el intercambio de ideas entre las naciones de América en asuntos relacionados con la seguridad y la defensa. La situación en América Latina presenta obstáculos y amenazas que requieren una acción coordinada y colaborativa. Los Estados del continente enfrentan una amplia gama de desafíos que trascienden las fronteras nacionales, desde el crimen organizado y el narcotráfico hasta el terrorismo y los desastres naturales. La colaboración entre ellos se considera esencial para fortalecer las capacidades de defensa y garantizar la seguridad de los ciudadanos.

La seguridad y la defensa son importantes no solo para proteger las fronteras y la estabilidad interna, sino también para fomentar la paz y la prosperidad en la región. Un entorno seguro y estable, como recuerda la propia CMDA, es esencial para el crecimiento económico, el comercio y la inversión, así como para la promoción de los gobiernos democráticos y los derechos humanos.

La CMDA nació en 1995. Ésta está compuesta por los 35 países miembros de la Organización de los Estados Americanos (OEA), que incluyen a todos los países de América del Norte, América Central, América del Sur y el Caribe, si bien algunos de ellos no asisten a los encuentros, como es el caso de Cuba. La dinámica de la conferencia consiste en la reunión periódica de estos países, cada dos años, para discutir y abordar los desafíos comunes en materia de seguridad y defensa una vez cada dos años en un país elegido por votación como anfitrión del encuentro.

La conferencia abarca una gran variedad de temas, entre los que se incluyen la lucha contra el crimen organizado, el narcotráfico, el terrorismo, la ciberseguridad, el comercio, el derecho humanitario, la gestión de desastres y la promoción de la paz y la estabilidad en la región. Además, se fomenta la cooperación en áreas como la educación militar, la interoperabilidad de las fuerzas armadas y la promoción de la transparencia y la confianza mutua.

Cabe destacar que estos encuentros brindan la oportunidad para que los líderes de los países se reúnan, discutan y fortalezcan las relaciones diplomáticas, y en algunos casos ofrecen la posibilidad de acordar políticas regionales o adoptar resoluciones conjuntas de interés común.

Sin embargo, el diálogo en las reuniones debe afrontar ciertas trabas:

Divergencia de puntos de vista. Los países de América son diversos en términos de sus intereses, políticas y prioridades, lo que puede llevar a desacuerdos y dificultades para llegar a consensos en ciertos temas.

Falta de implementación. A pesar de que se puedan alcanzar acuerdos, la efectividad de las políticas acordadas a menudo depende de la voluntad y la capacidad de los países para implementarlas.

Conflictos regionales. En ocasiones, estas conferencias pueden verse obstaculizadas por tensiones y conflictos políticos o territoriales entre algunos países.

Limitaciones presupuestarias. La falta de recursos financieros en algunos países puede afectar su capacidad para participar plenamente en iniciativas de seguridad y defensa; y por último, los cambios políticos internos en los estados miembros.

A pesar de la falta de consenso y la dificultad para llegar a resoluciones trascendentes, Estados Unidos, que juega un papel clave en estas conferencias, tiene especial interés en su convocatoria, aunque sea con un fin meramente de interlocución. La propia existencia de estas reuniones le permite mantener sus intereses en la región, pues la seguridad en el hemisferio occidental es fundamental para Washington. A través de su participación en la conferencia, tiene la oportunidad de promover políticas y estrategias que fortalezcan la seguridad en la región; también de fomentar alianzas y la cooperación de materia de defensa con otros países del continente, como la participación en ejercicios militares conjuntos, el entrenamiento de las fuerzas de seguridad y el intercambio de información de inteligencia. En definitiva, se trata de un foro para construir confianza y diplomacia militar.

Por otro lado, también sirve como trampolín para la promoción de intereses estratégicos. Latinoamérica es una región estratégicamente importante para Estados Unidos por razones geopolíticas, económicas y de seguridad. A través de la conferencia se ofrece una posibilidad de influir en la toma de decisiones y promover políticas que beneficien al país norteamericano, como, por ejemplo, la promoción de la democracia y la estabilidad democrática, o el control de los países del continente respecto a sus relaciones con China. Esto se ha visto manifestado en actuaciones como la del secretario de Defensa estadounidense, Lloyd J. Austin III, durante la conferencia que tuvo lugar en Brasil en 2022, donde declaró su escepticismo relativo a las actuaciones de China en el continente y aconsejó a los países presentes que hicieran un balance entre los costes y beneficios que podría traer un compromiso con el gigante asiático.

Si se examinan las conferencias celebradas hasta hoy, teniendo en cuenta tanto el contexto y los desafíos que enmarcaron cada una de ellas, como los objetivos y resoluciones de cada cita, puede concluirse que su utilidad ha sido más la de foro de encuentro e interlocución que de cauce para acuerdos. Los conceptos tratados en estas reuniones son muy generales y repetitivos y a menudo con falta de consenso entre los países, muchos de los cuales aportan enmiendas o se desvinculan expresamente de ciertas declaraciones. A pesar de ello, de momento la CDMA tiene perspectiva de futuro y la próxima edición tendrá lugar este año en Argentina, país anfitrión de la XVI CMDA que cubre el periodo 2023-2024.

No estamos, pues, ante una conferencia de seguridad y defensa que proponga medidas o resoluciones vinculantes a la altura de organizaciones como la OTAN o la Unión Europea. Sin embargo, su continuidad es importante en el continente porque es el único espacio en el que, a pesar de las diferencias, los países americanos tienen la oportunidad de intercambiar ideas, debatir e intentar darle un enfoque conjunto a los distintos problemas y retos a los que se enfrenta la región. El intento de coordinación es clave para el desarrollo de una buena política de defensa y para el mantenimiento de una cierta estabilidad hemisférica.