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Operación contra la inmigración ilegal en el norte del estado de Virginia [ICE]
La llegada de inmigrantes ilegales a la frontera de Estados Unidos con México se ha reducido drásticamente desde el regreso de Trump a la Casa Blanca. Su agresiva política de detenciones y expulsiones de inmigrantes sin papeles, que en muchos casos llevaban años viviendo en EEUU, ha tenido un inmediato efecto disuasorio. Si bien el volumen de deportaciones de momento está por debajo del de Biden y casi a la par del de Obama en sus periodos récord, ha sido sobre todo el impacto psicológico y social del mal trato y abuso exhibidos en las redadas lo que ha parado el flujo migratorio hacia la anteriormente ‘tierra prometida’: el miedo a que el sueño americano vaya a ser en realidad una terrible pesadilla.
La retórica, el bombardeo mediático y las políticas disuasorias han logrado reducir sustancialmente el número de personas que intentan atravesar furtivamente la frontera suroeste de EEUU (el límite con México). El cómputo de ‘encuentros’, como la autoridad fronteriza estadounidense denomina a la intercepción de esos inmigrantes (previamente utilizaba el término ‘aprehensiones’), muestra una notable caída, de un máximo mensual de 300.000 en diciembre de 2023, durante la Administración Biden, al alrededor de solo 10.000 que se está registrado mensualmente desde el comienzo de la nueva Administración Trump.
Durante su primer mandato, de enero de 2017 a enero de 2021, Trump publicitó mucho su prometido muro para la frontera con México, pero la presión de las caravanas migratorias llegadas desde Centroamérica no se detuvo. Solo al final de la presidencia, algunas políticas como las acordadas con México y con el Triángulo Norte centroamericano comenzaron a tener cierto efecto. En su segundo mandato, Trump ha optado por el gran impacto: las redadas indiscriminadas de agentes migratorios en los suburbios de las principales ciudades, con trato vejatorio e intimidatorio, que tiene atemorizada a buena parte de la población migrante, incluso la que reside en el país de manera legal.
Las operaciones de deportación han sido continua noticia, alarmando diariamente a los 14 millones de inmigrantes no autorizados que se calcula que viven en EEUU. En septiembre, el Departamento de Seguridad Nacional anunció que se habían llevado a cabo 400.000 deportaciones y que 1,4 millones de inmigrantes se habían “autodeportado” ante el temor de ser expulsados sin previo aviso o incluso, en algunos casos, ser trasladados a prisiones de otros países como El Salvador; es decir, que en 250 días dos millones de extranjeros ilegales habían abandonado el país.
Colapso de llegadas
La alarma ante esta situación ha cortado en seco el flujo de nuevos migrantes ilegales hacia EEUU. Comparando los datos de ‘encuentros’ de los primeros nueve meses del segundo mandato de Trump con los datos del expresidente Biden en ese mismo espacio de tiempo en 2021, se ve un gran cambio migratorio. Mientras que en el arranque del gobierno de Biden se registraron 643.590 ‘encuentros’ bajo el Título 8 de la Ley de Inmigración (enero-septiembre de 2021), en el de Trump tan solo tuvieron lugar 147.139 (enero-septiembre de 2025). Es decir, considerando el mismo periodo y contexto de ambos, se ha producido una caída en la cantidad de ‘encuentros’ en la frontera suroeste del 77,13%. Esto parece indicar que las agresivas políticas y la retórica anti migratoria de la nueva Administración están logrando su propósito de disuadir a la población migrante de intentar entrar al país.
El gráfico que elabora la autoridad fronteriza estadounidense (US Customs and Border Protection) refleja muy bien esa caída, con un completo desplome del número de personas que son interceptadas cuando intentan entrar ilegalmente en el país en enero de 2025, mes en que tomó posesión nuevamente Trump y comenzó su drástica política migratoria. Los ‘encuentros’ cayeron por debajo de los 20.000 mensuales y se han venido manteniendo en ese reducido nivel los meses sucesivos (siempre se ha supuesto que el número de aprehensiones es un índice directo de la presión migratoria).