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Kenia cuenta con el primer tramo de la nueva red ferroviaria financiada con ayuda de Pekín

La participación africana en la Nueva Ruta de la Seda promovida por China pasa por conectar el interior de varios países de África oriental con los principales puertos de su litoral índico. La diseñada red ferroviaria, que introduce en la región el ancho de vía estándar, ha comenzado a operar entre las dos principales ciudades de Kenia: Nairobi y el puerto de Mombasa. Pero la realización completa del proyecto está sujeta al cuestionable modelo de inversión china.

Transporte de mercancías entre Nairobi y Mombasa

▲Transporte de mercancías entre Nairobi y Mombasa [Kenia Railways]

ARTÍCULOClaudia Correa y Alexia Cosmello

Las relaciones sino-africanas se remontan al siglo XV cuando Zhang, el navegador y comerciante, llegó a las costas de Mozambique. Sin embargo, fue con Mao Zedong en 1949 cuando las verdaderas relaciones se establecieron. Con promesas de respeto y teniendo en cuenta las heridas que dejó la colonización, China ha asistido económicamente a África hasta convertirse en su principal socio económico desde el año 2009. Mediante la implementación de proyectos de cooperación económica y tecnológica ha financiado la construcción de centrales hidroeléctricas, represas, aeropuertos, acueductos, hospitales, refinerías, gaseoductos, líneas férreas y autopistas en 52 de los 54 países africanos.

La cooperación entre China y África ha crecido considerablemente. Desde el año 2000 se han llevado a cabo conferencias ministeriales del Foro para la Cooperación entre China y África (FOCAC) mediante las cuales se ha aumentado el comercio y la colaboración en áreas como la educación, la ciencia, la tecnología y la salud. Por otro lado, refiriéndose a los prestamos e inversiones, China ha anunciado que destinará gran parte de su capital a proyectos en el continente africano. En 2013, por ejemplo, el presidente chino, Xi Jinping, prometió otorgar 14.400 millones de euros para infraestructuras construidas por empresas chinas, mientras que en 2014, el premier Li keqiang anunció que China destinaría 8.600 millones de euros más a proyectos de desarrollo en África.

El auge chino y la intención de ampliar y profundizar su influencia en el mundo ha sido muy clara estos últimos años. En septiembre de 2013, Xi Jinping presentó un nuevo proyecto de expansión de obras públicas llamado la nueva ruta de la Seda. Con el objetivo de posesionarse en el comercio mundial, China pretende mejorar las conexiones de Asia con otras regiones mediante la construcción de rutas terrestres y la articulación de una vía marítima que faciliten el comercio. A pesar de que es una iniciativa que será útil para la comunidad internacional, es preciso recalcar los beneficios que representarán para África, puesto que en su territorio se construirá la red de transporte de África Oriental, por lo que esa parte del continente africano podrá tener mayor acceso al comercio mundial, al igual que tendrá nuevas infraestructuras con tecnología de punta.

Standard Gauge Railway

La red de transporte de Africa oriental, de mercancías y pasajeros, tiene como objetivo conectar las ciudades más importantes de Kenia con Kampala, capital de Uganda; Bujumbura, capital de Burundi; Juba, capital de Sudán del Sur, y Kigali, capital de Ruanda. Está previsto aplicar el ancho de vía estándar a la mayor parte del trayecto, por lo que el proyecto es conocido como Standard Gauge Railway (SGR). Se calcula que la red ferroviaria medirá alrededor de 2.935 kilómetros en total y costará cerca de 13.800 millones de dólares. La financiación estará mayoritariamente a cargo del gobierno chino, junto a la ayuda del banco EiximBank, el cual financiará un 90% de los costes de la construcción, mientras que el gobierno keniano financiará tan solo el 10% restante. La obra será llevada a cabo por la empresa china Road & Bridge Corporation, la cual es considerada la empresa pública con mayor presencia y emprendimiento en África.

La primera fase del proyecto, denominada Madaraka Express ya está terminada y fue inaugurada en mayo de 2017. La iniciativa consistía en la construcción de una línea ferroviaria para unir Nairobi, capital de Kenia, con Mombasa, la ciudad portuaria más importante de ese país y de África Oriental. El tren puede llevar a 1.260 pasajeros por un tramo de aproximadamente 470 km de distancia. Teniendo ya construido una de las partes claves de la red de transportes es posible continuar con el proyecto y pasar a la segunda fase, la cual consistirá en extender las líneas férreas con el resto de las ciudades antes mencionados.

 

Proyecto de la nueva red ferroviaria

Proyecto de la nueva red ferroviaria [Kenia Railways]

 

Claroscuros de la inversión china

¿Cuáles son los propósitos de China para invertir en África? Probablemente lo hace porque es un gran mercado potencial para la venta de productos de sus productos, además de una gran fuente de recursos naturales como. En África oriental, por ejemplo, está el petróleo de Kenia o materiales imprescindibles para las baterías de los teléfonos móviles en Malawi. En cualquier caso, está claro es que no es un acto caritativo por parte de los chinos, pues se ha demostrado que los bancos y compañías chinas ofrecen financiación porque eso les permite asegurarse mayor cuota de mercado en África como parte de su estrategia para ser globales”.

Según Li Keqiang, primer ministro chino, la “cooperación con África está basada en el respeto, la igualdad y el beneficio mutuo”. Los representantes africanos se muestran entusiastas con la idea de que China invierta en el desarrollo de África. El presidente de Kenia declaró que el nuevo tren “revolucionará la economía de la región y reafirmará el estatus de Kenia como centro económico”, y el embajador de Malawi, Wang Shiting, manifestó su idea sobre el desarrollo africano, publicando que África solo mejorará cuando todos contribuyan a su desarrollo, y es lo que precisamente China está haciendo actualmente.

De acuerdo con esas opinines oficiales, desde el punto de vista africano, la intervención de China en el continente no es vista como algo negativo. Sin embargo, presenta ciertos problemas, como la sospecha y acusación de corrupción por parte de los inversores chinos o la denuncia de que está abriendo de manera agraviante la brecha de diferencia económica entre los más y menos adinerados, ya que, lógicamente, los inversores chinos esperan negociar con las élites del continente. También hay un maltrato del medio ambiente, como la controversia por las repercusiones medioambientales de la red ferroviaria mencionada, sobretodo en Kenia, donde la población ha cuestionado el trayecto por el parque Nairobi debido al impacto ambiental.

No solamente las empresas chinas están invirtiendo en el continente africano, algunas empresas occidentales y europeas han substituido, en algunos casos, a las empresas chinas. Un gran ejemplo es la multinacional estadounidense General Electric, que en tan solo un año ha triplicado su plantilla de empleados en Nigeria, Kenia y Etiopía. Esto les es posible a consecuencia de los retrasos o parálisis que algunos proyectos han sufrido a causa de la repentina bajada de precios de materias primas y la desaceleración china. Gracias a esto mismo, algunos Estados africanos con suficiente estructura financiera han tomado la iniciativa ellos mismos para no dejar que los proyectos queden enterrados.

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