Creciente tensión entre Turquía y Grecia por reservas de gas en el Mediterráneo

Creciente tensión entre Turquía y Grecia por reservas de gas en el Mediterráneo

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22 | 03 | 2023

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La disputa por la delimitación de las zonas económicas exclusivas entorpece la exploración y explotación de hidrocarburos y eso aumenta la confrontación

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El buque turco de perforación Fatih, en uno de sus despliegues en el Mediterráneo Oriental [TPAO]

La histórica tensión entre Grecia y Turquía ha adquirido una dimensión nueva en los últimos años por razón del control de los recursos energéticos que encierra el Mediterráneo Oriental. A las tradicionales causas de fricción entre ambos países se suma ahora una disputa por la delimitación de sus fronteras marítimas en el mar Egeo y el Mediterráneo Oriental pues, entre otras cosas, de ella dependen derechos de exploración y explotación de los hidrocarburos localizados en estas áreas y con ellos, naturalmente, importantes beneficios económicos. 

El Mediterráneo oriental baña las costas de Grecia, Turquía, Chipre, Siria, Líbano, Israel y Egipto. El hecho de que la región está salpicada de numerosas islas de distinta entidad, pertenecientes a varios de esos paíse, no hace sino complicar la delimitación de las Zonas Económicas Exclusivas (ZEE), lo que a su vez resulta en una invitación a la fricción y el conflicto.

Turquía y Grecia, particularmente, tienen ambiciones contrapuestas por las reservas de gas y no están de acuerdo sobre quién tiene derecho a la soberanía o a la explotación de los recursos localizados en la zona central del Mediterráneo Oriental, pues ambos argumentan que esas zonas pertenecen a sus respectivas plataformas continentales. Este solape dificulta la adjudicación de los derechos de exploración y explotación de los recursos de hidrocarburos en la región. La situación se complica aún más debido a la falta de un acuerdo entre Grecia y Turquía sobre la delimitación de sus respectivas ZEE en el mar Egeo.

Por otro lado, Grecia y Chipre han anunciado la creación de una ZEE conjunta para explorar y explotar los recursos allí presentes. De forma poco sorprendente, esto ha enfurecido a Turquía, que considera que esta decisión afecta a sus intereses y a su derecho a beneficiarse de esa actividad económica.

En parte como reacción a esta medida greco-chipriota, en noviembre de 2019, Ankara firmó un acuerdo con  el Gobierno de Unidad Nacional (GUN) libio para crear una Zona Económica Exclusiva (ZEE) entre la costa sur de Turquía y la costa noreste del país norteafricano. El anuncio del acuerdo fue acogido con un rechazo general de la región; Egipto lo calificó de ilegal y Grecia lo tildó de ridículo porque ignora la isla griega de Creta, situada entre los dos países.

Sin haber alcanzado acuerdo alguno de cooperación o reparto, Turquía y Libia han iniciado exploraciones en la zona en busca de hidrocarburos, y han firmado acuerdos con compañías internacionales para la explotación los recursos que, eventualmente, se localicen.

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Mapa con delimitaciones conflictivas de zonas de Zona Económica Exclusiva/Plataforma Continental. Azul: áreas reclamadas por Grecia y Chipre; Rojo: áreas reclamadas por Turquía. Sección A-B: delimitación reclamada entre Turquía y Libia según el acuerdo de 2019. Sección C-D: Delimitación acordada entre Grecia y Egipto según el acuerdo de 2020.

Algunos estudios estiman que frente a las costas de Chipre, Israel, la Franja de Gaza, Siria y Líbano existen unas reservas de más de 3 billones de metros cúbicos de gas natural y 1.700 millones de barriles de petróleo. La empresa estadounidense Exxon-Mobil, la italiana Eni y la francesa Total han localizado yacimientos de gas frente a las costas de Chipre lo que, inevitablemente, ha alimentado las tensiones entre griegos y turcos.

La situación se ha visto recientemente agravada por la actitud beligerante de Turquía, que ha intensificado sus actividades de prospección y ha enviado barcos de exploración a la región, contribuyendo aún más al estado de tensión entre ambos países, y elevando la preocupación ante la posibilidad de una confrontación militar en la región entre dos aliados militares de la OTAN. En 2020, la tensión se intensificó aún más cuando Turquía comenzó a llevar a cabo perforaciones en el mar Egeo, en aguas consideradas por Grecia como parte de su Zona Económica Exclusiva.

En agosto de 2021, Turquía envió un buque de exploración de gas a las aguas en disputa entre Grecia y Turquía. Grecia y otros países de la UE denunciaron esta acción como una violación del derecho internacional y exigieron que Turquía retirara la embarcación. Sin embargo, Turquía mantuvo su posición y argumentó que estaba llevando a cabo actividades legítimas en su propia plataforma continental. En octubre del mismo año, Turquía rectificó, anunció la suspensión temporal de sus actividades de exploración de gas en el Mediterráneo Oriental y se comprometió a mantener un diálogo con Grecia sobre esta materia. Este gesto, sin embargo, no resolvió la disputa de manera definitiva, de modo que la tensión sigue siendo alta entre ambos países.

A comienzos de 2023, el Gobierno de Unidad Nacional libio suspendió de forma temporal el controvertido acuerdo de hidrocarburos con Turquía. Sin llegar a afirmar una relación directa, puede interpretarse que la suspensión libia guarda relación con un cambio de postura de este país, pues ha seguido a un recienteanuncio del ministro de Petróleo y Gas del GUN, Mohammed Oun, en el que expresaba su deseo de “encontrar soluciones amistosas” con Grecia, Egipto y Chipre sobre “la demarcación de fronteras marítimas”. 

La Unión Europea no se ha mantenido al margen de esta cuestión. En septiembre de 2021, celebró una cumbre en la que se abordó la cuestión de la tensión entre Turquía y Grecia, y en la que reiteró su compromiso de defender los intereses de sus estados miembros, incluyendo a Grecia y Chipre, pidiendo a Turquía que cesara sus actividades en las aguas disputadas. Además, se acordó que se mantendrían las sanciones económicas impuestas a Turquía por su exploración de gas en el Mediterráneo Oriental.

A pesar de los esfuerzos de la Unión Europea y de otros actores internacionales para resolver la disputa, hasta el momento no se ha logrado un acuerdo satisfactorio. La falta de un marco legal claro para la delimitación de las fronteras marítimas y la explotación de los recursos de hidrocarburos en la región ha complicado la situación y ha aumentado la tensión entre ambos países.

La ayuda que Grecia ha ofrecido a Turquía tras los terremotos del pasado 6 de febrero podría servir para disminuir la tensión entre los dos vecinos en su disputa por el control de los hidrocarburos del Mediterráneo Oriental, aunque la experiencia del pasado y la proximidad de las elecciones tanto griegas como turcas sugieren que esta distensión puede ser temporal.

Un escenario en el que se alcanzara una solución pacífica al conflicto sería el más favorable para la estabilidad regional. La exploración y explotación de hidrocarburos en el Mediterráneo Oriental es una cuestión de interés económico y estratégico para muchos países de la región, por lo que es importante que se llegue a una solución consensuada que evite la escalada de un conflicto que podría tener graves consecuencias para la seguridad y la estabilidad regionales.

Un cambio de gobierno en Turquía podría facilitar un mayor diálogo y cooperación, si bien nada está determinado. Es posible que la mediación internacional sea necesaria para llegar a una solución. La comunidad internacional, incluyendo a la Unión Europea y la OTAN, ha expresado su preocupación por la disputa entre Grecia y Turquía y ha instado a ambas partes a llegar a un acuerdo pacífico. Llegado el caso, la Alianza debe estar dispuesta a mediar en el conflicto y ayudar a ambas partes a encontrar una solución justa y equitativa que evite una escalada que reproduzca en el Mediterráneo Oriental una situación similar a la que atraviesa Ucrania.