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Profesionales del Cuidado: Presente y Futuro de la Enfermería

Reportaje

12 | 05 | 2025

Facultad de Enfermería

Texto

Entrevista con Nuria Esandi Larramendi, vicedecana de Investigación y Posgrado de la Facultad de Enfermería de la Universidad de Navarra, con motivo del Día Internacional de la Enfermería

¿Cómo ha evolucionado la profesión y en nuestro caso, la Facultad desde 1954?

La profesión de enfermería ha experimentado una transformación profunda, tanto en su reconocimiento social como en su contribución al sistema sanitario. Hemos transitado desde una concepción técnica y subordinada del rol enfermero hacia una profesión autónoma, basada en el conocimiento científico, el juicio clínico y el compromiso ético. La enfermería no es meramente una vocación. Es una profesión altamente cualificada, que exige una dedicación excepcional, profesionalismo y un profundo conocimiento especializado. Esta evolución a nivel profesional ha ido de la mano del desarrollo de la formación universitaria, la investigación disciplinar y la consolidación de un cuerpo de conocimientos propio.

En el caso de nuestra Facultad, pienso que hemos sido testigos y protagonistas de esta evolución. Desde sus inicios, con programas de formación quizá más centrados en la capacitación técnica, hemos ido avanzado hacia un modelo formativo integral y único, que promueve la excelencia académica, la investigación aplicada y una sólida formación humana, cultural y ética. La Facultad ha integrado progresivamente competencias en liderazgo, salud pública, innovación y pensamiento crítico, posicionándose como un referente académico en la formación de profesionales de la salud comprometidos con el cuidado de las personas y los retos en materia de salud del siglo XXI.


¿Cómo es el presente de la profesión de la Enfermería?

Pienso que cada vez más existe una creciente visibilidad y un reconocimiento progresivo del impacto del cuidado de enfermería en la salud de las personas, las familias y las comunidades. La enfermería está ampliando sus ámbitos de competencia en áreas diversas como la intervención comunitaria, la salud mental, la gestión sanitaria o los cuidados paliativos. Al mismo tiempo, las enfermeras estamos asumiendo roles cada vez más especializados, roles avanzados que conllevan una mayor responsabilidad, expansión y profundidad de la práctica. Esto exige una formación adicional y una mayor pericia clínica, una legislación que respalde la práctica autónoma y una gobernanza sanitaria que incorpore la voz de las enfermeras en la toma de decisiones.


"La enfermería necesita un liderazgo transformacional, basado en la evidencia, en valores éticos y en la defensa del derecho a la salud"

Desde la investigación: ¿qué tendencias ves emergiendo con más fuerza en la práctica enfermera?

Pienso que las tendencias emergentes más destacadas desde la investigación enfermera están orientadas a la transformación de los sistemas de cuidado a través de enfoques integradores, innovadores, personalizados y sostenibles. Por ejemplo, la digitalización y el uso de tecnologías, o la incorporación de la inteligencia artificial, tal y como pudimos ver en la jornada anual del COENAV “Inteligencia Artificial y Enfermería: una alianza para un cuidado más humano” celebrada el pasado 8 de mayo, están generando nuevas líneas de investigación sobre su aplicabilidad ética y efectiva en el cuidado enfermero. También hay un énfasis creciente en la evaluación de resultados, lo que permite demostrar científicamente el valor y el impacto del cuidado en la mejora de la salud de la población y en la eficiencia del sistema sanitario. Otro eje emergente, desde mi punto de vista, es la investigación participativa y basada en la comunidad, que promueve la mejora de los servicios y el co-diseño de intervenciones con pacientes, familiares… en definitiva, con los usuarios del sistema. También el abordaje de los determinantes sociales de la salud, el impacto del cambio climático y la equidad en el acceso al cuidado están configurando nuevas prioridades investigadoras que trascienden el ámbito clínico y se inscriben en una perspectiva global de salud.


¿Qué tipo de liderazgo necesita hoy la enfermería para tener voz en la toma de decisiones sanitarias?

La enfermería necesita un liderazgo transformacional, basado en la evidencia, en valores éticos y en la defensa del derecho a la salud. Un liderazgo que no solo represente los intereses de la profesión, sino que también contribuya a construir políticas públicas centradas en las personas y orientadas a la equidad.

Como docente, creo que es imprescindible fortalecer las capacidades de liderazgo desde la formación inicial, promoviendo habilidades para la gestión del cambio, la comunicación interprofesional, la influencia política y la negociación en entornos complejos. Tal y como subraya la guía de políticas del Consejo Internacional de Enfermeras, “Participación de los líderes en enfermería en la planificación estratégica del personal de salud”, una planificación sanitaria eficaz requiere la participación activa de las enfermeras en todos los niveles de gobernanza, desde la dirección de servicios hasta la formulación de políticas globales.


¿Cuáles son los principales retos de la profesión en los próximos años?

Pienso que la enfermería, al igual que otras profesiones, va a enfrentar numerosos retos. Sin ir más lejos, este año el lema elegido por el Consejo Internacional de Enfermeras para el Día Internacional de la Enfermería es “Nuestras enfermeras. nuestro futuro. Cuidar a las enfermeras fortalece las economías”, poniendo así el foco en la importancia de apoyar la salud y el bienestar de las enfermeras. Pienso que el lema de este año refuerza la petición a todas las organizaciones y gobiernos de valorar, proteger, respetar e invertir en las enfermeras para garantizar un futuro sostenible de la profesión. Uno de los principales retos radica en la necesidad de crear entornos laborales más seguros, positivos y de apoyo, que fomenten culturas de alto rendimiento, garanticen una mejor atención al paciente, mayor retención del personal y un sistema de salud más sólido y resiliente que nos beneficie a todos.

Por otro lado, no podemos perder de vista el reto de adaptar la práctica enfermera, y la formación académica, a los nuevos escenarios sanitarios marcados por el envejecimiento poblacional, la cronicidad, la salud mental y el bienestar emocional, las emergencias climáticas y la integración de la inteligencia artificial en la atención sanitaria.


Como docente, ¿cómo se puede formar a los profesionales no solo con conocimientos técnicos, sino también con capacidad crítica y ética?

Formar a profesionales con capacidad crítica y ética implica superar un modelo educativo meramente técnico o reproductivo. Requiere una pedagogía transformadora, centrada en el pensamiento reflexivo, la deliberación ética y la integración del conocimiento teórico con la experiencia vivida. Para ello es esencial crear espacios de aprendizaje donde el estudiante pueda cuestionar, argumentar, tomar decisiones complejas y comprender las implicaciones sociales, culturales y políticas del cuidado que proporciona.

En nuestra Facultad hemos implementado estrategias como el aprendizaje basado en problemas, el método del caso, la simulación clínica, el análisis de dilemas éticos, la investigación aplicada y la participación en proyectos comunitarios o de aprendizaje-servicio. Todo ello siempre enmarcado en un acompañamiento docente que favorece el desarrollo de la identidad profesional desde la responsabilidad social, la compasión y el compromiso con el cuidado de las personas.