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Teresa Pérez: "Esta experiencia internacional me ha ayudado a escuchar en los silencios y a valorar la mirada"

Reportaje

28 | 07 | 2022

Facultad de Enfermería

Texto

Varias alumnas del grado se encuentran realizando prácticas en el extranjero gracias a los convenios que tiene firmados la Facultad con otras universidades extranjeras

Mucho se ha escrito sobre viajes y la experiencia personal que aporta salir de casa para buscarse la vida. Sin embargo, la pandemia ha obligado retrasar y cancelar estos viajes académicos al extranjero. Han sido dos años de parón en los intercambios para las futuras enfermeras y enfermeros que han visto cómo las normativas sanitarias de otros países les impedían poner un pie en los hospitales donde realmente se aprende la profesión.

La experiencia internacional de la que se habla en la Facultad de Enfermería de la Universidad de Navarra, no es otra cosa que la de ofrecer al alumno del grado un aprendizaje in situ tanto en clases teóricas como en la práctica, en donde se conoce de cerca cómo ejercen los profesionales de otros países. Esto les permite comparar sistemas de salud, crear networking con otros colegas e, incluso, aprender otro idioma.

Es el caso de cinco alumnas que este curso 2021/2022 han podido inaugurar este retorno académico a tiempos pre-pandémicos, realizando sendos intercambios de prácticas clínicas en el Campus Biomédico di Roma (Italia) y en el Hospital Nossa Senhora da Arrábida de Azeitão (Portugal). Amaya, Covadonga, Lucía, Sara y Teresa sabían que quien algo quiere, algo le cuesta. Y es que, desde el principio, fue toda una carrera de obstáculos a superar en plena época de exámenes: “valoré mucho con mis padres el carácter y la experiencia tan increíbles que aportarían estas prácticas en mi currículo, conocimiento y experiencia. A pesar de todos los inconvenientes que han surgido en estos últimos tres meses -con la documentación, el ir a contrarreloj, los exámenes, las vacunas-, ha merecido la pena” asegura Covadonga Franco, quien se encuentra en Italia. A su compañera, Amaya Sagasti, al principio no le motivaba la idea: “No me apetecía mucho porque tenía muchos planes para este verano. Estuve dándole vueltas al asunto y conforme más pensaba en ello, más ganas tenía de irme. La idea de vivir durante dos meses en Roma resultaba muy tentadora”.

Si bien vivir en otro país puede ser algo idílico, en la probatina de cómo es eso de estar fuera del nido familiar, uno se encuentra con sorpresas, como el hecho de que el centro sanitario no está tan cerca como parece: “Nuestro hospital se encuentra en Azeitão, un pequeño pueblo a dos horas de Lisboa, donde nos hemos instalado. Cada día dedicamos cuatro horas al desplazamiento de ida y vuelta, y tenemos que coger cuatro medios de transporte”, añade Sara Velasco. Su compañera de viaje, Teresa Pérez, afirma que “la adaptación a una nueva ciudad ha sido muy buena y el personal del hospital nos ha ayudado mucho. Tanto los pacientes como sus familias han sido muy comprensibles con nosotras”. Con un poco de ayuda, todo es más fácil.

¿Y qué pasa con el idioma? –preguntamos- “A pesar de la barrera del lenguaje, he sabido poder dar lo mejor de mí misma para poder establecer buenas relaciones enfermera – paciente” dice Teresa, porque, aunque el portugués o el italiano se parezcan en algo al castellano “he podido comprobar cómo, a pesar de la limitación, uno se puede hacer entender y proporcionar un buen cuidado” aclara Sara. “Vine a Roma sin saber nada de italiano y la verdad es que no se me hace una barrera”, dice Amaya. “Los italianos aquí son gente muy abierta. Nunca, ninguna de las tres, nos hemos sentido solas –añade Lucía Cáceres -, el hecho de estar en un ambiente universitario nos ha ayudado aún más ya que, nada más llegar, nos integramos en un grupo de amigos de la universidad con los que hemos estado saliendo y conociendo Roma cuando no estábamos en el hospital”. Y termina Covadonga: “Les encanta hablar con nosotras y contarnos lo que saben de España. En resumidas cuentas: jamón, paella y toros”. Siglos de existencia resumidos en tres clásicos.

"Les encanta saber que somos de la Universidad de Navarra, hay varias enfermeras que hicieron la carrera allí porque en Italia el grado en Enfermería no existía"

Otra enfermería


 

“La enfermera en Portugal tiene responsabilidades más parecidas a las de un auxiliar de enfermería en España. Por las mañanas repartimos la medicación a los pacientes de la planta y después realizamos los baños completos a dos o tres pacientes -cuenta Sara-. En cuidados paliativos cada día es diferente, por lo que nos vamos adaptando con flexibilidad y confianza a las diferentes situaciones que se puedan dar a lo largo del día, siempre bajo la supervisión de nuestra enfermera de referencia”.

Lucía cuenta cómo está la enfermería en Italia: “Se encuentra bastante atrasada. Hablando con una de las enfermeras del centro, nos contó que las enfermeras italianas no se especializan en ningún ámbito concreto ya que al hospital le interesa que cualquier enfermera pueda reemplazar a otra si falta una en una especialidad, eligiendo la cantidad de enfermeras frente a la calidad de la actividad enfermera, según ella”.

Y de todo se aprende. Por ejemplo, Covadonga se ha dado cuenta “de cómo de importante es la actitud de una enfermera. Quizá porque en mis prácticas en la Clínica Universidad de Navarra estoy más centrada en que me pongan buena nota y demostrar mi valía, pero no me daba cuenta de lo que hace el trato al paciente”. Y añade “Les encanta saber que somos de la Universidad de Navarra, hay varias enfermeras que hicieron la carrera allí porque en Italia el grado en Enfermería no existía”. “Hoy mismo hemos visto como a una señora le quitaban un carcinoma de la frente que había invadido la pared del cráneo. El hecho de que le hayamos visto la duramadre (capa que recubre el cerebro) a una mujer y que esta siga viva me resulta algo extraordinario e imposible a la vez, difícil de creer” explica Amaya.

Incluso Teresa ha cambiado su parecer con respecto a determinadas áreas clínicas: “Al principio no me atraía la idea de trabajar en cuidados paliativos, pero día tras día me ha ido ganando. Te ayudan a darle otro sentido a la vida, además de aprender cosas prácticas que desarrollaré en mi vida como futura enfermera”. Pero no solo eso, esta experiencia internacional le ha permitido aprender “a escuchar en los silencios, a valorar la mirada y a sentir cómo con solo dar la mano podemos cambiar la experiencia del paciente”. Cuando la profesión es vocación, es pura poesía.

"A pesar de la barrera del lenguaje, he sabido poder dar lo mejor de mí misma"

Crecimiento personal y profesional



Ante la pregunta de si recomendarían a otros compañeros tener esta experiencia, la respuesta es unánime: Sí. “Vivir en el extranjero te enriquece como persona y tener una experiencia internacional es increíble” asegura Teresa. La experiencia de ver cosas nuevas, de cómo trabajan en otros sitios, del valor y peso que se le da a la enfermería, son valores que “si no te vas fuera, no vas a poder adquirir” añade Covadonga. Por su parte, a Sara le ha permitido mejorar en algunos aspectos: “He aprendido sobre mi misma: a organizarme más y mejor, y a organizar mis capacidades como enfermera” un cambio que notará el próximo curso. “Pero también he aprendido sobre Portugal: su cultura, su idioma y sus ciudades”. No descarta volver en un futuro.

Y Lucía ha puesto a prueba “mi capacidad de convivencia y adaptación a nuevas situaciones. Además, a nivel personal yo soy muy tímida y pienso que esa timidez poco a poco ha ido disminuyendo”.

"Vivir en el extranjero te enriquece como persona y tener una experiencia internacional es increíble"

Internacionalidad


 

En cualquier hospital que se visite, se pueden apreciar personas de otras culturas, razas, religiones, que requieren diferentes atenciones, incluso si dos padecen la misma enfermedad. Poniendo el foco en la multiculturalidad, en la diversidad y, por supuesto, en la riqueza de otras sociedades, la Facultad de Enfermería comenzó a planificar el área de relaciones internacionales hace casi una década, ofreciendo oportunidades en el extranjero para los estudiantes, tanto del grado como del International Nursing Program.

A día de hoy, la Facultad tiene firmados 21 convenios en Europa, Asia y América, siempre buscando los contactos de aquellas universidades que compartan el Otro modo de ser / Otro modo de hacer. Que aporten a la formación del alumno y que le permitan ver otras maneras de ser enfermera o enfermero.

Una internacionalidad que no solo se vive fuera del campus. También a Pamplona acuden estudiantes extranjeros de estos continentes a conocer nuestra cultura, nuestra enfermería y, cómo no, a los alumnos. Ya sea en prácticas clínicas o en clases teóricas, un alumno de la Facultad se convierte en anfitrión de aquellos que recién aterrizan, bien como un buddy – un acompañante y persona de confianza durante su estancia en España –, o un compañero más con el que compartir experiencias académicas y culturales en el Nursing Summer School.