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"ENSEÑAR LO QUE (SE CREE QUE) NO GUSTA"

César Martín, profesor de Instalaciones en la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Navarra

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¿Cómo percibe un profesor que su materia no resulta interesante/atractiva a sus alumnos?
En mi caso son ya veinte años de experiencia, de pasar por diferentes asignaturas, de comentarlas con otros profesores, con los asesorados, en entrevistas informales en el pasillo… hay asignaturas que gustan más, y otras menos. Una realidad que supongo es común a lo que sucede en otros grados.

En el vídeo comentas que es fundamental que los alumnos se acerquen al “concepto” para hacerles entender la importancia y belleza de lo que están aprendiendo. ¿Crees que está al alcance de todas las asignaturas?
Entiendo que sí, que todas las asignaturas tienen un núcleo irrenunciable. Estemos hablando de comunicación, matemáticas, derecho, medicina o prácticas de laboratorio, habrá partes esenciales sin las que no se podría entender el conjunto de la asignatura.

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"La ilusión es contagiosa, de una forma mucho más rápida que cualquier coronavirus, y encima nos alegra la vida."

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¿Puede un solo profesor llevar a cabo esta tarea?¿En qué medida es importante involucrar al alumno en el desarrollo previo de esas actividades?
No se trata de que esta conceptualización de la materia tenga que realizarse entre 2, 4 ó 10 profesores, sino que los responsables de esa materia tengan claro el concepto. Eso es lo realmente difícil. Si está claro, lo puede realizar solo una persona. ¿Involucrando al alumno? Sí, sobre todo en la forma de comunicar el concepto (clase magistral, laboratorio, taller…) pero no en el concepto en sí que ha de aprenderse, cuya responsabilidad -e insisto en el ‘concepto’ de responsabilidad- recae en el equipo docente.

 

¿Es necesario que exista un apoyo por parte de la institución universitaria para que este acercamiento más ilusionante hacia el conocimiento sea generalizado?
Respondo con otra pregunta: ¿acaso querríamos una institución sin ilusión? La ilusión es contagiosa, de una forma mucho más rápida que cualquier coronavirus, y encima nos alegra la vida. Es decir, no es real el escenario de una institución ilusionada con profesores y alumnos frustrados. Y viceversa..

Parece claro que tiene un impacto muy positivo en el alumnado. ¿Ocurre lo mismo con el profesor?
Veinte años dando clases… O el profesor se ilusiona con lo que hace, o esto sería terrible… Y personalmente pienso que el trabajo que tenemos como investigadores y profesores es un auténtico regalo.