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El proyecto consistió en la construcción de una serie de edificios en un recinto de cinco hectáreas destinado al recreo turístico. 

La distancia del emplazamiento donde el proyecto iba a construirse respecto a la oficina del arquitecto, además de la cierta celeridad en la construcción solicitada por el cliente, llevó al desarrollo de un sistema constructivo que permitiera gestionar práctica y eficientemente ambos factores. El proyecto debía inicialmente resolver una serie de edificios de complejidad muy puntuales: un quincho, una pileta, un salón de actos, un bar y una casa. A partir de este requerimiento, se definió un sistema mediante el cual cada uno de los edificios era resuelto mediante un planchón de ladrillo y una platea de hormigón, revestida en ladrillo para brindarle calidad de terminación, sobre los cuales se plantaba una estructura de madera, con columnas y cubiertas en este mismo material. Con este sistema, que permitía resolver fácilmente la construcción, se desarrolló un primer quincho que sirvió como prototipo a partir del cual entender a qué puntos prestar atención, cómo situar los materiales, reconocer la forma constructiva a la que deseaba llegarse y los detalles a desarrollar. Igualmente, resultó útil contar con esta referencia para que los operarios que trabajaron en la obra pudieran resolver cualquier duda a través de la observación directa de éste. Se desarrollaron cinco quinchos; un vestuario, con otra complejidad programática pero basado en la misma estructura; una casa de sereno; un bar y un salón de actos. Si bien la duración de la obra comprendió un periodo de dos años, entre proyecto y ejecución, la construcción fue completada en ocho meses. Trabajaron en la obra ocho equipos de albañiles y cuatro de herreros, dos grupos de electricistas, uno de lechistas y otro de plomería.