¿Cómo hemos cambiado?: Perspectiva de la “Promoción Corona”
En la crisis del Covid-19, las empresas y las prioridades de consumidores, clientes y ciudadanos han cambiado de manera significativa. Por ello, las empresas viven de manera abrupta el “adaptarse o morir”.
DISEÑO ORGANIZATIVO Y ENTORNO/ MELISSA NEALE LANDES
En la crisis del Covid-19, las empresas y las prioridades de consumidores, clientes y ciudadanos han cambiado de manera significativa. Por ello, las empresas viven de manera abrupta el “adaptarse o morir”.
Con la idea de arrojar algo de luz sobre cómo ha cambiado y seguirá cambiando la sociedad he querido realizar un ejercicio de introspección, como graduada de la “Promoción Corona”, tratando de exponer cómo la crisis sanitaria ha alterado y marcado nuestras expectativas como futuros trabajadores, inversores, clientes y ciudadanos.
Como futuros empleados de una empresa estamos dispuestos a trabajar en remoto y adaptarnos a horarios flexibles. Esta ha sido la norma en la pandemia y son muchos los negocios que han mantenido su productividad, logrando la reducción de costes. Nosotros, hemos aprendido a estudiar en remoto, por lo que somos una promoción familiarizada con el trabajo telemático y sus implicaciones, con la ventaja de que conocemos y usamos las herramientas online como nativos digitales.
Las empresas ya buscaban agilidad para adaptarse a los cambios del mercado antes del COVID; y tras la abrupta adaptación que han vivido, la flexibilidad se ha convertido en una prioridad en el reclutamiento. Por ello, como candidatos, no nos podemos conformar con adaptarnos al entorno, sino que nuestra capacidad de aprendizaje y adaptación se debe integrar en nuestro ADN.
Como inversores, hemos redefinido las empresas esenciales en el mercado. Mientras antes considerábamos diversas industrias como sectores atractivos o teníamos diferentes criterios de riesgo, ahora, sabemos qué empresas son las que no paran: sanitarias, alimentación, transporte y seguridad, entre otras, son ejemplos claros. Así mismo, ahora incluímos la tecnología en esta lista, una industria que miramos con escepticismo y cómo aún en progreso, pero de la que hemos visto su necesidad durante esta crisis.
Como clientes, nos importa cómo han respondido las diversas empresas a la pandemia. ¿Cómo les ha afectado? ¿Qué medidas han adoptado? ¿Cómo se han preocupado por la seguridad de sus empleados y clientes? Estas son algunas de las preguntas que nos servirán de referencia para valorar empresas. Inevitablemente, se criticará con menor piedad a empresas de gran con capacidad, mientras que miraremos con compasión y admiración a empresas resilientes, especialmente afectadas, como restaurantes, entretenimiento o negocios pequeños.
Y, para terminar, como ciudadanos hemos aprendido a conjugar el “nosotros” en lugar del “yo”. Hemos vivido en una ceguera que nos hacía preocuparnos solo por uno mismo, olvidándonos de tener una visión colectiva como sociedad. Pero el COVID-19, de cierta forma, nos ha recordado que, si la sociedad no está bien, tampoco lo estaremos como individuos.
En los últimos años de nuestra vida hemos tomado decisiones en cuestión de nuestros gustos, preferencias o criterios. Sin embargo, por primera vez, somos conscientes de las consecuencias de nuestras acciones como individuos, por ejemplo a modo de cifras en las noticias.
Somos privilegiados, no estamos dentro de ningún grupo de riesgo, y tenemos un rol clave para el bienestar social. Ojalá mantengamos esta misma conciencia cuando no haya pandemia. Sigamos siendo consciente de que nuestras maneras de actuar y pensar pueden ser de ayuda para todos.