En la transición a la democracia en España no hubo un proceso sistemático y legal de purgas o depuraciones. Tanto las personalidades procedentes del mundo político franquista como los sectores mayoritarios de la oposición democrática optaron por promover una democratización que incluyera al mayor número de ciudadanos posible. Determinados a cerrar las profundas heridas de la Guerra Civil, en la que las purgas y depuraciones fueron habituales, procuraron llevar a cabo una transición que no generara nuevos agravios que pudieran hacer peligrar la instauración de la democracia. En este capítulo se ofrece, en primer lugar, una síntesis de la situación política, social y económica del país tras la muerte del dictador, importante para comprender la viabilidad y los problemas de una transición sin purgas. Se presentan, a continuación, las medidas de consolidación democrática alternativas a la depuración llevadas a cabo por el último gobierno franquista y por los primeros gobiernos democráticos. Finalmente, se hace referencia a la situación actual del debate en torno a la cuestión, del mismo modo que se presentan las lecciones aprendidas del caso español.