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Hong Kong

▲ Manifestante lanzando huevos contra la imagen del presidente Xi Jinping durante el Día Nacional de China [Studio Incendo, Wikipedia]

COMENTARIO / Albert Vidal

Tras pasar unas cuantas semanas en la “Perla del Oriente”, uno se empieza a dar cuenta de cuán compleja es la situación y las posiciones aparentemente irreconciliables del gobierno y los manifestantes. Tristemente, lo que empezó como una serie de protestas masivas y pacíficas se ha convertido, especialmente en estos últimos días, en batallas campales contra la policía, saqueos de tiendas y del transporte público y enfrentamientos entre mainlanders (chinos que se posicionan a favor del gobierno)y manifestantes que ha paralizado la ciudad y está dañando seriamente gran parte de la economía de Hong Kong.

Imágenes de manifestantes abriendo el paso a ambulancias y recogiendo la basura ya no son tan comunes, y aquellos cánticos en los centros comerciales se ven ahora acompañados por quemas de banderas y destrozos en tiendas que (supuestamente) tienen lazos con gente del gobierno de Hong Kong o del Partido Comunista Chino. ¿Por qué han evolucionado de esta manera las protestas?

 

  1. La aparente pasividad del gobierno ante las demandas pacíficas ha contribuido a esta radicalización. Muchos piensan que, si las manifestaciones pacíficas no dan resultado, no hay más remedio que recurrir a la violencia (una conclusión bastante cuestionable).

  2. Abusos por parte de la policía y de los manifestantes han acelerado esta escalada. Además, vídeos recortados de la policía recurriendo a la fuerza, acompañados por una potente propaganda de carteles y hashtags han retratado, y a menudo exagerado, las medidas tomadas por la policía.

  3. Otros factores incluyen la celebración del 70 aniversario de la República Popular de China (1 de octubre de 2019) y la recién introducida EmergencyRegulationsOrdinance: ProhibitiononFaceCoveringRegulation, según la cual se prohíbe usar máscaras en las protestas (con multas de USD 3.188 y 1 año de prisión para aquellos que lo incumplan).

 

Creo que puede ser útil entender por qué la gente protesta en Hong Kong. Las manifestaciones masivas empezaron en junio de 2019, como un movimiento que inicialmente se oponía al proyecto de ley de extradición (Anti-ExtraditionLawAmendment Bill – ELAB).  Pero sería un error fijarse solo en eso; la ley de extradición fue la gota que colmó el vaso. El vaso ya estaba bastante lleno, antes del verano de 2019.

Voy a referirme a tres causas que no suelen ganar tanta atención en los medios. En primer lugar, el precio de la vivienda en Hong Kong es exorbitante. Un apartamento con dos dormitorios se vende a un precio medio de HKD$6 millones, esto es, casi 1 millón de euros. Ningún estudiante normal y corriente es capaz de permitirse algo parecido al terminar los estudios, y eso significa que no pueden salir de casa, casarse y formar una familia. O si decide hacerlo, se endeuda de por vida. Así que muchos deciden alquilar pisos subvencionados por el gobierno, pero esa no es una opción tan agradable y suele provocar bastante estrés porque, al fin y al cabo, no vives en tu propia propiedad.

En segundo lugar, muchos ciudadanos de Hong Kong están hartos de la lentitud de las reformas democráticas. El movimiento de los paraguas de 2014 está intrínsecamente relacionado con estas frustraciones.

En tercer lugar, muchos temen una fecha que se acerca inexorablemente: 2047. Nadie sabe qué va a ocurrir, pero lo que es cierto es que Hong Kong perderá su estatus especial conseguido en 1997. Eso significa que China podría absorber Hong Kong en su totalidad, y hay gente que teme una posible pérdida de libertades y derechos con el cambio de sistema. La gran mayoría de jóvenes no quiere ese futuro, y entiende que el cambio ocurrirá ahora, o nunca.

En cuanto a escenarios de futuro a corto plazo, se barajan distintas opciones. Algunos dicen que, dado el impacto económico que están teniendo las protestas, muchos se acabarán cansando. Los hoteles están a niveles mínimos, al igual que los restaurantes y Disneyland. Hong Kong depende mucho de los ingresos que trae el turismo, por lo que se dice que las protestas morirán por sí solas. Yo creo que, aunque la gente mayor puede terminar cansándose, los jóvenes no lo harán, porque se juegan su futuro. Hay encuestas que dicen que hasta un 40% de los estudiantes apoyan las protestas violentas, y un 90% ven con malos ojos al gobierno central.

Otros dicen que la violencia continuará, especialmente tras la escalada del 1 de octubre. Eso invitaría una intervención del ejército chino o de la policía de élite (People’sArmedPolice), estacionados en Shenzhen. Esta sería la solución “por las malas”. En mi opinión, es poco probable que intervenga el ejército, ya que el Partido Comunista Chino quedaría demasiado desprestigiado con “otro Tiananmén”. Pero sí que es probable que intervenga la People’sArmedPolice, ya que es un cuerpo antidisturbios de élite y, por tanto, no letal.

La tercera opción consiste en dividir a los manifestantes. Carrie Lam concedió una de las cinco demandas al retirar de manera definitiva la ley de extradición en setiembre, y al mismo tiempo invitó a representantes de la sociedad civil a expresar sus quejas en una serie de reuniones ad hoc. Creo que esta es una herramienta para separar a los manifestantes pacíficos, que preferirían el diálogo con Lam. Mientras, el pequeño grupo de manifestantes radicales perdería el apoyo de la sociedad civil, y la policía no tendría tantos problemas en reprimirlos, casi tendría carta blanca. Esta opción está ganando relevancia, especialmente tras el bloqueo del sistema de transporte público (MTR) por primera vez en sus 40 años de funcionamiento. Alrededor de 5 millones de personas lo usan cada día (Hong Kong tiene 7 millones de habitantes), y la ciudad ha quedado literalmente paralizada. Esto podría llegar a dividir a los manifestantes: aquellos que prefieren estabilidad quizás empiecen a cambiar su actitud e incluso se enfrenten a los más radicales.

Por último, es importante evitar ser un receptor pasivo ante los medios de comunicación. Por lo que tengo entendido, el discurso en China es que Estados Unidos y otros países occidentales están financiando a manifestantes para que desestabilicen Hong Kong, sobre todo, para negociar desde una posición de fuerza ante la guerra comercial. No creo que sea del todo falso el hecho de que países occidentales estén financiando algunos grupos de manifestantes. Pero de ahí a decir que esa es la raíz de la protesta, me parece una exageración. Claro que dicha explicación es sencilla y atractiva para gente desinformada.

Respecto al punto de vista occidental, me parece que se suele poner énfasis en la violencia policial y las amenazas de China, prefiriendo ignorar (¡no siempre!) los abusos cometidos por muchos manifestantes. De nuevo, esta es una visión sesgada, y no deberíamos aceptarla simplemente porque sienta bien. La situación real es compleja y tiene más matices.

A pesar de las proyecciones realizadas, es necesario seguir trabajando en el planteamiento de soluciones alternativas que detengan este caos y presenten oportunidades de diálogo y reconciliación entre los actores involucrados: el gobierno, los estudiantes, los manifestantes violentos y moderados, la policía y la sociedad civil en general. Paciencia, concesiones y perdón: todo esto y mucho más será necesario para reconstruir esta sociedad rota y fragmentada. Afortunadamente, nunca es tarde para volver a empezar. 

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