Es motivo de gran alegría que sea reconocida la santidad de nuestro segundo Gran Canciller, quien siguió fielmente los pasos de San Josemaría, fundador del Opus Dei y de la Universidad. 
La Universidad debe mucho a don Álvaro. Impulsó proyectos magnánimos y nos alentó con sus visitas frecuentes al campus en las que siempre transmitía serenidad y alegría. Ninguna dificultad, ningún contratiempo le hacía perder su convencimiento de que la confianza en Dios y el trabajo constante permiten superar obstáculos que a simple vista parecen insalvables. 
CARTA DEL RECTOR A PROFESIONALES, ALUMNOS Y ANTIGUOS ALUMNOS
BEATIFICACIÓN DE DON ÁLVARO (1-IX-2014)