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La pieza del mes de agosto de 2010

"EXVOTO", DE ALFREDO SADA
 

Silvia Sádaba Cipriain
Cátedra de Patrimonio y Arte Navarro

 

Alfredo Felipe Sada Laguardia, nació en la localidad navarra de Falces el 22 de diciembre de 1949. Fue el menor de tres hermanos, en una familia dedicada al trabajo de la tierra. Desde pequeño mostró inclinación hacia el mundo del arte y particularmente hacia el modelado, hecho que en un principio resultó un tanto incomprendido por sus familiares. Vivió en su pueblo natal hasta que con quince años decidió desvincularse del mundo rural para trasladarse a Pamplona y comenzar con su formación artística. En la capital navarra comenzó a trabajar en diferentes oficios para subsistir, aunque procurando siempre elegir aquellos que estuvieran relacionados con el mundo de la escultura o el trabajo de los materiales y que por tanto, le permitieran formarse. En sus propias palabras, podemos decir que para él “la escultura es más que un medio de vida es una manera de vivir”. Su traslado a Pamplona marcó el comienzo de un largo periodo de formación autodidacta. 

Fue en la década de los setenta cuando su formación resultó más académica y regular. Estuvo marcada por el autodidactismo, los deseos de seguir aprendiendo, y la experimentación de técnicas y materiales. En 1972, un año significativo para el arte en Navarra, inició sus estudios en la Escuela de Artes y Oficios de Pamplona. Allí permaneció hasta 1977, y cultivó estrechas y duraderas amistades como la que le unió al pintor Pedro Salaberri, con quien colaboró en numerosas ocasiones, o al también pintor, Juan José Aquerreta. Su paso por la escuela fue un tanto irregular debido a la obligada compatibilización de sus estudios con diversos trabajos, pero esto no le supuso un obstáculo para obtener excelentes calificaciones. Posteriormente, destacó del mismo que le sirvió para aprender dibujo clásico, modelado, y para conocer gente interesante. No obstante, J.C. Resano opina que la verdadera escuela de nuestro escultor fue su paso por diversos oficios. El periodo que se abrió tras su salida de la escuela de Artes y Oficios marcó el inicio de su madurez artística y el de un mayor reconocimiento como escultor. Fue un periodo de intensa actividad, y también de continuación de su formación autodidacta, ambos compaginados con trabajos de subsistencia. En esta época despega su actividad expositiva, dentro y fuera de Navarra. 

En 1986 declaró a Diario de Navarra: “Quiero llegar a hacer una obra más personal. Mis esculturas cada vez son más conceptualistas y los acabados más expresionistas y libres. Quizá el próximo paso que dé sea hacia formas más sensuales y menos geométricas”. En 1988 su obra experimentó una transformación mientras trataba de hacer cosas nuevas dejando de lado los materiales “convencionales”, que le llevó a la introducción del uso del plomo. Se abrió entonces la etapa más brillante en la trayectoria de Sada, y su momento creativo más álgido. La incorporación del plomo a su escultura desencadenó la consolidación de un estilo personal y definido, así como una mayor presencia en circuitos artísticos como el de Madrid. Fue una época en la que entró en contacto con artistas de primera fila del momento, y con la vida cultural madrileña: asistió a los talleres de Arte Actual dirigidos por el escultor Miquel Navarro y sobre todo, descubrió los tesoros del Museo Arqueológico Nacional en sus frecuentes visitas. En estos años, Sada dio los pasos más firmes hacia la consolidación de su nombre en el ámbito artístico español, como la adquisición de obra por parte de instituciones, la celebración de exposiciones individuales en Madrid, o la participación en ARCO 91. Desgraciadamente, esta prometedora artística se truncó tempranamente con la muerte del escultor en 1992, que desde finales de los ochenta es considerado uno de los mejores escultores navarros del momento.

La obra de Alfredo Sada se caracteriza por el uso de un lenguaje de figuras diáfanas, simples y puras. Por una esquematización organicista de las formas que tienden a la abstracción. Las superficies son suaves, delicadas, lisas y trabajadas, insinuando una inconsistencia que el material (generalmente rígido) no posee. Esta sencillez y sensualidad de las superficies es una constante en su obra, como también lo es el ocultamiento de la “huella” del artista, a pesar de que realizaba casi todo el trabajo a mano, incluido el pulido final. Son reveladoras estas palabras del escultor recogidas en un artículo de prensa que Ulzurrun escribió para Diario de Navarra en 1983: “Busco la simplificación máxima de la obra procurando que no quede un objeto frío y geométrico sino algo dotado de carácter orgánico a pesar de la dureza del material”.

Los artistas que más le interesaron fueron Jorge Oteiza o Henry Moore, y posteriormente se acercó a Brancusi y los constructivistas. Investigó los juegos de volúmenes y los espacios que ocupan los materiales, utilizando una gran variedad de los mismos: barro, yeso, piedra, alabastro… a los que en su última etapa añade el cobre, mostrando preferencia por los materiales duros.

En cuanto a los temas que protagonizan esta producción, podemos decir que en su mayoría están basados, en la arqueología, y las culturas etrusca, egipcia e ibérica, ya que era un aficionado confeso a la arqueología y a la mitología griega. Éste es el caso de la pieza que nos ocupa: Exvoto, perteneciente a esta última y más brillante etapa del falcesino. En este torso, se cumple una de las características esenciales de la obra de Sada, que es la elegancia de las formas, pero también están presentes otras constantes como la presencia de la línea curva, un claro eje de simetría, y un equilibrio sereno.

En la producción de Alfredo Sada hay dos “exvotos” que fueron realizados a la vez, y tienen como antecedente a los bustos decapitados, ya que estos exvotos también carecen de cabeza, como señala Juan Cruz Resano en su trabajo de tesis. Ambas piezas de mediano formato, como era habitual en Sada, forman parte del grupo de obras que toman como referente al cuerpo humano. En realidad se trata de un torso de formas sumamente estilizadas y esquematizadas. De él destaca la potencia de unos hombros que no tienen continuidad. Tanto éstos, como la cintura y el cuello truncados, rematan en secciones de esferas, suavemente unidas a la masa principal de la pieza. En el caso de la cintura, esta forma esférica hace las veces de base, destacando por su menor tamaño respecto de la envergadura de la pieza, y creando la sensación de un equilibrio visual un tanto precario. 

Parece clara la vinculación de esta pieza con modelos de la estatuaria mediterránea antigua, y más incluso si tenemos en cuenta la pasión de nuestro escultor hacia la misma, pero también con la escultura ibérica, por la intuida potencia de la anatomía.

Exvoto fue adquirido por el Museo de Navarra en 1994, y posteriormente expuesto junto a otras en la muestra 75 años de pintura y escultura en Navarra 1921-1996, en la sala Catillo de Maya de Pamplona, en 1996.

"Exvoto", de Alfredo Sada (1990)
Técnica: plomo sobre yeso. Medidas: 70 x 70 x 15cm. 
Colección Museo de Navarra


BIBLIOGRAFÍA Y HEMEROGRAFÍA: 
•RESANO, Juan Cruz, Alfredo Sada (1949-1992): un proyecto escultórico por recuperar, Universidad del País Vasco [2005].
―. “Alfredo Sada (1949-1992): un proyecto escultórico por recuperar”. En: Arte e identidades culturales: actas del XII Congreso Nacional del Comité Español de Historia del Arte, CEHA, 28, 29, 30 de septiembre y 1 de octubre, Oviedo 1998, 1998, ISBN 84-8317-083-3, pp. 655-668.
Alfredo Sada, Caja Municipal, Pamplona, 1986. Catálogo de la exposición Sala García Castañón. 
•Espacios de arte, Ayuntamiento de Pamplona, Pamplona: 1990. Catálogo de la exposición Sala de Exposiciones de Zapatería 40.
Alfredo Sada, Galería Emilio Navarro, Madrid: 1990. Catálogo exposición.
Gorgonas. Alfredo Sada, Galería Estudio, Tudela: 1991. Catálogo de la exposición.
•Alfredo Sada, Caja Municipal, Pamplona, 1994. Catálogo de la exposición retrospectiva. 
•BAZTÁN, M., “«La escultura más que un medio de vida es una manera de vivir.» (Alfredo Sada)”, Diario de Navarra, Pamplona, 9/12/1986, p. 23.
•J. E., “En la muerte de Alfredo Sada”, Diario de Navarra, Pamplona, 26/10/1992, p. 36.
•MURO, L. A., “El escultor Alfredo Sada, expone sus «Gorgonas» en la «Galería Estudio»”, Diario de Navarra, Pamplona, 20 de octubre de 1991, p. 65.
•ULZURRUN, G., “«No me interesaba ir de niño prodigio.» (Alfredo Sada)”, Diario de Navarra, Pamplona, 19/01/1983, p. 16.