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De la retención a la fidelización del talento

Conferencia de Ricardo Martí Fluixá en la Semana de Actualización del Instituto Empresa y Humanismo

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FOTO: Manuel Castells
19/05/16 11:49 Ana Machado

Ricardo Martí Fluxá, Presidente de ITP, Industria de Turbo Propulsores, una de las cien empresas más grandes de la industria aeroespacial a nivel mundial, explicó en una conferencia pronunciada durante la I Semana de Actualización organizada por el Instituto Empresa y Humanismo, por qué considera que el afecto a la empresa es un factor crucial para la retención de talento.

Vivir en un momento en el que proliferan los problemas (olas migratorias, amenazas terroristas...) y en el que la sociedad está experimentando cambios profundos (lo que significa que los sentimos, pero difícilmente podemos situarnos a una distancia que nos permita comprenderlos) puede dar lugar a que no prestemos suficiente atención a las cuestiones que son esenciales para seguir adelante. Como si la tripulación de un avión en medio de la tormenta se dedicara sólo a evitar la caída, renunciando a mantener la ruta.

¿Por qué es tan difícil retener el talento en el negocio? Para entender la importancia de esta cuestión simplemente basta considerar que, según la Global Risk Management Survey, entre 2009 y 2015 la “incapacidad para atraer y retener a los mejores talentos” pasó del décimo al quinto principal riesgo identificado a nivel mundial.

Martí Fluxá identifica la desconfianza mutua como el principal obstáculo y señala la creación de una cultura de orgullo y pertenencia –el afecto de la compañía– como un camino de solución. Y apunta a ITP como el “laboratorio” que le permite hablar sobre la base de experiencias reales. Una empresa en la que más de 1.000 de los aproximadamente 3.000 empleados son ingenieros sabe que el talento es recompensado con tangibles (salario...), pero que se retiene y fideliza con los intangibles, entre los que destaca el sentido de pertenencia.

¿Cómo transformar ese intangible en un pilar de la cultura de la empresa? Lo que es vida es difícil de disecar, pero es posible señalar algunos de sus elementos, que van surgiendo en respuesta a la pregunta, tantas veces repetida (porque nunca se responde a ella plenamente) de “¿qué distingue a un verdadero líder?”.

Podemos comenzar por una “máxima”: las personas antes que los productos, los productos antes que las ganancias. Un dirigente que solo se centra en la demostración de resultados ya no percibe toda la dimensión del valor de la empresa. Las personas antes significa, desafiando la tendencia a desconfiar (el tan conocido modelo de agencia), confiar y delegar para que fructifique la capacidad creativa: en círculos que se van extendiendo a partir de los dirigentes de la cima, porque el que se siente exprimido y explotado naturalmente exprime y explota, pero el que se sabe respetado e incentivado aprende a hacerlo com los siguientes. Significa crear empatía, ponerse en el lugar del otro, desarrollar la capacidad de escuchar. Probablemente ese “indicador de ruta” esté en los fundamentos de la buena relación laboral vivida en ITP, que le permitió capear las tempestades de las huelgas cuando éstas se abatieron sobre Bilbao.

En el fondo, el secreto es simple: los cerebros son como los corazones, van a donde son apreciados.

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