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Matías Jurado impartió su primera clase en la Facultad de Medicina de la Universidad de Navarra en 1983. Hoy, treinta y cinco años después, se despide de las aulas y de la asistencia clínica con una gran sonrisa y con la ilusión de dar comienzo a una etapa diferente. En esta entrevista recogemos su experiencia.

¿Cómo ha cambiado la Facultad de Medicina en los últimos años?

Progresivamente hacia mejor, como era de esperar y desear. El apoyo constante a la mejor formación del profesorado, tanto en el área curricular como en la innovación docente, han sido una realidad. La comunicación más fluida y cercana entre profesorado y autoridades académicas y gestores ha sido otra evolución notable para mí.

¿Y sus alumnos?

Los alumnos han sido siempre lo mejor. Cada cierto tiempo he ido notando el reflejo que los cambios de la sociedad han ido imprimiendo en ellos. La prioridad de sus preocupaciones personales y profesionales, las herramientas tecnológicas que utilizan para su aprendizaje, sus preocupaciones nobles en un mundo laboral cada vez más complejo, etc.

Recientemente impartió su última clase, ¿recuerda cómo fue la primera?

Claro que la recuerdo. En la misma aula que esta última, casi siempre la Ginecología se ha impartido en la 4ª planta del hexágono. Creo que fue sobre el aborto o la inducción del parto, escribiendo en la pizarra y acompañado por mi maestro y amigo el Prof. D. Fernando de la Fuente, quien a continuación me hizo las advertencias oportunas sobre el estilo, contenido, etc. Como un verdadero maestro. Él sabía que quería dedicar parte de mi vida profesional a la enseñanza.

¿Y el consejo más valioso que le han dado en todos estos años?

La verdad es que no lo recuerdo bien, han sido tantos y tan valiosos… Pero sí, me atrevería a decir que me lo dieron en casa, mi padre, que siempre me insistió, como también al resto de mis nueve hermanos, en ser honestos, leales y responsables en todos los aspectos de la vida.

Por último, ¿qué les diría a los estudiantes que muy pronto serán médicos?

Que traten con cariño a sus pacientes, que aprovechen bien el tiempo para formarse, que aprendan a trabajar en equipo y que hagan amistades inolvidables.