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"La acción humanitaria de la Santa Sede durante la Primera Guerra Mundial"

Seminario organizado por el GIHRE

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La profesora María Eugenia Ossandon en el edificio Amigos, donde se desarrolló el seminario FOTO: Manuel Castells
05/05/15 16:02 Gema Pérez Herrera

El pasado 28 de abril el Grupo de Investigación en Historia Reciente (GIHRE) de la Universidad de Navarra organizó el seminario "La acción humanitaria de la Santa Sede durante la Primera Guerra Mundial", impartido por María Eugenia Ossandon, profesora de la Pontificia Università della Santa Croce en Roma.

El Papa Benedicto XV desarrolló durante la I Guerra Mundial (1914-1918) una intensa campaña antibélica y humanitaria por toda Europa, que en gran medida ha pasado oculta hasta nuestros días. La tesis de la Dra. Ossandom ha sacado a la luz la gran labor que la Santa Sede desarrolló y coordinó durante esos años,  y que se orientó a la protección de cristianos y no cristianos víctimas de la contienda.

Su objetivo era la universalidad de la acción: salvar a todos e implicar a todos. Inicialmente fueron dos los campos en los que la Santa Sede quiso intervenir: el diplomático y el asistencial. En el diplomático, sus propuestas de paz y de mediación entre los contendientes fueron rechazadas, bloqueando muy pronto esta vía de acción. Fue entonces el campo de la asistencia humanitaria y asistencial el que concentró todas sus iniciativas, con datos sorprendentes que abarcan desde la atención humana y espiritual en los campos de prisioneros por parte de sacerdotes católicos enviados desde Roma, hasta iniciativas de todo tipo que hablan de la sensibilidad de la Santa Sede ante los diferentes sufrimientos ocasionados por una guerra.

Entre estas iniciativas variadas se encuentra por ejemplo el envío de prótesis de última generación al ejército turco, la donación de los libros duplicados de la biblioteca vaticana para reconstruir la biblioteca de Lovaina, la instalación de más de 4000 puestos de información para familiares de los soldados en las parroquias italianas, la visita a los campos llevando alimentos y ropa, y redactando informes sobre las condiciones de vida de los prisioneros que eran posteriormente entregados a las autoridades, la recogida de limosnas o donativos para los soldados y el envío de cartas y de fotografías.

La ponente contó también una significativa anécdota a este respecto: tras la batalla de Galípoli, corrieron rumores de que en los Dardanelos el ejército turco estaba profanando las tumbas de los soldados caídos. Desde el Vaticano se envió a un sacerdote con la misión de realizar fotografías a las tumbas, enviarlas a los países de las víctimas y tranquilizar así a los familiares.

Una intensa acción de caridad al margen de intencionalidades políticas, nacionalistas o religiosas, que es interesante recordar especialmente en estos años en los que se conmemora el centenario de aquel conflicto y en los que el drama de la guerra sigue presente en tantas partes del mundo.

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