Resumen:
La publicidad hizo posible el desarrollo de la televisión en España. Gracias a ella, también, el país pudo evolucionar hacia el progreso económico más potente hasta entonces conocido. Junto con la sociedad de consumo, los anuncios televisivos aportaron una imagen más amable, más alegre y más fácil de la vida. La pequeña pantalla se convirtió enseguida en el primer medio de inversión publicitaria, lo que animó enormemente el enquilosado mercado español. Cuando el Estado franquista introdujo la televisión no podía saber que la televisión cambiaría con tal radicalidad la vida diaria y la mente de los ciudadanos, conduciendo sus anhelos y aspiraciones por caminos muy distintos de los predicados por el régimen dictatorial. La apertura mental que obró la publicidad hizo que los españoles mostraran una excelente disposición para la transición política hacia la democracia. A eso es a lo que llamamos efectos perversos -o no buscados- de la publicidad en televisión.