Resumen:
El 48%-60% de los pacientes inmunosuprimidos pueden sufrir un episodio febril, fiebre o una infección establecida u oculta; sin embargo, el uso de antibióticos como medida profiláctica sigue siendo una medida controvertida, debido al preocupante aumento de las resistencias bacterianas, las alteraciones que se producen en la microbiota del huésped o las interacciones farmacológicas que pueden producir. Las recomendaciones europeas y americanas coinciden en la elección de las fluoroquinolonas como profilaxis en pacientes inmunosuprimidos con una neutropenia de más de 7 días de duración. Además de una estrategia profiláctica eficaz, es fundamental un diagnóstico precoz para un rápido tratamiento efectivo.