Resumen:
El 3 de diciembre de 1506 llegaron a Pamplona tres hombres cansados de un viaje reventando caballos desde la cornisa cantábrica. Bajo su disfraz de aldeano, uno de ellos apenas dejaba ver su rostro terroso de nariz afilada, y solo rompía su silencio con algunas palabras en francés o gascón para ocultar su acento. Nadie podía adivinar que aquel hombre de anchas espaldas ¿muy destrozado e indispuesto¿ era César Borja, hijo del papa Alejandro VI, antiguo cardenal, capitán de las tropas pontificias y duque de Valentinois nombrado por Luis XII. El príncipe que deslumbró a Maquiavelo estaba ahora en Navarra. Y muy pocos lo sabían.