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El Derecho Internacional de los Derechos Humanos y el Covid-19

COMENTARIOCarlos Jalil

El Covid-19 ha obligado a muchos estados a tomar medidas extraordinarias para proteger el bienestar de sus ciudadanos. Esto incluye la suspensión de ciertos derechos humanos por motivos de emergencia pública. Derechos como la libertad de movimiento, libertad de expresión, libertad de reunión y privacidad, se ven afectados por las respuestas estatales a la pandemia. Por lo tanto, nos preguntamos: ¿Afectan los estados indebidamente la libertad de expresión cuando combaten las noticias falsas? ¿Restringen indebidamente nuestra libertad de movimiento y reunión o incluso nos privan de nuestra libertad? ¿Infringen nuestro derecho a la privacidad con las nuevas aplicaciones de rastreo? ¿Está justificado?

Para proteger la salud pública, los tratados de derechos humanos permiten a los estados adoptar medidas que pueden restringir derechos. El artículo 4 del Pacto Internacional de los Derechos Civiles y Políticos (ICCPR) y el artículo 15 del Convenio Europeo de Derechos Humanos (ECHR) establecen que en situaciones de emergencia pública que amenazan la vida de la nación, los estados pueden tomar medidas y derogar sus obligaciones establecidas en dichos tratados. Del mismo modo, el artículo 27 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos (CADH), permite a los estados parte suspender sus obligaciones en situaciones de emergencia que amenazan la independencia o seguridad de la nación.

Durante la pandemia, algunos estados han declarado estado de emergencia y, por la imposibilidad de respetar ciertos derechos, han derogado sus obligaciones. Sin embargo, las derogaciones están sujetas a requerimientos. La Observación General 29 sobre Estados de Emergencia del Comité de Derechos Humanos de Naciones Unidas establece seis condiciones para efectuar derogaciones, que son similares en los tratados mencionados: (1) proclamación oficial de estado de emergencia y emergencia pública que amenace la vida de la nación; (2) proporcionalidad requerida por las exigencias de la situación en cuanto a la duración, cobertura geográfica y base sustantiva; (3) no discriminación (sin embargo el ECHR no incluye esta condición); (4) conformidad con otras obligaciones de derecho internacional; (5) notificación formal de la derogación a los respectivos organismos establecidos por los tratados (estas deben incluir información completa sobre las medidas, sus razones y documentación de leyes adoptadas); y (6) prohibición de derogar derechos no derogables.

La última condición es particularmente importante. Los tratados mencionados (ICCPR, ECHR y CADH) establecen explícitamente los derechos que no pueden ser derogados. Estos, llamados también derechos absolutos, incluyen, inter alia: derecho a la vida, prohibición de la esclavitud y servidumbre, principio de legalidad y retroactividad de la ley, y libertad de conciencia y religión.

Sin embargo, las derogaciones no siempre son necesarias. Hay derechos que, por el contrario, no son absolutos y tienen la inherente posibilidad de ser limitados, para lo cual no es necesario que un estado derogue sus obligaciones bajo los tratados. Esto quiere decir que el estado, por motivos de salud pública, puede limitar ciertos derechos no absolutos sin necesidad de notificar su derogación. Estos derechos no absolutos son: derecho a la libertad de movimiento y reunión, libertad de expresión, derecho a la libertad personal y privacidad. Específicamente, el derecho a la libertad de movimiento y asociación está sujeto a limitaciones por motivos de seguridad nacional, orden y salud pública, o los derechos y libertades de otros. El derecho a la libertad de expresión puede ser limitado por el respeto a los derechos o reputación de otros y por la protección de la seguridad nacional, orden y salud pública. Y los derechos de libertad personal y privacidad pueden ser sujetos de limitaciones razonables de conformidad con las provisiones estipuladas en los tratados de derechos humanos.

A pesar de estas posibilidades, países como Letonia, Estonia, Argentina y Ecuador, los cuales han declarado oficialmente estado de emergencia, han recurrido a la derogación. Consecuentemente, han justificado el Covid-19 como una emergencia que amenaza la vida de la nación, notificando a las Naciones Unidas, Organización de Estados Americanos y el Consejo de Europa sobre la derogación de sus obligaciones internacionales en virtud de los tratados mencionados. Por el contrario, la mayoría de los estados adoptando medidas extraordinarias no han procedido a esa derogación, basándose en las limitaciones inherentes a estos derechos. Entre ellos están Italia y España, países gravemente afectados, que no han derogado, sino que han aplicado limitaciones.

Esto un fenómeno interesante porque demuestra las diferencias en las interpretaciones de los estados, también sujetos a sus legislaturas nacionales, sobre el Derecho Internacional de los Derechos Humanos. Claramente existe el riesgo de que estados aplicando limitaciones abusen del estado de emergencia y atenten contra los derechos humanos. Por lo tanto, podría ser que algunos estados interpretan las derogaciones en el sentido de que reflejan su compromiso con el imperio de la ley y el principio de la legalidad. No obstante, es probable que los organismos de derechos humanos encuentren también las medidas adoptadas por los estados que no han derogado consistentes con la situación de la pandemia. Exceptuando, en ambos casos, situaciones de tortura, excesivo uso de la fuerza y otras circunstancias que afecten a los derechos absolutos.

Tras la pandemia, es factible que las cortes y tribunales decidan si las medidas adoptadas fueron necesarias. Pero mientras tanto, los estados deben considerar que las medidas extraordinarias adoptadas deben ser temporales, ateniendo a condiciones adecuadas de salud y dentro del marco de la ley.

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[George Friedman. The Storm Before the Calm. America's Discord, the Coming Crisis of the 2020s, and the Triumph Beyond. Doubleday. New York, 2020. 235 pag.]

RESEÑAE. Villa Corta, E. J. Blasco

The Storm Before the Calm. America's Discord, the Coming Crisis of the 2020s, and the Triumph BeyondEl título del nuevo libro de George Friedman, impulsor en su día de la agencia de análisis geopolítico e inteligencia Stratfor y luego creador de Geopolitical Futures, no hace referencia a la crisis mundial creada la pandemia del Covid-19. Cuando habla de crisis de la década de 2020, que Friedman lleva anticipando hace algún tiempo en sus comentarios y ahora explica por extenso en este libro, se refiere a movimientos históricos profundos y de larga duración, en este caso circunscritos a Estados Unidos.

Más allá, pues, de la pandemia de estos momentos, de algún modo coyuntural y no abordada en el texto (su composición es previa), Friedman avanza que EEUU se reinventará a finales de esta década. Como una máquina que, casi automáticamente, incorpora cambios y correcciones sustanciales cada determinado periodo de tiempo, EEUU se prepara para un nuevo salto. Habrá crisis prolongada, pero EEUU saldrá de ella triunfante, vaticina Friedman. ¿Declive de EEUU? Todo lo contrario.

A diferencia de otros libros suyos anteriores, como Los próximos cien años o Flashpoints, Friedman deja esta vez el análisis geopolítico global de Friedman para centrarse en EEUU. En su reflexión sobre la historia estadounidense, Friedman ve una sucesión de ciclos de aproximada duración. Los actuales están ya en sus fases finales, y la reposición de ambos será coincidente a finales de la década de 2020, en un proceso de crisis y posterior resurgimiento del país. En el terreno institucional se está agotando el ciclo de 80 años comenzado tras el fin de la Segunda Guerra Mundial (el previo venía desde el término de la Guerra de Secesión, en 1865); en el campo socioeconómico, está acabando el ciclo de 50 años iniciado con Ronald Reagan en 1980 (el previo se había prolongado desde el fin de la Gran Recesión y la llegada de Franklin D. Roosevelt a la Casa Blanca).

Friedman no ve a Donald Trump como el catalizador del cambio (su esfuerzo ha sido simplemente el de recuperar la situación creada por Reagan para la clase media trabajadora, afectada por el paro y la pérdida de poder adquisitivo), ni tampoco cree que lo vaya a ser quien pueda sustituirle los próximos años. Más bien sitúa el giro hacia 2028. El cambio, gestado en un tiempo de gran desconcierto, tendrá que ver con el fin de la tecnocracia que domina la vida política e institucional estadounidense y con la disrupción creativa de nuevas tecnologías. El autor quiere denotar la habilidad de EEUU para superar las adversidades y sacar provecho del “caos” para luego tener un crecimiento fructífero.

Friedman divide el libro en tres partes: la creación de la nación como la conocemos, los ciclos atravesados y el pronóstico sobre el que viene. En esta última parte presenta los retos o adversidades a los que se deberá enfrentar el país.

En cuanto a la creación del país, el autor razona sobre el tipo de gobierno creado en Estados Unidos, el territorio en el que se encuentra el país y el pueblo americano. Este último aspecto es, quizá, el más interesante. Define al pueblo estadounidense como un constructo meramente artificial. Eso le lleva a ver a EEUU como una máquina que afina su funcionamiento automáticamente cada cierto tiempo. Como país “inventado”, EEUU se reinventa cuando sus ciclos se agotan.

Friedman presenta la formación del pueblo estadounidense a través tres tipos superpuestos: el vaquero, el inventor y el guerrero. Al vaquero, que busca empezar algo completamente nuevo y de forma “americana”, se debe especialmente el constructo social tan único de EEUU. Al inventor corresponde el ímpetu por el progreso tecnológico y la prosperidad económica. Y la condición de guerrero ha estado presente desde los inicios.

En la segunda parte del libro se aborda la cuestión ya apuntada de los ciclos. Friedman considera que el crecimiento de EEUU ha sido cíclico, en un proceso en el que el país se reinventa cada cierto tiempo para seguir progresando. Después de hacer un recuento de los periodos vividos hasta hora, sitúa el próximo gran cambio de EEUU en esta década que acaba de comenzar. Advierte que la gestación de la siguiente etapa será complicada debido a la acumulación de eventos de los ciclos pasados. Uno de los aspectos sobre los que el país deberá resolver tiene que ver con la paradoja entre el deseo de internacionalizar la democracia y los derechos humanos y el de mantener su seguridad nacional: “liberar al mundo” o asegurar su posición en la esfera internacional.

El momento de cambio presente, en el que de acuerdo con el autor el ciclo institucional y el socioeconómico van a chocar, supone un tiempo de profunda crisis, pero tras ella llegará un largo periodo de calma. Friedman cree que los primeros “temblores” de la crisis se sintieron en las elecciones de 2016, que mostraron una radical polarización de la sociedad estadounidense. El país deberá reformar no solo su complejo sistema institucional, sino también diversos aspectos socioeconómicos.

Esta última parte del libro –dedicada a la resolución de problemas como la crisis de las deudas estudiantiles, el uso de las redes sociales, las construcciones sociales nuevas o la dificultad en el sector educativo–, es probablemente la más importante. Si la mecanicidad y el automatismo en la sucesión de ciclos determinada por Friedman, o incluso su existencia misma, son cuestionables (otros análisis podrían llevar a otros autores considerar distintas etapas), los problemas reales que el país tiene en la actualidad son fácilmente constatables. Así que la presentación de propuestas para su resolución tiene un indudable valor.

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Población turística en el distrito de Gjirokastër, al sur del Albania [Pixabay]

▲ Población turística en el distrito de Gjirokastër, al sur del Albania [Pixabay]

ENSAYOJan Gallemí

El pasado 24 de noviembre de 2019 el gobierno francés de Enmanuel Macron lideró el veto, junto a otros estados como Dinamarca o los Países Bajos, a la adhesión de las naciones balcánicas de Albania y Macedonia del Norte a la Unión Europea. Según justifica el presidente de la Quinta República francesa, esto es debido a que el mayor número de refugiados económicos que entran en Francia son de los Balcanes, en concreto de la ya mencionada Albania. Este último país presentó su candidatura a la Unión Europea el 28 de abril de 2009 y el 24 de junio de 2014 se acordó por unanimidad de los 28 países de la UE otorgar a Albania el estatus de país candidato a la adhesión. Los motivos por los cuales se justifica ese rechazo vienen dados principalmente por motivos económicos y financieros[1]. También existe una ligera preocupación ante la diversidad que existe en la estructura etnográfica del país y los conflictos que esta podría ocasionar en un futuro, no solo dentro del propio país sino también en su relación con sus vecinos, ante todo con la cuestión de Kosovo y las relaciones con Grecia y Macedonia del Norte[2]. Sin embargo, otro aspecto que también ha sido explorado es el hecho de que la adhesión de Albania supondría la incorporación a la UE del primer estado en que la religión con más número de fieles es la islámica, en concreto de la rama suní. En este ensayo se procederá a analizar el impacto de dicho aspecto y observar cómo o hasta qué punto pueden conjugar o divergir los valores albaneses, principalmente por ser de religión primordialmente islámica, con aquellos en los que se fundamentan el proyecto común europeo.

Evolución del Islam en Albania

Hay que remontarse a la historia para tener en cuenta las causas por las cuales un país europeo como Albania ha desarrollado una estructura social en la cual la religión más profesada por parte de la población es la suní. Por la región geográfica en la que se halla, teóricamente sería más común pensar que Albania tendría un mayor porcentaje de población ortodoxa que suní[3]. El mismo caso se da con Kosovo y Bosnia-Herzegovina. En un principio esta región era mayoritariamente de religión cristiana ortodoxa en el sur (como la mayor parte de los estados balcánicos de hoy en día) debido al hecho de que constituía uno de los muchos territorios que conformaban el imperio Bizantino hasta el siglo XIII, cuando esta nación logró su independencia. Sin embargo, la razón por la cual el Islam está tan presente en Albania, a diferencia de sus estados vecinos, es que fue más influenciada en el aspecto religioso por el imperio Otomano, sucesor del Bizantino. Este cayó en 1453 y sus territorios fueron ocupados por los otomanos, un pueblo turco establecido en aquel momento sobre la península de Anatolia. Según historiadores como Vickers fue entre los siglos XVII y XVIII cuando gran parte de la población albanesa se convirtió al Islam[4]; la causa de ello, como indica a su vez John L. Esposito, fue que para las poblaciones albanesas cambiar de religión suponía librarse de los mayores impuestos que los cristianos debían pagar en el imperio Otomano[5].

La religión en Albania se fue moldeando desde entonces a través de los acontecimientos. Por lo que sabemos gracias a estudios como los de Gawrych en el siglo XIX, la sociedad albanesa se dividía entonces principalmente en tres grupos: católicos, ortodoxos y sunís (estos últimos representaban el 70% de la población). Durante este mismo siglo nacieron muchos de los nacionalismos conocidos de carácter europeo y en los Balcanes se inició la que se conoce como crisis del Este. Durante este periodo muchos pueblos balcánicos se sublevaron contra los otomanos, pero los albaneses, al identificarse con ellos por su religión, inicialmente se mantuvieron fieles al sultán[6]. Debido a este apoyo, se empezó a denominar peyorativamente a los albaneses musulmanes como “turcos”[7]. Esto provocó que el nacionalismo albanés se distanciara del emergente pan-islamismo otomano del sultán Abdualhmid II. De ahí surgió, según Endresen, un renacer nacional albanés denominado Rilindja, el cual buscó el apoyo de las potencias de Europa occidental[8].

Generalmente los movimientos independentistas balcánicos que surgieron en el siglo XIX reforzaron el sentimiento cristiano en contraposición al musulmán, pero en Albania no fue así; como indica Stoppel, tanto cristianos como musulmanes albaneses cooperaron en un objetivo nacional común[9]. Esto fomentó la convivencia entre ambas creencias (ya presente en tiempos anteriores) y permitió la diferenciación de este movimiento con el Helenismo[10]. Cabe destacar que en aquel momento en Albania los musulmanes y los cristianos estaban peculiarmente distribuidos territorialmente: en el norte había más cristianos católicos que no fueron tan influenciados por el imperio otomano y en el sur también predominaban ortodoxos por la frontera con Grecia. El 28 de noviembre de 1912 los albaneses, siendo acaudillados por Ismail Qemali, declararon finalmente la independencia.

El reconocimiento internacional de Albania por el Tratado de Londres supuso la imposición de una monarquía cristiana, lo que conllevó la indignación de los albaneses musulmanes, que según las estimaciones suponían el 80% de la población, y provocó la denominada revuelta islámica. La revuelta fue liderada por Essad Pasha Toptani, quien se declaraba como “salvador de Albania y del Islam” y se rodeó de clérigos descontentos. Sin embargo, durante el periodo de la Primera Guerra mundial, los nacionalistas albaneses se dieron cuenta enseguida de que las diferencias religiosas podrían ocasionar la fracturación del propio país y decidieron romper lazos con el mundo musulmán con la intención de poder tener “una Albania común”, lo que llevó a que Albania se declarara como un país sin religión oficial; esto permitió la formación de un gobierno con representación de las cuatro creencias religiosas principales: suní, bektashi, católica y ortodoxa. Las elites secularistas albanesas programaron una reforma del Islam que fuera más acorde con las tradiciones de Albania para que el país se diferenciase más de Turquía, y se nacionalizaron las instituciones religiosas. A partir de 1923 el Congreso Nacional Albanés acabó realizando los cambios desde una perspectiva muy semejante a la del liberalismo occidental. Las reformas más importantes fueron la supresión del hiyab y la ilegalización de la poligamia, y se implementó una forma distinta de orar que substituía el ritual del Salat. Pero el mayor cambio fue la substitución de la sharia por leyes semejantes a las occidentales.

Durante la Segunda Guerra Mundial Albania fue ocupada por la Italia fascista y en 1944 acabó imponiéndose un régimen comunista bajo el liderazgo de Enver Hoxha. Este régimen comunista veía en las distintas creencias religiosas del país un peligro para mantener la seguridad del gobierno autoritario, y por ello declaró a Albania como el primer estado oficialmente ateo y propuso la persecución de las distintas prácticas religiosas. De esta manera se impusieron leyes represivas que impedían profesar las fe católica u ortodoxa, y prohibían a los musulmanes leer o poseer el Corán. En 1967 el gobierno demolió hasta 2.169 edificios de carácter religioso y el resto los transformó en edificios públicos. De 1.127 edificios que guardaban alguna relación con el Islam en aquella época, tan solo se conservan hoy en día unos 50, y en muy malas condiciones[11]. Se considera que el impacto de este tipo de persecución se vio reflejado en el incremento de no creyentes dentro de la población albanesa. Entre 1991 y 1992 una serie de protestas acabó con el régimen. En esta nueva Albania democrática, el Islam volvió a ser la religión predominante, pero se prefirió mantener la aconfesionalidad del estado para garantizar la armonía entre las distintas creencias.

Influencias del campo internacional

Teniendo en cuenta esa realidad de Albania de país con mayoría de población islámica, pasamos a analizar el impacto que supondría su adhesión a la Unión Europea y hasta qué punto los valores de ambas se contradicen o conjugan.

Para empezar, si todo esto se analiza desde una perspectiva basada en la teoría del “constructivismo”, como la propuesta por Helen Bull, puede verse cómo Albania desde los inicios de su historia ha sido un territorio cuya estructura social ha estado fuertemente influenciada por la interacción de los distintos actores internacionales. Durante los años en los que formaba parte del imperio Bizantino, absorbió en gran medida los valores ortodoxos; cuando fue ocupado por los otomanos, la mayor parte de su población adoptó la religión islámica. De la misma manera, durante la desotomanización de los Balcanes, el país adoptó corrientes de pensamiento político tales como el liberalismo debido a la influencia de las potencias de Europa occidental. Eso generó un ánimo de crear un gobierno constitucionalista y parlamentarista cuya visión de la política no se basara en ninguna moral religiosa[12]. También puede verse que el régimen comunista se impuso en un contexto común al de los demás estados de Europa del Este. A la par también volvió a la senda democrática como consecuencia de la caída de la URSS, aun a pesar de que Albania no mantuviera buenas relaciones con el Pacto de Varsovia desde el año 1961.

Desde que Albania presentó su candidatura a la UE, esos valores liberales se han vuelto a fortalecer. En concreto, Albania se esfuerza por mejorar sus infraestructuras y por erradicar la corrupción y el crimen organizado. Por lo que puede observarse que la sociedad albanesa siempre se adapta a ser parte de una organización supra gubernamental. Esto es un aspecto importante porque significa que lo más probable es que el país participe activamente en las propuestas realizadas por la Comisión europea, sin dejarse llevar por los valores sociales internos. No obstante, esto a su vez otorga un punto a favor de aquellos eurodiputados que alegaron que la decisión de veto se trataba de un error histórico. Puesto que si no se aliena con la UE, Albania podría alienarse con otros actores internacionales. Según los propios eurodiputados estos podrían ser Rusia o China.

Sin embargo, hay dos limitaciones ante esta afirmación. La primera es que desde 2012 Albania es miembro de la OTAN, por lo que en parte ya está alienada con Occidente en el aspecto militar. Pero importa más un segundo aspecto, y es que Albania ya intentó durante la Guerra fría alienarse con Rusia y China, pero comprobó que esto le suponía efectos negativos pues le constituía en un estado satélite. Por otro lado, y aquí es donde los valores islámicos entran en juego, Albania hoy en día forma parte de organizaciones de naturaleza islámica como la OIC (Organization of Islamic Cooperation). Por lo que el rechazo de la UE podría suponer el realineamiento de Albania con otros estados islámicos, como los árabes o Turquía. El propio gobierno de Turquía, actualmente liderado por el partido de Erdogan, posee una naturaleza neo-otomanista: pretende acercar a su influencia los estados que anteriormente constituyeron el imperio Otomano. Albania está siendo influenciada por ese neo-otomanismo y un rechazo europeo podría devolverla al seno de esta concepción[13]. Además, si se acerca a países árabes de Oriente Medio como Arabia Saudí, Albania correría el peligro de asimilar los valores islámicos de estos territorios[14], los cuales son incompatibles con los de la UE debido a que incumplen con buena parte de los artículos firmados en la Declaración Universal de Derechos de 1952.

Islam y Unión Europea

Otro aspecto sería plantearse ¿en qué aspectos se contradicen los valores islámicos con los de la UE? Generalmente la Unión Europea afirma estar en contra de la poligamia, la homofobia o las prácticas religiosas que se opongan a la dignidad de la persona. Esto ha generado, entre otras cosas, un potente debate interno de si el hiyab puede considerarse como una práctica personal que no debe impedirse legalmente. Muchos grupos feministas están en contra de este aspecto puesto que lo relacionan con el patriarcalismo familiar[15]; sin embargo, otros grupos de la UE afirman que se trata tan solo de una práctica personal e individual totalmente respetable y que su supresión sería un gesto de naturaleza islamofóbica. En cualquier caso, como ya se ha mencionado, Albania suprimió en 1923 tanto la poligamia como el uso del hiyab por no reflejar los valores del Islam en Albania[16]. En este aspecto se observa que aun siendo Albania un país de mayoría Islámica, este Islam está mucho más influenciado por las corrientes europeistas del mismo que por las orientales: es decir, un Islam adaptado a las costumbres europeas y cuyos valores se asemejan más actualmente a la de los estados balcánicos vecinos.

Algunos diputados europeos, generalmente de grupos pertenecientes a la ultraderecha, como bien podrían ser Ressamblement National o Alternativ für Deutschland, aseguran que los valores islámicos nunca serán compatibles con los europeos debido a que son de carácter expansionista y radical. El holandés Geert Wilders afirma que el Corán «es más antisemita que el Mein Kampf»[17]. En otras palabras, alegan que quienes profesan el Islam son incapaces de mantener buenas relaciones con otras confesiones debido a que en el propio Corán se habla de hacer la guerra al infiel a través de la Yihad. Y como ejemplo citan los ataques terroristas que el grupo islamista DAESH ha provocado durante la última década, como los perpetrados en París o Barcelona[18]. Pero habría que recordarles a estos grupos que un texto sagrado como es el Corán puede ser interpretado de muchas maneras y que aunque algunos grupos musulmanes crean en esta incompatibilidad de buenas relaciones con quienes piensan distinto, la mayoría de los musulmanes interpreta el Corán de una forma muy distinta, de igual manera que sucede con la Biblia, aunque unos grupos sumamente específicos se vuelvan irracionales.

Esto sucede claramente en Albania, donde desde su democratización en 1991 ha habido un proyecto nacional integrador de todos los ciudadanos, al margen de sus diferentes creencias. Más bien, a lo largo de su historia como país independiente en Albania solo ha habido un periodo de persecución religiosa y este fue a causa de la represión de un autoritarismo comunista. Una limitación que podría darse en este aspecto sería la revolución islámica que sufrió el país en 1912.  Pero cabe destacar que esta revolución, a pesar de su fuerte sentimiento islámico, sirvió para derribar un gobierno títere; después de ella no se aplicó ninguna ley que impusiera los valores islámicos sobre el resto. Por lo que cabe destacar que el modelo político de Albania es muy similar al expuesto por Rawls en su libro “Political Liberalism”, debido a que configura un estado con múltiples valores (aunque haya uno predominante), pero sus leyes no se redactan en base a ninguno de ellos, sino a unos valores comunes entre todos ellos basados en la razón[19]. Este modelo propuesto por Rawls es una de las bases fundacionales de la Unión Europea y Albania sería un estado que daría ejemplo de estos mismos valores[20]. Así lo afirmaba el sumo pontífice Francisco I en su visita en Tirana en 2014: “Albania demuestra que la convivencia pacífica entre ciudadanos pertenecientes a religiones diferentes es un camino que se puede recorrer de forma concreta y que produce armonía y libera las mejores fuerzas y la creatividad de un pueblo entero, transformando la simple convivencia en verdadera colaboración y fraternidad”[21]

Conclusiones

Puede concluirse que los valores de Albania como un estado de mayoría islámica no parecen ser divergentes a los de Europa Occidental y por ende de la Unión Europea. Albania es un estado aconfesional que respeta todas las creencias religiosas y anima a todos los individuos, independientemente de su fe, a participar de la vida política del país (lo cual tiene mucho mérito debido a la significativa diversidad religiosa que ha distinguido a Albania a lo largo de su historia). Además, el Islam en Albania es sumamente distinto al de otras regiones debido al impacto que tuvo la influencia europea en la región. No solo eso, sino que también el país parece muy dispuesto a colaborar con proyectos comunes. Lo único que, en el campo de los valores, llevaría a pensar que Albania no es apta para entrar en la UE sería que, del mismo modo como se vio influenciada por los actores que han interaccionado con ella a lo largo de su historia, vuelva serlo de nuevo por estados musulmanes de valores divergentes a los europeos. Pero este caso es más probable de darse si la Unión Europea rechazase a Albania, pues esta buscaría el amparo de otros aliados en el campo internacional.

Las implicaciones de la adhesión del primer estado con mayoría musulmana a la UE serían ciertamente ventajosas, puesto que fomentaría la variedad de pensamiento religioso dentro de la Unión y esto podría conducir a un mayor entendimiento entre las distintas creencias que la integran. Habría la posibilidad de una mayor presencia de diputados sunís en el Parlamento Europeo y ayudaría a potenciar la convivencia dentro de otros estados de la UE en base a lo hecho en Albania, como puede ser el caso de Francia, donde el 10 % de la población es musulmana. Cabe decir además que el comportamiento ejemplar multirreligioso de Albania debilitaría seriamente al euroscepticismo y además ayudaría a fomentar la concordia dentro de la región de los Balcanes. Como ha alegado Donald Tusk, hay que dar una perspectiva europea a los Balcanes y es del mayor interés para la UE que Albania se integre a ella.


[1] Lazaro, Ana; El Parlamento Europeo aprueba una resolución contra el veto a Macedonia del Norte y Albania;  euronews. ; última actualización: 24/10/2019

[2] Sputnik Mundo; La actitud de Occidente ante el fantasma de la 'Gran Albania' que preocupa a Moscú; Sputnik Mundo, 22/02/2018. Nota: Hay que tener cuidado a la hora de analizar esta fuente puesto que suele ser utilizada como método de propaganda rusa.

[3] «Third Opinion on Albania adopted on 23 November 2011». Strasbourg. 4 de junio de 2012.

[4] Vickers, Miranda (2011). The Albanians: a modern history. London: IB Tauris.

[5] Esposito, John; Yavuz, M. Hakan (2003). Turkish Islam and the secular state: The Gülen movement. Syracuse: Syracuse University Press

[6] Gawrych, George (2006). The crescent and the eagle: Ottoman rule, Islam and the Albanians, 1874–1913. London: IB Tauris.

[7] Karpat, Kemal (2001). The politicization of Islam: reconstructing identity, state, faith, and community in the late Ottoman state. Oxford: Oxford University Press.

[8] Endresen, Cecilie (2011). "Diverging images of the Ottoman legacy in Albania". Berlin: Lit Verlag. pp. 37–52.

[9] Stoppel, Wolfgang (2001). Minderheitenschutz im östlichen Europa (Albanien). Cologne: Universität Köln.

[10] Gawrych, George (2006). The crescent and the eagle: Ottoman rule, Islam and the Albanians, 1874–1913. London: IB Tauris.

[11] Nurja, Ermal (2012). "The rise and destruction of Ottoman Architecture in Albania: A brief history focused on the mosques". Cambridge: Cambridge Scholars Publishing.

[12] Albanian Constituition de 1998.

[13] Return to Instability: How migration and great power politics threaten the Western Balkans. European Council on Foreign Relations. 2015.

[14] Bishku, Michael (2013). "Albania and the Middle East".

[15] García Aller, Marta; Feministas contra el hiyab: "Europa está cayendo en la trampa islamista con el velo”

[16] Jazexhi, Olsi (2014). "Albania". In Nielsen, Jørgen; Akgönül, Samim; Alibašić, Ahmet; Racius, Egdunas (eds.). Yearbook of Muslims in Europe: Volume 6. Leiden: Brill.

[17] EFE; El diputado holandés que comparó el Corán con el 'Mein Kampf' no retira sus palabras. La Vanguardia; 04/10/2010

[18] Khader, Bichara; Los musulmanes en Europa, la construcción de un “problema”; OpenMind BBVA

[19] Rawls, John; Political Liberalism; Columbia University Press, New York

[20] Kristeva, Julia; Homo europaeus: ¿existe una cultura europea?; OpenMind BBVA

[21] Vera, Jarlison; Albania: El Papa destaca la colaboración entre católicos, ortodoxos y musulmanes; Acaprensa

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A woman crosses a bridge in a rural area of Pakistan [Pixabay]

▲ A woman crosses a bridge in a rural area of Pakistan [Pixabay]

STRATEGIC ANALYSIS REPORT / Naiara Goñi, Roberto Ramírez, Albert Vidal

 

Pakistan. Predictions on the eternally hijackedDownload the document [pdf. 1,4MB]

 

EXCECUTIVE SUMMARY

The purpose of this strategic analysis report is to ascertain how geopolitical dynamics in and around Pakistan will evolve in the next few years.

Pakistani relations with the US will become increasingly transactional after the US withdrawal from Afghanistan. As the US-India partnership strengthens to face China, the US will lose interest in Pakistan and their priorities will further diverge. In response, Beijing will remain Islamabad’s all-weather strategic partner despite claims that the debt-trap could become a hurdle. Trade relations with the EU will continue to expand and Brussels will not use trade leverage to obtain Human Rights concessions from Islamabad. Cooperation in other areas will stagnate, and the EU’s neutrality on the Kashmir issue will remain unchanged.

In Central Asia, Islamabad will maintain positive relations with the Central Asian Republics, which will be based on increasing connectivity, trade and energy partnerships, although these may be endangered by instability in Afghanistan. Relations with Bangladesh will remain unpropitious. An American withdrawal from Afghanistan will most likely lead to an intensification of the conflict. Thanks to connections with the Taliban, Pakistan might become Afghanistan’s kingmaker. Even if regional powers like Russia and China may welcome the US withdrawal, they will be negatively affected by the subsequent security vacuum. Despite Pakistani efforts to maintain good ties with both Iran and the Kingdom of Saudi Arabia (KSA), if tensions escalate Islamabad will side with Riyadh. Pakistan’s weak non-proliferation credentials will be coupled with a risk of Pakistan sharing its nuclear arsenal with the Saudis.

A high degree of tensions will continue characterizing its relations with India, following the abrogation of Articles 370 and 35A of the Indian constitution. Water scarcity will be another source of problems in their shared borders, which will be exacerbated by New Delhi’s construction of reservoirs in its territory. Islamabad will continue calling for an internationalization of the Kashmir issue, in search of international support. They are likely to fight localized skirmishes, but there is a growing fear that the contentious issues mentioned above could eventually lead to an all-out nuclear war. PM Khan and Modi will be reluctant to establish channels of rapprochement, partly due to internal dynamics of both countries, be it Hindu nationalism or radical Islam.

A glance inside Pakistan will show how terrorism will continue to be a significant threat for Pakistan. As a result of Pakistan’s lack of effective control in certain areas of its territory, the country has been used as a base of operations by terrorist and criminal groups for decades, to perpetrate all kinds of attacks and illegal activities, which will not change in the near future. Risks that should be followed closely include the power of anti-Western narratives wielded by radical Islamists, the lack of a proper educational system and an ambiguous counter-terrorism effort. In the midst of this hodgepodge, religion will continue to have a central role and will be undoubtedly used by non-state actors to justify their violent actions, although it is less likely that it will become an instrument for states to further their radical agendas.

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Albania y Macedonia del Norte se ven obligadas a aceptar normas de negociación más duras, mientras Serbia y Montenegro reevalúan sus opciones

El Brexit ha estado absorbiendo la atención negociadora de la UE durante muchos meses y ahora el Covid-19 ha ralentizado procesos de decisión no prioritarios. En octubre de 2019, la UE decidió enfriar las conversaciones con los Balcanes occidentales, por presión de Francia y algunos otros países. Albania y Macedonia del Norte, que habían realizado el trabajo que Bruselas había solicitado para poder abrir formalmente las negociaciones, han visto cómo se han cambiado las reglas de juego justo antes de comenzar el partido.

Encuentro de los Balcanes occidentales con países de la UE, celebrado en Londres en 2018 [Comisión Europea]

▲ Encuentro de los Balcanes occidentales con países de la UE, celebrado en Londres en 2018 [Comisión Europea]

ARTÍCULOElena López-Doriga

Desde sus orígenes, la Comunidad Europea ha ido evolucionando y expandiendo sus competencias a través de tratados que estructuraban su funcionamiento y fines. En el número de miembros de la organización también se ha dado una considerable expansión: comenzó con 6 países (Francia, Bélgica, la República Federal Alemana, Italia, Luxemburgo y los Países Bajos) y hoy está compuesta por 27 (tras la reciente salida del Reino Unido).

El año más destacable de esa ampliación fue 2004, cuando la Unión Europea se comprometió a integrar a 10 nuevos países, lo que supuso un gran reto, dado que estos países eran principalmente de Europa Central y del Este, provenientes del “telón de acero”, con unas economías menos desarrolladas que salían de sistemas comunistas e influencia soviética.

La próxima meta en la ampliación es la posible integración en la UE de los países de los Balcanes occidentales (Albania, Bosnia y Herzegovina, Kosovo, Macedonia del Norte, Montenegro y Serbia). No obstante, en una cumbre celebrada en Bruselas a finales de 2019 para la apertura de negociaciones de adhesión de nuevos miembros, algunos países de la UE se mostraron contrarios a seguir con el proceso, por lo que por el momento la adhesión de los países candidatos va a tener que esperar. Algunos líderes de la Unión han calificado de “error histórico” ese aplazamiento.

Ampliación hacia Europa Central y del Este

En mayo de 1999 la Unión Europea lanzó el Proceso de Estabilización y Asociación. La Unión se comprometía a desarrollar nuevas relaciones contractuales con los países de Europa Central y del Este que expresaran su deseo de adherirse a la Unión por medio de acuerdos de estabilización y asociación, a cambio de compromisos en la reforma política, económica, comercial o de derechos humanos. Como consecuencia en 2004 la UE integró a la República Checa, Chipre, Eslovaquia, Estonia, Hungría, Letonia, Lituania, Malta, Polonia, y Eslovenia (primer integrante de los Balcanes occidentales). En 2007 Bulgaria y Romania también entraron a formar parte de la Unión y en 2013 lo hizo Croacia, segundo país de los Balcanes occidentales en sumarse.

La integración de los Balcanes occidentales

Desde la conclusión de las guerras yugoslavas a finales de 2001, la UE ha jugado un papel muy destacado en los Balcanes, ya no solo como potencia económica en materia de reconstrucción, sino también como garante de la estabilidad y la seguridad en la región. El objetivo de la UE es en parte evitar que los Balcanes occidentales se conviertan en un agujero negro para la seguridad, debido al alza de los nacionalismos en alza, la tensión creciente entre Moscú y Washington, que alimenta las tensiones entre los grupos étnicos en la región, y la penetración económica de China a la zona. El avance más claro hacia la integración de los Balcanes se reafirmó en la estrategia de la Comisión para los Balcanes occidentales de febrero de 2018 y en la Declaración de Sofía tras la Cumbre UE-Balcanes occidentales celebrada en la capital búlgara el 17 de mayo de 2018. En la Cumbre, los dirigentes de la UE reiteraron su apoyo inequívoco a la perspectiva europea de los Balcanes occidentales. “No veo para los Balcanes occidentales más futuro que la UE. No hay otra alternativa, no hay un plan B. Los Balcanes Occidentales forman parte de Europa y pertenecen a nuestra comunidad”, dijo el entonces presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk.

Candidatos oficiales: Albania y Macedonia

Albania solicitó su ingreso en la Unión el 28 de abril de 2009. En 2012, la Comisión constató progresos notables y recomendó que se le concediera el estatuto de candidato, siempre que efectuara una serie de reformas pendientes. En octubre de 2013, la Comisión recomendó de manera inequívoca que se concediese a Albania el estatuto de país candidato a la adhesión. Angela Merkel realizó una visita a Tirana el 8 de julio de 2015 y afirmó que la perspectiva de ingreso de los países de la región balcánica en la Unión Europea (UE) era importante para la paz y la estabilidad. Destacó que en el caso de Albania el ritmo del proceso de adhesión dependía del cumplimiento de reformas en el sistema judicial y de la lucha contra la corrupción y el crimen organizado. A la vista de los progresos del país, la Comisión recomendó la apertura de negociaciones de adhesión con Albania en sus informes de 2016 y 2018.

Por otro lado, la República de Macedonia del Norte (antigua república yugoslava de Macedonia) solicitó su ingreso en la Unión en marzo de 2004 y se le concedió el estatuto de país candidato en diciembre de 2005. Sin embargo, el país no inició las negociaciones de adhesión por el litigio con Grecia sobre la utilización del nombre “Macedonia”. Cuando se resolvió satisfactoriamente mediante el Acuerdo de Prespa con el nuevo nombre del país –Macedonia del Norte–, el Consejo acordó la posibilidad de abrir las negociaciones de adhesión con este país en junio de 2019, suponiendo que se cumplieran las condiciones necesarias.

Candidatos potenciales: Bosnia y Herzegovina y Kosovo

Bosnia y Herzegovina es un país candidato potencial. Pese a que negoció y firmó en 2008 un Acuerdo de Estabilización y Asociación con la Unión, la entrada en vigor de este acuerdo quedó en suspenso principalmente debido a que el país no había ejecutado una sentencia clave del Tribunal Europeo de Derechos Humanos. Entretanto, el Parlamento de Bosnia y Herzegovina no ha alcanzado un acuerdo en lo concerniente al reglamento interno que rige sus reuniones con el Parlamento Europeo (dos veces al año), ya que dichas reuniones llevan sin celebrarse desde noviembre de 2015, y esta situación constituye una infracción del Acuerdo por parte de Bosnia y Herzegovina. 

Kosovo es un candidato potencial a la adhesión a la Unión. Declaró su independencia de forma unilateral en febrero de 2008. Todos los Estados miembros han reconocido la independencia de Kosovo, menos cinco (Chipre, Eslovaquia, España, Grecia y Rumanía). De entre los países de la región, Serbia y Bosnia y Herzegovina tampoco han reconocido a Kosovo como Estado independiente. En septiembre de 2018 el Parlamento Europeo dio un paso más y decidió entablar negociaciones interinstitucionales, actualmente en curso. No obstante, el hecho de que no todos los países miembros actualmente reconozcan su independencia supone un gran freno.

Negociando el acceso: Montenegro y Serbia

Montenegro, uno de los Estados más pequeños del continente europeo, ha formado parte de diferentes imperios y Estados a lo largo de los últimos siglos, obteniendo finalmente la independencia de manera pacífica en 2006. Solicitó su ingreso en la Unión en diciembre de 2008; se le concedió el estatuto de país candidato en diciembre de 2010, y las negociaciones de adhesión dieron comienzo en junio de 2012. A finales de 2018, se habían abierto 32 capítulos de negociación, de un total de 35.

El proceso de Serbia comenzó en diciembre de 2009 cuando el expresidente Boris Tadić presentó oficialmente la solicitud de ingreso y, además, entregó a la justicia al criminal de guerra Ratko Mladić, responsable de la masacre de Srebrenica durante la Guerra de Bosnia, que se ocultaba en territorio serbio. Sin embargo, el conflicto con Kosovo es uno de los principales obstáculos que enfrenta Serbia para alcanzar su adhesión a la Unión Europea. Se le concedió el estatuto de país candidato en marzo de 2012, después de que Belgrado y Pristina llegaran a un acuerdo sobre la representación regional de Kosovo. La apertura oficial de las negociaciones de adhesión tuvo lugar el 21 de enero de 2014. En febrero de 2018, la Comisión publicó una nueva estrategia para los Balcanes occidentales en la que se afirmaba que Serbia (al igual que Montenegro) podría ingresar en la Unión de aquí a 2025, si bien reconocía el carácter “extremadamente ambicioso” de esta perspectiva. El futuro ingreso de Serbia en la Unión, al igual que el de Kosovo, sigue estando íntimamente ligado al diálogo de alto nivel entre estos dos países, celebrado bajo los auspicios de la Unión, que debería desembocar en un acuerdo exhaustivo jurídicamente vinculante sobre la normalización de sus relaciones.

Un paso atrás en las negociaciones

En octubre de 2019 se llevó a cabo en Bruselas una cumbre cuyo objetivo era estructurar las negociaciones de los candidatos oficiales a entrar en la UE. Tanto Macedonia del Norte como Albania estaban convencidas de que se fijaría una fecha para empezar el largo proceso de negociaciones. No obstante, el proceso quedó en un punto muerto después de siete horas de disputas, en las que Francia rechazó la entrada de ambos países. Francia lideró la campaña contra esta ampliación, pero también Dinamarca y los Países Bajos se sumaron al veto. Alegan que la UE no está preparada para asumir el ingreso de nuevos Estados. “No funciona demasiado bien a 28, no funciona demasiado bien a 27, y no estoy seguro de que vaya a funcionar mejor con otra ampliación. Así pues, hemos de ser realistas. Antes de ampliar, necesitamos reformarnos nosotros mismos”, dijo el presidente francés, Emmanuel Macron.

El entonces presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, consideró que esa suspensión constituía un gran error histórico y confió en que solo sea momentánea. Por su parte, Donald Tusk dijo que se sentía “avergonzado” por la decisión, y concluyó que Macedonia del Norte y Albania no tenían la culpa de la situación creada, pues los informes de la Comisión Europea eran claros en que ambos habían hecho lo necesario para empezar las negociaciones con la UE.

En Albania, el primer ministro, Edi Rama, afirmó que la falta de consenso entre los líderes europeos no cambiaría las futuras aspiraciones de Albania para formar parte de la UE. Aseguró que su gobierno estaba decidido a llevar adelante las reformas iniciadas, en el ámbito electoral, judicial y administrativo, porque las consideraba necesarias para el desarrollo del país, no solo porque así se pidiera en Bruselas.

Por otro lado, en Macedonia del Norte el rechazo europeo decepcionó profundamente, pues el país había procedido a reformar sus instituciones y el sistema judicial y a combatir la corrupción; también había modificado su Constitución, su nombre y su identidad nacional. La negativa dejó a este país, candidato oficial a la adhesión desde hace 14 años, en una situación de gran incertidumbre, por lo que el primer ministro Zoran Zaev decidió disolver el Parlamento y convocar elecciones para el 12 de abril de 2020 (luego pospuestas debido a la emergencia de Covid-19). “Nosotros hemos cumplido con nuestras obligaciones, pero la UE no lo ha hecho. Somos víctimas de un error histórico que ha provocado una enorme decepción”, aseguró Zaev.

Un nuevo proceso más estricto

A pesar de que, según la Comisión, Macedonia del Norte y Albania cumplían los requisitos para convertirse en candidatos de ingreso, Macron propuso endurecer el proceso de adhesión. Para poder desbloquear la situación y seguir con el proceso, que la UE asegura ser un objetivo prioritario, Bruselas ha cedido ante la petición del presidente francés fijando una nueva metodología para integrar a nuevos países.

El nuevo proceso contempla la posibilidad de reabrir capítulos de las negociaciones que se daban por cerrados o de suspender las conversaciones en marcha en alguno de los capítulos; incluso prevé paralizar el conjunto de las negociaciones. Pretende dar un peso más relevante a los gobiernos y facilitar la suspensión de fondos preadhesión o la paralización del proceso si los países candidatos paralizan o revierten las reformas comprometidas. El nuevo método se aplicará a Albania y Macedonia del Norte, cuyas negociaciones con la UE aún no han empezado, mientras que Serbia y Montenegro podrán elegir si se acogen a él, sin necesidad de cambiar su marco de negociación establecido, según la Comisión.

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Apart from China, Italy has received aid from Russia and Cuba, making a risky geopolitical move in the European context

The global spreading of the virus is putting under stress the big ally of the Union, the United States, which is demonstrating its lack of an efficient social health care system. Furthermore, the initial refusal of Washington to send help to the EU was seen as an opportunity for countries like Russia, China and Cuba to send medical and technical support to those countries of the EU that are most affected by the virus. Italy has taken aid send by Beijing, Moscow and Havana, shaking the geopolitical understandings of the EU´s foreign policy.

Russia's aid arrived in Italy in the middle of the pandemic crisis [Russian Defense Ministry]

▲ Russia's aid arrived in Italy in the middle of the pandemic crisis [Russian Defense Ministry]

ARTICLEMatilde Romito

The World Health Organisation (WHO) declared Corona Virus (Covid-19) a pandemic on the 11th of March, 2020. The fast widespread of the virus pushed numerous countries around the world and especially in Europe where there is the highest number of confirmed cases, to call for a lockdown. This extreme measure not only is leading the EU and the entire world towards an unprecedented economic crisis, but it is also redefining geopolitics and the system of alliances we were used to.

The pandemic. On January 30, 2020, the World Health Organisation (WHO) declared the first outbreak of novel coronavirus a ‘public health emergency of international concern’. In mid-February, numerous cases of corona virus began to be reported in northern Italy and in several European countries. Initially, the spread of the virus mainly hit Italy, which reported the biggest number of cases among the EU states. In March, Italy started with the implementation of social-distancing measures and the consequent lockdown of the country, followed by Spain, France and other European countries. On March 11, 2020, the WHO declared covid-19 a global pandemic. Currently, Europe is the region of the world with the highest number of confirmed cases. According to the WHO, on April 6, Europe reached 621,407 cases compared to the 352,600 cases in America and the 112,524 in Western Asia.

The global lockdown. At first, several major airlines suspended their flights from and to China, in order to avoid further contaminations. Now, the majority of flights in Europe and in other regions have been cancelled. The biggest areas of world are under lockdown and the economic consequences of this are becoming more and more evident. A forced social distancing seems to be the only way to contain the spread of the virus and the closing of national borders is currently at the center of states' policies to combat the virus. However, some European countries, such as Sweden, do not seem to agree on this.

Lack of solidarity

We are assisting to a global situation of 'everybody for oneself,' and this has become highly evident within the EU itself. Individual countries within the Union have shown high levels of egoism on different occasions. The North-South divide within the EU is clearer than ever, particularly between the Netherlands and Austria on the one side, and Italy, Spain, France and Greece on the other side. The former group of countries is asking for compromise and conditions to lend money to the most afflicted ones for countering the crisis, while the latter group is asking the EU to share the debts accumulated in order to save European economies (eurobonds).

The different spread-intensity of the virus in different European countries has shown more than once the fragility of the Union, which demonstrated to be led by the arrogance of the rich. On different occasions European leaders have shown a lack of European identity, solidarity and common vision. For instance, at the beginning of the crisis France and Germany attempted to 'cover with the European flag' medical products directed to Italy, by declaring them 'European products', trying to compensate the initial inaction of the EU. Another example, could be the seizure by the Czech Republic of 110,000 Chinese masks and thousands of breathing supports, which were destined to Italy (March the 21st). Moreover, the lack of unity also came from an unjustified action of protectionism undertaken by Poland, which closed its market to agricultural products coming from Italy on March 18, despite it was already known that the virus could not be spread through such products.

Nevertheless, there are some good and unexpected examples of solidarity. For instance, a good lesson on European solidarity came from the small state of Albania. The Albanian prime minister Edi Rama taught European leaders what it means to be part of the EU by sending a medical unit to the Italian region of Lombardy, despite the numerous difficulties Albania is facing, thus showing that the fight against the virus has no nationality and it cannot leave room for egoistic calculations. Moreover, more recently Germany has accepted to receive and take care of numerous patients coming from Italy, where the majority of health infrastructures are saturated.

Overall, little comprehension and solidarity has been shown between European member states, thus being criticised by the European Commission president, Ursula Von Der Leyen.

Geopolitical tensions

The EU is going through numerous changes in the relations between its members. The closing up of individual countries poses a big challenge to the EU itself, which is founded on freedom of movement of people and goods.

Currently, sending masks and medicines seems to have become the main means for countries to exert influence in global affairs. The global spreading of the virus is putting under stress the big ally of the Union, the United States (US), which is demonstrating its lack of an efficient social health care system. Furthermore, the initial refusal of Washington to send help to the EU was seen as an opportunity for countries like Russia, China and Cuba to send medical and technical support to those countries of the EU that are most affected by the virus, like Italy and Spain. After having seen its hegemonic position in Europe under threat, the US decided to send monetary help to some European countries, such as 100 million dollars to Italy, in order to help in countering the emergency.

At the end, the EU seems to start standing all together. But, did the European countries take action on time? Generally, countries, like human beings, are more likely to remember one bad impression better than numerous good ones. Therefore, are countries like Italy going to 'forgive' the EU and its initial inactivity? Or are they going to fall back on countries like Russia and China, which have shown their solidarity since the beginning?

Furthermore, did the EU take action because of an inherent identity and solidarity? Or was it just a counteraction to the Chinese and Russian help? It seemed that specifically Germany's mobilisation followed the exhortation of the former president of the European Central Bank (ECB), Mario Draghi. He accused Germany and other countries of taking advantage of the virus for imposing a 'conditionality' to the countries that were asking for help. Moreover, in an interview on the Financial Times he called for an exceptional investment in the economies and for a guarantee of the debts, in order to jointly face the crisis, because no country can face this unprecedented threat alone. Now, anti-virus economic action turned into a matter of urgency for Europe and the European Commission is working on a common European response to the crisis.

Future perspectives

Probably, after the end of the virus spread, the world will assist to important changes in the global dynamics of alliances. Russia and China will most likely have one or more European allies to advance their interests in the EU. On the one side, this could lead to a further weakening of the EU governance and to the re-emergence of nationalism on states' behaviour within the Union. And on the other side, it could lead to the development of further mechanisms of cooperation among the EU members, which will go beyond the eurobonds and will probably extend to the sanitary dimension.

To preserve its unity, the European political-economic-cultural area will need to be strengthened, by fighting inequalities with a new model of solidarity. Its future prosperity will most likely depend on its internal market.

Nevertheless, for now the only thing we can be sure about is that the first impression on the EU was very bad and that this situation is going to lead all of us towards an unprecedented economic crisis, which most probably will redefine the political relationships between the world's biggest regions.

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Personal de ACNUR construyendo una carpa para refugiados venezolanos en la ciudad colombiana de Cúcuta [ACNUR]

▲ Personal de ACNUR construyendo una carpa para refugiados venezolanos en la ciudad colombiana de Cúcuta [ACNUR]

COMENTARIOPaula Ulibarrena

Las restrictivas medidas impuestas por los estados para tratar de contener la epidemia de coronavirus implican para millones de personas dejar de ir a trabajar o hacerlo desde casa. Pero no todos pueden parar su actividad o pasar al teletrabajo. Hay trabajadores por cuenta propia, pequeños comercios, tiendas de barrio, comerciantes ambulantes o vendedores callejeros, y artistas independientes que viven prácticamente al día. Para ellos y para amuchas otras personas que queden sin ingresos o los vean reducidos, los gastos seguirán igualmente corriendo: pago de servicios, alquileres, hipotecas, colegiaturas y, por supuesto, alimentos y medicinas.

Todos estos impactos sociales que está acarreando la crisis por el coronavirus ya empiezan a cuestionarse entre quienes viven en la “zona roja” de la epidemia. En Italia, por ejemplo, algunos colectivos políticos han demandado que las ayudas no sean para las grandes empresas, sino para este conjunto de trabajadores precarios o familias necesitadas y están exigiendo una “renta básica de cuarentena”.

Planteamientos semejantes están surgiendo en otras partes del mundo e incluso ha llevado a que algunos mandatarios a adelantarse a las exigencias de la población. En Francia, Emmanuel Macron anunció que el gobierno asumirá los créditos, y suspendió el pago de alquileres, impuestos y recibos de luz, gas y agua. En Estados Unidos el gobierno de Donald Trump anunció que se enviarán cheques a cada familia para enfrentar los gastos o riesgos que implica la pandemia.

En otras grandes crisis el Estado ha salido a rescatar a las grandes empresas y bancos. Ahora se reclama que los recursos públicos se dediquen a rescatar a los más necesitados.

En toda crisis, son los más desfavorecidos los que peor lo pasan, hoy hay en el mundo más de 126 millones de personas que necesitan asistencia humanitaria, incluidos 70 millones de desplazados forzosos. Dentro de estos colectivos comenzamos a conocer los primeros casos de infectados (campo de desplazados de Ninive-Irak, Somalia, Afganistán, Nigeria, Sudán, Venezuela….), el informe de casos en Burkina Faso es particularmente ilustrativo del desafío de responder en un contexto donde la atención médica es limitada. Los refugiados malienses que una vez fueron desplazados a Burkina Faso están siendo obligados a regresar a Malí, y la violencia continua inhibe el acceso humanitario y médico a las poblaciones afectadas.

Muchos campos de refugiados sufren de insuficientes instalaciones de higiene y saneamiento, lo que crea condiciones propicias para la propagación de enfermedades. Los planes oficiales de respuesta en los Estados Unidos, Corea del Sur, China y Europa requieren distanciamiento social, lo que es físicamente imposible en muchos campamentos de desplazados y en los contextos urbanos abarrotados en los que viven muchas personas desplazadas por la fuerza. Jan Egeland, director general del Consejo Noruego para los Refugiados, advirtió que COVID-19 podría "diezmar las comunidades de refugiados". 

Jacob Kurtzer, del Center for Strategic and International Studies (CSIS) de Washington, advierte que las políticas nacionales de aislamiento en reacción a la propagación de COVID-19 también tienen consecuencias negativas para las personas que enfrentan emergencias humanitarias. Así el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) y la Organización Internacional para las Migraciones han anunciado el fin de los programas de reasentamiento de refugiados, ya que algunos gobiernos anfitriones han detenido la entrada de refugiados e impusieron restricciones de viaje como parte de su respuesta oficial.

Para agravar estos desafíos está la realidad de que la financiación humanitaria, que apenas puede satisfacer la demanda mundial y que puede verse afectada ya que los estados donantes consideran que en este momento deben enfocar dichos fondos a la respuesta al Covid-19.

En el lado contrario el coronavirus podría suponer una oportunidad de reducción de algunos conflictos armados. Por ejemplo, la Unión Europea ha pedido el cese de las hostilidades y el cese de las transferencias militares en Libia para permitir que las autoridades se concentren en responder a la emergencia de salud. El Estado Islámico ha publicado repetidos mensajes en su boletín informativo de Al-Naba pidiendo a los combatientes que no viajen a Europa y que reduzcan los ataques mientras se concentran en mantenerse libres del virus. 

Kurtzer sugiere que esta es una oportunidad para reflexionar sobre la naturaleza del trabajo humanitario en el extranjero y garantizar que no se pase por alto. Curiosamente los países desarrollados se enfrentan a una vulnerabilidad médica real, de hecho Médicos Sin Fronteras ha abierto instalaciones en cuatro ubicaciones en Italia. Cooperar con organizaciones humanitarias confiables a nivel nacional será de vital importancia para responder a las necesidades de la población y al mismo tiempo desarrollar una mayor comprensión del trabajo vital que realizan en entornos humanitarios en el extranjero.

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UN led vs. non-UN led post-conflict government building

WORKING PAPERMaría del Pilar Cazali

ABSTRACT

 

Government building in Africa has been an important issue to deal with after post- independence internal conflicts. Some African states have had the support of UN peacekeeping missions to rebuild their government, while others have built their government on their own without external help. The question this article looks to answer is what method of government building has been more effective. This is done through the analysis of four important overall government building indicators: rule of law, participation, human rights and accountability and transparency. Based on these indicators, states with non-UN indicators have had a more efficient government building especially due to the flexibility and freedom they’ve had to do it in comparison with states with UN intervention due to the UN’s neo-liberal view and their lack of contact with locals.

 

What has been the most successful government building in Africa?Download the document [pdf. 431K]

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The Trump Administration’s Newest Migration Policies and Shifting Immigrant Demographics in the USA

New Trump administration migration policies including the "Safe Third Country" agreements signed by the USA, Guatemala, El Salvador, and Honduras have reduced the number of migrants from the Northern Triangle countries at the southwest US border. As a consequence of this phenomenon and other factors, Mexicans have become once again the main national group of people deemed inadmissible for asylum or apprehended by the US Customs and Border Protection.

An US Border Patrol agent at the southwest US border [cbp.gov]

▲ An US Border Patrol agent at the southwest US border [cbp.gov]

ARTICLE Alexandria Casarano Christofellis

On March 31, 2018, the Trump administration cut off aid to the Northern Triangle countries in order to coerce them into implementing new policies to curb illegal migration to the United States. El Salvador, Honduras, and Guatemala all rely heavily on USAid, and had received 118, 181, and 257 million USD in USAid respectively in the 2017 fiscal year.

The US resumed financial aid to the Northern Triangle countries on October 17 of 2019, in the context of the establishment of bilateral negotiations of Safe Third Country agreements with each of the countries, and the implementation of the US Supreme Court’s de facto asylum ban on September 11 of 2019. The Safe Third Country agreements will allow the US to ‘return’ asylum seekers to the countries which they traveled through on their way to the US border (provided that the asylum seekers are not returned to their home countries). The US Supreme Court’s asylum ban similarly requires refugees to apply for and be denied asylum in each of the countries which they pass through before arriving at the US border to apply for asylum. This means that Honduran and Salvadoran refugees would need to apply for and be denied asylum in both Guatemala and Mexico before applying for asylum in the US, and Guatemalan refugees would need to apply for and be denied asylum in Mexico before applying for asylum in the US. This also means that refugees fleeing one of the Northern Triangle countries can be returned to another Northern Triangle country suffering many of the same issues they were fleeing in the first place.

Combined with the Trump administration’s longer-standing “metering” or “Remain in Mexico” policy (Migrant Protection Protocols/MPP), these political developments serve to effectively “push back” the US border. The “Remain in Mexico” policy requires US asylum seekers from Latin America to remain on the Mexican side of the US-Mexico border to wait their turn to be accepted into US territory. Within the past year, the US government has planted significant obstacles in the way of the path of Central American refugees to US asylum, and for better or worse has shifted the burden of the Central American refugee crisis to Mexico and the Central American countries themselves, which are ill-prepared to handle the influx, even in the light of resumed US foreign aid. The new arrangements resemble the EU’s refugee deal with Turkey.

These policy changes are coupled with a shift in US immigration demographics. In August of 2019, Mexico reclaimed its position as the single largest source of unauthorized immigration to the US, having been temporarily surpassed by Guatemala and Honduras in 2018.

 

 

 

US Customs and Border Protection data indicates a net increase of 21% in the number of Unaccompanied Alien Children from Mexico, Guatemala, Honduras, and El Salvador deemed inadmissible for asylum at the Southwest US Border by the US field office between fiscal year 2019 (through February) and fiscal year 2020 (through February). All other inadmissible groups (Family Units, Single Adults, etc.) experienced a net decrease of 18-24% over the same time period. For both the entirety of fiscal year 2019 and fiscal year 2020 through February, Mexicans accounted for 69 and 61% of Unaccompanied Alien Children Inadmisibles at the Southwest US border respectively, whereas previously in fiscal years 2017 and 2018 Mexicans accounted for only 21 and 26% of these same figures, respectively. The percentages of Family Unit Inadmisibles from the Northern Triangle countries have been decreasing since 2018, while the percentage of Family Unit Inadmisibles from Mexico since 2018 has been on the rise.

With asylum made far less accessible to Central Americans in the wake of the Trump administration's new migration policies, the number of Central American inadmisibles is in sharp decline. Conversely, the number of Mexican inadmisibles is on the rise, having nearly tripled over the past three years.

Chain migration factors at play in Mexico may be contributing to this demographic shift. On September 10, 2019, prominent Mexican newspaper El Debate published an article titled “Immigrants Can Avoid Deportation with these Five Documents.” Additionally, The Washington Post cites the testimony of a city official from Michoacan, Mexico, claiming that a local Mexican travel company has begun running a weekly “door-to-door” service line to several US border points of entry, and that hundreds of Mexican citizens have been coming to the municipal offices daily requesting documentation to help them apply for asylum in the US. Word of mouth, press coverage like that found in El Debate, and the commercial exploitation of the Mexican migrant situation have perhaps made migration, and especially the claiming of asylum, more accessible to the Mexican population.

US Customs and Border Protection data also indicates that total apprehensions of migrants from Mexico, Guatemala, Honduras, and El Salvador attempting illegal crossings at the Southwest US border declined 44% for Unaccompanied Alien Children and 73% for Family Units between fiscal year 2019 (through February) and fiscal year 2020 (through February), while increasing for Single Adults by 4%. The same data trends show that while Mexicans have consistently accounted for the overwhelming majority of Single Adult Apprehensions since 2016, Family Unit and Unaccompanied Alien Children Apprehensions until the past year were dominated by Central Americans. However, in fiscal year 2020-February, the percentages of Central American Family Unit and Unaccompanied Alien Children Apprehensions have declined while the Mexican percentage has increased significantly. This could be attributed to the Northern Triangle countries’ and especially Mexico’s recent crackdown on the flow of illegal immigration within their own states in response to the same US sanctions and suspension of USAid which led to the Safe Third Country bilateral agreements with Guatemala, Honduras, and El Salvador.

While the Trump administration’s crackdown on immigration from the Northern Triangle countries has effectively worked to limit both the legal and illegal access of Central Americans to US entry, the Trump administration’s crackdown on immigration from Mexico in the past few years has focused on arresting and deporting illegal Mexican immigrants already living and working within the US borders. Between 2017 and 2018, ICE increased workplace raids to arrest undocumented immigrants by over 400% according to The Independent in the UK. The trend seemed to continue into 2019. President Trump tweeted on June 17, 2019 that “Next week ICE will begin the process of removing the millions of illegal aliens who have illicitly found their way into the United States. They will be removed as fast as they come in.” More deportations could be leading to more attempts at reentry, increasing Mexican migration to the US, and more Mexican Single Adult apprehensions at the Southwest border. The Washington Post alleges that the majority of the Mexican single adults apprehended at the border are previous deportees trying to reenter the country.

 

 

 

Lastly, the steadily increasing violence within the state of Mexico should not be overlooked as a cause for continued migration. Within the past year, violence between the various Mexican cartels has intensified, and murder rates have continued to rise. While the increase in violence alone is not intense enough to solely account for the spike that has recently been seen in Mexican migration to the US, internal violence nethertheless remains an important factor in the Mexican migrant situation. Similarly, widespread poverty in Mexico, recently worsened by a decline in foreign investment in the light of threatened tariffs from the USA, also plays a key role.

In conclusion, the Trump administration’s new migration policies mark an intensification of long-standing nativist tendencies in the US, and pose a potential threat to the human rights of asylum seekers at the US-Mexico border. The corresponding present demographic shift back to Mexican predominance in US immigration is driven not only by the Trump administration’s new migration policies, but also by many other diverse factors within both Mexico and the US, from press coverage to increased deportations to long-standing cartel violence and poverty. In the face of these recent developments, one thing remains clear: the situation south of the Rio Grande is just as complex, nuanced, and constantly evolving as is the situation to the north on Capitol Hill in the USA.

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A picture of Vladimir Putin on Sputnik's website

▲ A picture of Vladimir Putin on Sputnik's website

ESSAYPablo Arbuniés

A new form of power

Russia’s growing influence in African countries and public opinion has often been overlooked by western democracies, giving the Kremlin a lot of valuable time to extend its influence on the continent.

Until very recently, western democracies have looked at influence efforts from authoritarian countries as nothing more than an exercise of soft power. Joseph S. Nye defined soft power as a nation’s power of attraction, in contrast to the hard power of coercion inherent in military or economic strength (Nye 1990). However, this influence does not fit the common definition of soft power as ‘winning hearts and minds’. In the last years China and Russia have developed and perfected extremely sophisticated strategies of manipulation aimed towards the civil population of target countries, and in the case of Russia the role of Russia Today should be taken as an example.

These strategies go beyond soft power and have already proved their effectiveness. They are what the academia has recently labelled as sharp power (Walker 2019). Sharp power aims to hijack public opinion through disinformation or distraction, being an international projection of how authoritarian countries manipulate their own population (Singh 2018).

Sharp power strategies are being severely underestimated by western policy makers and advisors, who tend to focus on more classical conceptions of the exercise of power. As an example, the “Framework document” issued by the Spanish Institute for Strategic Studies on Russia-Africa relations (Mora Tebas 2019). The document completely ignores sharp power, labelling Russian interest in communication markets as no more than regular soft power without taking into consideration de disinformative and manipulative nature of these actions.

A growing interest in Africa 

Over the past 20 years, many international actors have shifted their interest towards the African continent, each in a different way.

China has made Africa a mayor geopolitical target in recent years, focusing on economic investments for infrastructure development. Such investments can be noticed in the Ethiopian dam projects such as the Gibe III, or in the Entebbe-Kampala Expressway in Uganda.

This could be considered as debt-trap diplomacy, as China uses infrastructure investments and development loans to gain leverage over African countries. However, there is also a key geopolitical interest, especially in those countries with access to the Red Sea and the Indian Ocean, due to the One Belt One Road Initiative. This project requires a net of seaports, where Kenya, and specifically the port of Lamu, could play a key role becoming a hub for trade in East Africa (Hurley, Morris and Portelance 2019).

Also, Chinese investments are attractive for African countries because they do not come with prerequisites of democratization or transparent administration, unlike those from western countries.

Yet, even though both China and Russia use sharp power as part of their foreign policy strategies, China does barely use it in Africa, since its interests in the continent are more economic than political. This is based on the view that China is more keen to exploit Africa’s natural resources (Mlambo, Kushamba y Simawu 2016) than anything else.

On the other hand, Russia has both economic and military interests in the region. This is exemplified by the case of Sudan, where in addition to the economic interest in natural resources, there is also a military interest in accessing the Red Sea. In order to achieve these goals, the first step is to grant stability in the country, and it can be achieved through ensuring that public opinion supports the government and accepts Russian presence.

The idea of a Russian world—Russkiy Mir—has grown under Putin and is key to understanding the country’s soft and sharp power strategies. It consists on the expansion of power and culture using any means possible in order to regain the lost superpower status.

However, this approach must not be seen only as a nostalgic push to regain status, but also from a purely pragmatic point of view, since economic and practical factors have “pushed aside ideology” in the competition against the West (Warsaw Institute 2019).

The recent Russia-Africa Summit (23-24 October 2019), that took place in Sochi, Russia, proves how Russia has pivoted towards Africa in recent years, offering infrastructure, energy and other investments as well as arms deals and different advisors. The outcome of this pivoting is being quite beneficial for Moscow in strategic terms.

The Kremlin’s interest in Africa was not remarkable until the post Crimea invasion. The economic sanctions imposed after the occupation of Crimea forced Russia to look further abroad for allies and business opportunities. For instance, as part of this policy there a more robust involvement of Russia in Syria.

The Russian strategy for the African continent involves benefiting favourable politicians through political and military advisors and offering control on media influence (Warsaw Institute 2019). In exchange, Russia looks for military and energy supply contracts, mining concessions and infrastructure building deals. Moreover, on a bigger picture, Russia—as well as China—aims to reduce the influence of the US and former colonial powers France and the UK.

Leaked documents published by The Guardian (Harding and Buerke 2019), show this effort to gain influence on the continent, as well as the strategies followed and the degree of cooperation with the different powers—from governments to opposition groups or social movements.

However, the growth of Russia’s influence in Africa cannot be understood without the figure of Yevgeny Prigozhin, an extremely powerful oligarch which, according to US special counsel Robert Mueller, was critical to the social media campaign for the election of Donald Trump in 2016. He is also linked to the foundation of the Wagner group, a private military contractor present among other conflicts in the Syrian war.

Prigozhin, through a network of enterprises known as ‘The Company’ has been for long the head of Putin’s plans for the African continent, being responsible of the growing number of Russian military experts involved with different governments along the continent, and now suspected to lead the push to infiltrate in the communication markets.

Between 100 and 200 spin doctors have already been sent to the continent, reaching at least 10 different countries (Warsaw Institute 2019). Their focus is on political marketing and specially on social media, with the hope that it can be as influential as in the Arab Springs.

Main targets

Influence in the media is one of the key aspects of Russia’s influence in Africa, and the main targets in this aspect are the Central African Republic, Madagascar, South Africa and Sudan. Each of these countries has a potential for Russian interests, and is targeted on different levels of cooperation, from weapons deals to spin doctors (Warsaw Institute 2019), but all of them are targets for sharp power strategies.

However, it is hard for a foreign government to directly enter the communication markets of another country without making people suspicious of its activities, and that is where The Company plays its role. Through it, pro-Russian editorial lines are fed to the population of the target states by acquiring already existing media platforms—such as newspapers or television and radio stations—or creating new ones directly under the supervision of officials of the Ministry of Foreign Affairs, this ensures that the dominant frames fit Russia’s interests and that of its allies.

Also, the presence of Russian international media is key to its sharp power. Russia Today and Sputnik have expanded their reach by associating with local entities in Eritrea, Ivory Coast, etc. Russian radio services have been expanded to Africa as well as a key factor in both soft and sharp power.

Finally, social media are a great way of distributing disinformation, given its global reach and the insufficient amount of fact-checkers devoted to this area. There, not only Russian media can participate but also bots and individual accounts are at the service of the Kremlin’s interests.

Madagascar

Although Madagascar is viewed by the Kremlin as a high cooperation partner, it doesn’t seem to have much to offer in geopolitical terms other tan mining concessions for Russian companies. Therefore, Russian presence in Madagascar was widely unexpected.

During the May 2019 election, Russia backed six different candidates, but none of them won. In the final stages of the campaign, the Kremlin changed its strategy and backed the expected and eventual winner, Andry Rajoelina (Allison 2019). This could be considered a fiasco and ignored because of the disastrous result, but there is a key aspect that shows how Russia is trying to shape public opinion across the continent.

Although political advisors and spin doctors were only one part of the plan, Russia managed to produce and distribute the biggest mass-selling newspaper along the country with more than two million copies every month (Harding and Buerke 2019). Though it did not seem to have any major impact on the short term, it could be an important asset for shaping public opinion on the long run.

Central African Republic

The Central African Republic (CAR) is of major geopolitical relevance in the whole of the African continent. Due to its location as well as its cultural and ethnic features, it is viewed by the Kremlin as the gate to the whole continent. It is the zone of transition between the Muslim north of the continent and the Christian south (Harding and Buerke 2019).

Given the complicated situation and the context of the ongoing civil war, it can be considered as an easy target for foreign powers. This is mainly due to the power structures being weakened by the war. Russia is part of the UN peacekeeping mission in the CAR, in a combination of soft and hard power. Also, a Russian training centre is operative in the country, and both Moscow and Bangui are open to the inauguration of a Russian military base.

Russia played a key role in the peace deal of February 2019, and since 2017 Valery Zakharov, a former Russian intelligence official, has been an adviser to CAR’s president. All of this, if the peacekeeping operations are successful, would lead to an immense political debt in favour of the Kremlin.

The mineral richness of the CAR is another asset to consider due to the reserves of gold and high-quality diamonds. Also, there is a big business opportunity in rebuilding a broken country, and Russian oligarchs and businessmen would certainly be interested in any public contracts regarding this matter. 

In the CAR, Russia exerts sharp power not only through social media, but also through two print publications and a radio station, which still have limited influence (Harding and Buerke 2019). Through such means, Russia is consistently feeding its frames narratives to a disoriented population, which given the unstable context, would be an easy target to manipulate.  Moreover, the possibility to create a favourable dominant post conflict narrative would render public opinion more likely to accept Russian presence in the future.

Sudan

Sudan is of major geostrategic importance for Russia among many other actors. For long time both countries have had economic, political and military relations, leading to Sudan being considered by the Kremlin as a level 5 co-operator, the highest possible (Harding and Buerke 2019). This relation is enforced by Sudan’s constant claims of aggressive acts by the United States, for which it demands Russia’s military assistance.

Also, Sudan is rich in uranium, bearing the third biggest reserves in the world. Uranium is a key raw material to build a major power nowadays, and Russia is always keen on new sources of uranium to bolster its nuclear industry.

Moreover, Sudan is key in regional and global geopolitics because it offers Russia a possibility to have a military base with access to the Red Sea. Given the amount of trade routes that go through its waters, the Kremlin would be very keen to have said access. Many other powers have shown interest in this area, such as the gulf States, or China with its base in Djibouti being operative since 2017.  

For all these reasons. Sudan is a very special element in Russia’s plans, and thus its level of commitment is greater than in other countries. The election to take place on April 2020 could be considered as one of the most important challenges for democracy in the short term. Russia is closely monitoring the situation in order to draw an efficient plan of action.

Before the end of Omar al-Bashir’s presidency, Russia and Sudan enjoyed good relationship. Russian specialists had prepared reforms in economic and political matters in order to ensure the continuity in power of Bashir, and his fall was a blow to these plans.

However, Russia will devote many resources to amend the situation in the Sudan parliamentary and presidential election, that will take place in April 2020. In a ploy to maintain power, Al Bashir mirrored the measures employed against opposition protesters in Russia. These tactics consist of using disinformation and manipulated videos in order to portray any opposition movement as anti-Islamic, pro-Israeli or pro-LGBT. Given the fact the core of Sudan’s public opinion is mostly conservative and religious, Russia’s plan consists on manipulating it towards its desired candidate or candidates (Harding and Buerke 2019).

In order to ensure that the Russian framing was dominant, social media pages like Radio Africa’s Facebook page or Sudan Daily were presented like news pages, while being in fact part of a  Russian-backed influence network in central and northern Africa (Alba and Frenkel 2019). The information shown has been supportive of whatever government is in power, and critical of the protesters (Stanford Internet Observatory 2019), which shows that Russia’s prioritary interest is a stable government and weak protesters.

Another key part of the strategy has been pressuring the government to increase the cost of newsprint to limit the possibilities of countering the disinformation distributed with the help pf Russian advisors (Harding and Buerke 2019). The de-democratization of information can prove to be very effective, even more taking into account the fact that social media is not as powerful in Sudan as it is in western countries, so owning the most popular means of communication allows to create a dominant frame and impose it to the population without them even noticing.

South Africa

The economic context of South Africa, with a large economy, a rising middle class and a good market overall, is quite interesting for business and could be one of the reasons why Russia has such an interest in the country. Also, South Africa can be seen as an economic gateway to the southern part of the African continent.

South Africa is a key country for the global interest of Russia. Not only for its mineral richness and business opportunities, but mainly for its presence in BRICS. Russia attempts to use BRICS as a global counterbalance in a US dominated international landscape.

Russia is interested in selling nuclear technology to its allies, and South Africa is no exception. The presence of South Africa in BRICS is key to understand why such a deal would be so interesting for Russia. BRICS may not offer the possibility to create a perfect counter-balance for western powers, mainly due to the unsurpassable discrepancies among the involved countries, but its ability to cooperate comprehensively on limited shared projects and objectives can be of critical relevance (Salzman 2019).

The presence in the country of Afrique Panorama and AFRIC (Association for Free Research and International Cooperation), shows how Russia attempts to exert its influence. Both pages are linked to Prigozhin, but they are disguised as independent. AFRIC was involved in the elections of Zimbabwe, South Africa, Madagascar and DRC (Grossman, Bush y Diresta 2019).

In fact, if public opinion could be shaped in order to make Russia’s interests like nuclear cooperation acceptable by South Africa, the main obstacle would be surpassed, and a comprehensive plan of cooperation would be in play sooner than later.

The elections of May 2019 were one of the main priorities for Russia. The election saw Cyril Ramaphosa elected, as successor of Jacob Zouma. Ramaphosa is known to have openly congratulated Nicolás Maduro for his second inauguration and holds good relations with Vietnam. This are indicators of a willingness to have good relations even with anti-western powers, which is of big interest for the Kremlin. Furthermore, he has a vast business experience, being the architect of the most powerful trade union in the country among other achievements and initiatives, which would see him open to strike deals with Russian oligarchs in the mineral or energetic fields.

All this considered, South Africa is of extreme relevance for Russia, and thus its efforts to be able to shape public opinion. This could be used to favour the implementation of nuclear facilities as well as electing favourable politicians, creating a political debt to be exploited someday. For now, any activity has been limited to tracking and getting to understand public opinion. However, the creation of new media under some form of control by the Kremlin is one of the priorities for the coming years (Harding and Buerke 2019), and could prove a very valuable asset if it’s successfully achieved. Also, despite what was said in the case of Sudan, the importance of social media is not to be forgotten or underestimated, especially given the advantage of English being an official language in the country.

The bigger picture

From a more theorical point of view, that of the Flow and Contra-flow paradigm, Russia attempts to set the political agenda through mass media control, as well as impose its own frames or those that benefit its allies. Also, given the proportions of the project, we could talk about an attempt to go back to the cultural imperialism doctrines, where Russia attempts to pose its narrative as a counterflow of the western narratives. This was mainly seen during the cold war, when global powers attempted to widely spread their own narratives through controlling said information flows, arguably as a form of cultural imperialism.

This can be seen as an attempt to counterbalance the power of the US and western powers by attempting to shift African countries towards non-western actors. And African countries may be interested in this idea, since being the centre of the competition could mean better deals and business opportunities or investments being offered to them.

It would be a mistake to think that Russia’s sharp power in Africa is just a tool to help political allies get to power or maintain it. Beyond that, Russia monitors social conflicts and attempts to intensify them in order to destabilize target countries or exterior powers (Alba and Frenkel 2019). Such is the case in Comoros, where Prigozhin employees were tasked to explore the possibilities of intensifying the conflict between the local government and the French administration (Harding and Buerke 2019). Again on a broader picture of things, the attempt to develop an African self-identity through the use of sharp power looks to reduce the approval of influence of western democracies on the continent, thus creating a context ideal for bolstering dependence on the Russian administration either through supply contracts or political debt.

In conclusion, the recent growth of Russia’s soft and above all sharp power in Africa could potentially be one of the political keys in the years to follow, and it is not to be overlooked by western democracies. Global media, supranational entities and public administrations should put their efforts on providing civil society with the tools to avoid falling for Russia’s manipulative tactics and serve as guarantors of democracy. The most immediate focus should be on the US 2020 election, since the worst-case scenario is that the latest exercises of Russia’s sharp power in Africa are a practice towards a new attempt at influencing the US presidential election in 2020.

 

REFERENCES

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