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Artículo elaborado con las ideas de: Pedro Villalobos y Laura Moreno

El pasado mes de noviembre, en una de las sesiones “Mi Experiencia Dirigiendo Personas”  del Máster de Dirección de Personas en las Organizaciones, los alumnos recibieron al profesional de los recursos humanos, Manuel Echanove. Durante su carrera profesional ha pasado por distintas empresas, entre las cuales están  “France Telecom España”, como parte del comité directivo y también fue el miembro más joven del comité de dirección de Telefónica.

Durante la conferencia mencionó los momentos cruciales familiares y profesionales que lo han hecho ser el profesional que es hoy en día. Inició hablando sobre el paradigma de las tecnologías que hace que el mundo, y en concreto el profesional, avance a un ritmo exponencial. Insiste en que las empresas y las personas deben tener la capacidad de adaptarse al cambio, especialmente en lo que a cultura empresarial se refiere. Esto último sin perder de vista la importancia del desarrollo y la creación de talento, como “un padre que no descuida de su familia, con las exigencias que eso requiere”.

Habla con avidez sobre los pasos para cambiar el mundo. El primero y más importante es empezar por uno mismo y, que “aunque a veces sintamos que lo que hacemos es solo una gota en el mar, el mar sería menos si faltara esa gota”. Para cambiarse a uno mismo es clave, según el directivo, aprender de los errores y rodearse de gente buena.

 

El siguiente paso es encontrar con quién cambiarlo. Hay que elegir quiénes van a estar cerca. Pensar en cuál va a ser la materia prima que forme parte del equipo, y cuidarlo cuando se decida. La técnica para mantener y cuidar ese equipo es conocer a las personas que lo conforman, y de esta manera generarar relaciones de confianza.  Afirma Echanove que se debe ser experto en conocer a las personas, y las herramientas ideales de liderazgo con las que se cuenta. Otra técnica, es nunca evitar conversaciones incómodas, por el contrario, hay que afrontarlas aunque cueste. Las conversaciones que no se tienen se convierten en fantasmas y el equipo no conseguira centrarse en lo verdaderamente importante.

 

Por último, hay que identificar la meta que se quiere alcanzar, el “para qué” trabajamos. Es importante encontrar sentido y propósito a lo que se hace. Por eso, la cultura empresarial es la base para lograr ese “cambiar al mundo”, aunque llevarlo a la práctica sea complicado. Cualquier estrategia sin una cultura coherente que la soporte no será fructífera.

La sesión finalizó con una reflexión sobre los retos personales y profesionales que ofrece el siglo XXI. El aumento del uso de la tecnología, como las redes sociales, han hecho a las personas mas impacientes y egoistas que nunca antes, por lo cual aconseja a los estudiantes que no olviden la importancia de amar a las personas que los rodean y alcanzar la madurez personal y profesional para que los cambios que generen sean positivos para los demás. Lo que significa pasar de la rebeldía a tener un espíritu de servicio a los demás. Y el único camino para esto es la autoexigencia, la confianza y la humildad.

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